Este monumental edificio emplazado en Camboya nació como centro dedicado a Vishnu. Majestuoso e imponente, en sus formas encierra la cadencia del cosmos. Se trata del templo de Angkor Wat y está considerado el templo religioso más grande del mundo.
La construcción de Angkor Wat: una hazaña colosal
El rey que construyó el templo más grande del mundo
Angkor Wat está situado en la provincia de Siem Reap y es una de las maravillas arquitectónicas más importantes de la historia. Ocupa unas 200 hectáreas de extensión, en las que se incluye un lago perimetral. Su construcción dio inicio durante el reinado de Suryavarman II (1113–1150 d.C.), en el apogeo del Imperio Khmer. Durante este período de expansión territorial, este monarca consolidó su dominio en sucesivas campañas militares, especialmente contra Champa y otras regiones del sudeste asiático, que culminaron con éxito. Bajo su liderazgo, el Imperio Khmer alcanzó su mayor extensión territorial hasta el punto de englobar partes de la actual Tailandia, Vietnam, Laos, Birmania y Malasia.
Angkor Wat, la obra maestra ejecutada bajo su reinado, se concibió tanto como un símbolo de poder político y divino como una expresión de su devoción religiosa. Reflejaba la capacidad de Suryavarman II para movilizar enormes recursos y organizar a miles de trabajadores, entre los que se incluían arquitectos, escultores y esclavos. Así, consolidaba su autoridad como gobernante supremo.
El templo se construyó utilizando bloques de arenisca extraídos de canteras ubicadas a unos 40 kilómetros al noreste del sitio. Se estima que se transportaron entre cinco y diez millones de bloques en balsas a través de un sistema de canales. Alguno de estos bloques rondan los 1500 kilos de peso. Los investigadores sugieren que la construcción se completó en un tiempo sorprendentemente corto para su escala, al cabo de unos 30 o 40 años.
Diseño y simetría
La arquitectura de Angkor Wat es un ejemplo sobresaliente del estilo clásico del arte Khmer, caracterizado por su simetría, sofisticación y ornamentación detallada. El diseño del templo sigue un modelo del templo-montaña, el hogar de los dioses en la cosmología hindú.
El templo se distribuye en tres niveles principales, cada uno de los cuales representa un plano distinto de la existencia espiritual. El nivel más alto, con sus cinco torres en forma de loto, representa el Monte Meru y está reservado para las entidades divinas. La torre central, que alcanza una altura de 65 metros, puede verse desde varios kilómetros a la redonda.
Un mandala en piedra
Construido en honor al dios Vishnu, el templo representaba el cosmos hindú. El templo no solo glorificaba a Vishnu, sino también al propio rey. Este aseguraba su legado como chakravartin o rey universal, al demostrar su conexión con lo divino, un concepto clave para la legitimidad real en la cultura Khmer. Por otro lado, Angkor Wat pudo tener igualmente un propósito funerario. Su orientación hacia el oeste, tradicionalmente asociada con la muerte en el hinduismo, indica que podría haber sido diseñado como mausoleo para el soberano.
La arquitectura religiosa de Angkor Wat destaca por su representación simbólica del cosmos hindú en forma de un mandala tridimensional. El complejo está diseñado como una réplica del universo, con el Monte Meru, la morada de los dioses, recreada en las torres centrales. Los muros concéntricos y el foso que rodea el templo, por su parte, representarían las cadenas montañosas y los océanos cósmicos. Este diseño no solo refuerza el carácter sagrado de la construcción, sino que también convierte al templo en un espacio de meditación y conexión espiritual con el universo.
Los fantásticos relieves de Angkor Wat
Los extensos relieves de Angkor Wat constituyen otro elemento fundamental de la arquitectura del templo. Estos relieves cubren unos 1200 metros cuadrados de superficie y narran escenas de épicas hindúes como el Ramayana y el Mahabharata. Un ejemplo destacado es el Batido del Océano de Leche, que ilustra un mito de creación donde los dioses y los demonios trabajan juntos para extraer el elixir de la inmortalidad. Estas representaciones iban más allá de lo decorativo, pies también servían de herramientas pedagógicas para comunicar narrativas religiosas y valores espirituales a quienes visitaban el templo.
Del pasado al presente del templo más grande del mundo
Angkor Wat no solo funcionó como un lugar de culto, sino también como un centro administrativo y simbólico del poder de Suryavarman II. Puesto que el templo servía como una representación física del orden cosmológico y político del imperio, el monarca consiguió centralizar la religión, el arte y la administración en un solo lugar.
A finales del siglo XIII, el templo se destinó al culto budista, un cambio que reflejaba la transición religiosa del Imperio Khmer. Durante este período, se añadieron estatuas budistas y otras modificaciones para adaptarse a la nueva religión predominante. Sin embargo, el núcleo arquitectónico y simbólico del templo permaneció intacto.
El templo camboyano ha tenido que enfrentarse a siglos de abandono, saqueo y deterioro. En 1992, se incluyó en la Lista del Patrimonio Mundial de la UNESCO, lo que catalizó los esfuerzos internacionales de conservación y restauración. Al mismo tiempo, este reconocimiento produjo un incremento del turismo masivo que, si bien lo consolidó como un destino viajero importante, también contribuyó a provocar daños en las estructuras. El reto para el futuro exige la aplicación de políticas que combinen de manera equilibrada el turismo con la preservación y la consolidación.
Angkor Wat es mucho más que el templo más grande del mundo. Es un testimonio de la ingeniería, el arte y la espiritualidad Khmer, un reflejo de su visión cosmológica y un monumento a su ambición política. A través de los siglos, ha servido como lugar de culto, posible tumba real y símbolo cultural. Su majestuosidad arquitectónica y artística lo convierten en una de las grandes maravillas de la humanidad.
Referencias
- Fletcher, Roland; Damian Evans; Christophe Pottier y Chhay Rachna. 2015. “Angkor Wat: An Introduction”. Antiquity, 89: 1388-1401. doi:10.15184/aqy.2015.178
Cortesía de Muy Interesante
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