
Está programado para este lunes 10 de noviembre que se presente el informe mensual de oferta y demanda agrícola del Departamento de Agricultura de Estados Unidos (USDA), conocido como WASDE. Aunque parezca un documento técnico, su impacto es profundo: determina precios internacionales, orienta decisiones de inversión en el campo y permite anticipar crisis alimentarias.
En un contexto de incertidumbre global y tensión local, este informe se convierte en una brújula para productores, gobiernos e inversionistas.
Contar con datos confiables del sector agrícola no es solo útil, es vital. El informe WASDE ofrece estimaciones sobre producción, consumo, exportaciones e inventarios de productos clave como maíz, trigo, soya y arroz, y permite prever movimientos de precios internacionales, tomar decisiones de siembra y comercialización, diseñar políticas públicas de apoyo al campo, así como evaluar riesgos climáticos y geopolíticos.
Estos datos permiten entender el pulso del mercado global y anticipar sus efectos locales. Por ejemplo: inventarios bajos pueden anticipar aumentos de precios, altos rendimientos pueden indicar sobreoferta y presionar los precios a la baja y cambios en exportaciones reflejan tensiones geopolíticas o climáticas.
La Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) ha subrayado que la volatilidad en los precios de los alimentos está estrechamente ligada a la falta de información oportuna y confiable. En su último informe, destaca que la producción agrícola mundial enfrenta desafíos crecientes por el cambio climático, el aumento de costos y la presión demográfica, lo que hace aún más valioso contar con datos estadísticos sólidos y estrategias de inversión.
El dato más actualizado de precios de alimentos de la FAO muestra un descenso de 21.1% en octubre, por segundo mes consecutivo, al alcanzar el índice 126.4 puntos, por debajo del máximo de marzo de 2022. Esta baja se debe a la abundancia de oferta en cereales, carne, lácteos y azúcar, aunque los aceites vegetales subieron por escasez en regiones clave como el Mar Negro e Indonesia.
En nuestro país, el Servicio de Información Agroalimentaria y Pesquera (SIAP) publica monitoreos diarios de precios del sector primario, pero estos datos deben integrarse con análisis internacionales para tener una visión completa y tomar decisiones informadas.
El campo mexicano evoluciona entre la presión y la esperanza
En México, el campo vive momentos de tensión. Agricultores de al menos 17 estados se han manifestado exigiendo precios de garantía para el maíz, solicitando un mínimo de 7,200 pesos por tonelada, que les permita cubrir sus costos de producción y asegurar una ganancia justa, porque los precios internacionales son insuficientes para cubrir costos productivos (fertilizantes, semillas, maquinaria, agua y energía, mano de obra, transporte y almacenamiento, además de las deudas adquiridas durante el ciclo agrícola).
El precio del maíz en la bolsa de Chicago (CBOT) cerró el viernes en 3,119.57 pesos por tonelada (169 dl/ton, Futuro maíz ZCZ5) y ha subido 5.36% en tres meses; aun con el avance, el precio internacional es 56% inferior a lo que solicitan los agricultores. La respuesta del gobierno es otorgar una aportación conjunta de 950 pesos por tonelada, que ubica el precio del maíz alrededor de los 4,000 pesos por tonelada y sigue estando por debajo de lo demandado y deja a los productores en una posición vulnerable.
De lo anterior surge la siguiente pregunta ¿Son positivos los precios de garantía? Sí, si se basan en datos objetivos y se aplican con transparencia. De lo contrario, pueden distorsionar el mercado y generar dependencia. Aquí es donde informes como el WASDE y los índices de la FAO se vuelven esenciales. Permiten evaluar si los precios exigidos son viables, si responden a condiciones reales del mercado y si pueden sostenerse sin afectar la competitividad.
La producción de alimentos es un bien público
La generación de alimentos no es solo una actividad económica: es la base de la seguridad alimentaria y la estabilidad social. Invertir en el campo, proteger a los productores y fomentar la transparencia en los mercados son acciones que benefician a toda la sociedad.
Pero para lograrlo, necesitamos información confiable, accesible y bien interpretada. Los datos estadísticos, como los índices de precios, los rendimientos por región, y las proyecciones de oferta y demanda, deben traducirse en decisiones concretas: inversión, regulación, apoyo técnico y comercialización justa. Y si México quiere proteger su campo, debe escuchar lo que los datos tienen que decir.
Cortesía de El Economista
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