
Quien se encuentra sentado en la oficina Oval en la Casa Blanca -Donald Trump- debería de hacer “un alto en el camino” y analizar -hasta donde su capacidad de raciocinio se le permita- qué es lo que ha provocado y hasta dónde pueden llegar las consecuencias con las radicales -a veces ambiguas- acciones, decisiones y posturas que ha asumido en los últimos 8 meses desde que llegó nuevamente a la presidencia.
Solamente analicemos cuatro hechos, acontecimientos, percances o declaraciones de lo sucedido en los últimos días para darnos cuenta -por sentido común- de quien los ha provocado. Primero, el asesinato del activista Charlie Kirk, quien era un pregonero del movimiento Make America Great Again (MAGA) que encabeza Donald Trump, y quien de acuerdo con los fiscales que investigan el caso -que aún no atribuyen un motivo especifico-, hablan de que hay pistas que arrojan luz sobre la conducta de supuestas alusiones al odio, según le comento a su compañero de cuarto del agresor, a quien le dijo “Ya tuve suficiente de su odio… Hay odios que no se pueden negociar… ese tipo -Charle Kirk- difunde demasiado odio”; segundo, los disparos al edificio de la cadena de televisión ABC en Sacramento -capital de California- a consecuencia de la suspensión del programa del comediante Jimmy Kimmel, quien fue sancionado por presiones del mandatario por ser el protagonista de muchas de sus bromas; tercero, el ataque del francotirador a una oficina de procesamiento del Servicio de Inmigración y Control de Aduanas (ICE) en Dallas, Texas, quien dejó una nota donde señalaba, “Ojala esto provoque verdadero terror en los agentes del ICE, al pensar: ‘¿Habrá un francotirador con balas perforantes en ese techo?”, incidente que es producto de la campaña antiinmigrante del presidente con la serie de indiscriminadas redadas que ha emprendido en todo el país; y cuarto, la ambigua posición respecto a la guerra entre Ucrania y Rusia, de la que dijo hace poco más de un mes que “la guerra puede terminar en cualquier momento, si Vladimir Zelenski lo desea”, cediendo el territorio que Rusia había invadido, mientras que el martes en su discurso ante la ONU el presidente estadounidense cambió su postura al señalar que Ucrania podría restablecer sus fronteras previas a la invasión rusa si los países de la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN) “colaboran” de una manera más activa en el conflicto.
Donald Trump se encuentra en el centro de la erupción de la violencia política y la controversia. Es un mandatario que inspira a la gente a lanzar amenazas y emprender acciones sin pensar en las consecuencias -a favor o en contra-. Con sus acciones es el único responsable de la manera como el tejido social estadounidense se ha transformado con hechos de violencia y confusión, y de esa manera será recordado por la historia, no como merecedor del Nobel de Paz que tanto anhela, como lo externó esta semana desde la tribuna de la ONU.
Usted, ¿qué opina?
Cortesía de El Informador
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