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- Autor, Redacción
- Título del autor, BBC News Mundo
El papa Francisco hizo un testamento en 2022 en el que da instrucciones sobre el lugar y modo en el que se ha de realizar su sepultura, reveló el Vaticano este lunes.
El pontífice, quien murió este lunes a los 88 años a consecuencia de un infarto cerebral, pidió en su última voluntad que sus restos descansen en la Basílica Papal de Santa María la Mayor de Roma.
Según el documento, Francisco dijo que su elección respondía a que había dedicado su vida a la Virgen María, por lo que optaba por ese templo, en el que tendría un nicho austero.
“Mi vida y mi ministerio sacerdotal y episcopal los he confiado siempre a la Madre de Nuestro Señor, María Santísima”, escribió en su testamento.
“Deseo que mi último viaje terrenal termine en este antiquísimo santuario mariano, al que acudía en oración al inicio y al final de cada Viaje Apostólico, para encomendar confiadamente mis intenciones a la Madre Inmaculada y agradecerle sus dóciles y maternales cuidados”, añadió.
En el documento también pide que sus restos descansen en un nicho discreto. “El sepulcro debe estar en la tierra; sencillo, sin decoración particular y con la única inscripción: Franciscus”, escribió.
Además, dejó instrucciones para que los gastos de su entierro fueran cubiertos por un benefactor al que designó con antelación.
A diferencia de Francisco, desde el siglo X otros papas han seguido la tradición de ser enterrados en la cripta vaticana donde también está la tumba de San Pedro.

El testamento completo (29/jun/2022)
Sintiendo que se acerca el ocaso de mi vida terrena, y con viva esperanza en la Vida Eterna, deseo expresar mi voluntad testamentaria sólo en cuanto al lugar de mi sepultura.
Mi vida y mi ministerio sacerdotal y episcopal los he confiado siempre a la Madre de Nuestro Señor, María Santísima. Por tanto, pido que mis restos mortales descansen esperando el día de la resurrección en la Basílica Papal de Santa María la Mayor.
Deseo que mi último viaje terrenal termine en este antiquísimo santuario mariano, al que acudía en oración al inicio y al final de cada Viaje Apostólico, para encomendar confiadamente mis intenciones a la Madre Inmaculada y agradecerle sus dóciles y maternales cuidados.
Pido que se prepare mi sepulcro en el nicho de la nave lateral entre la Capilla Paulina (Capilla de la Salus Populi Romani) y la Capilla Sforza de la citada Basílica Papal, como se indica en el anexo adjunto.
El sepulcro debe estar en la tierra; sencillo, sin decoración particular y con la única inscripción: Franciscus.
Los gastos para la preparación de mi entierro serán cubiertos por la suma del benefactor que he dispuesto, que será transferida a la Basílica Papal de Santa María la Mayor y para la cual he encargado las oportunas instrucciones al Arzobispo Rolandas Makrickas, Comisario Extraordinario del Capítulo Liberiano.
Que el Señor dé una merecida recompensa a quienes me han amado y seguirán rezando por mí. El sufrimiento que se hizo presente en la última parte de mi vida lo ofrecí al Señor por la paz mundial y la fraternidad entre los pueblos.


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Santa María la Mayor
La Basílica Papal de Santa María la Mayor es uno de los templos católicos más antiguos de Roma. Es una de las cuatro basílicas papales de la ciudad, junto con la de San Pedro, San Juan de Letrán y San Pablo Extramuros.
Su principal ícono es una imagen bizantina de la Virgen María cargando al niño Jesús, la cual es conocida como la “Salus Populi Romani” (protectora del pueblo romano) y que es muy venerada por los creyentes de la capital italiana.
Sus orígenes se remontan al tiempo de los primeros cristianos. Según la tradición, en el año 352 d.C. la virgen apareció en un sueño a un matrimonio romano al que le pidió que se erigiera un templo en un lugar que les habría de indicar.
El sitio fue un punto en el monte Esquilino de Roma, donde un día caluroso de agosto cayó una milagrosa nevada que marcó la planta del primer templo. El llamado Milagro de la Nieve es celebrado en la actualidad el 5 de agosto.
Aunque a lo largo de los siglos ha sufrido algunas modificaciones, la basílica es el único templo de su tipo en Roma que mantiene su estructura original paleocristiana.

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El papa Alejandro VI (1492-1503) encargó su revestimiento artesanal dorado con el primer cargamento de oro que llegaba de la América española por orden de la reina Isabel la Católica, según la agencia EFE.
Desde el siglo XVIII presenta el estilo barroco que se conserva hasta la actualidad.
A lo largo de los siglos, el templo ha tenido una estrecha relación con España. El rey Felipe IV, uno de sus benefactores, tiene una estatua en la entrada de la basílica. En 1953, el papa Pío XII reconoció en su bula ‘Hispaniarum Fidelitas’ los “privilegios honoríficos” españoles en favor de la basílica.
Francisco dispuso en su testamento que su tumba debe estar entre la capilla Paulina (dedicada a la imagen de la Virgen) y la capilla Sforza.

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