¿El vertedero de basura más alto del mundo? El Everest y el precio ambiental de conquistar la cima del mundo

La montaña más alta del planeta Tierra tiene un montón de problemas por culpa de los desechos que dejan sus visitantes. Y no hablamos solo de restos de comida de los montañeros, de latas de cerveza o de combustible, sino también de heces humanas.

El Everest, símbolo de aventura y superación, es también el escenario de un problema creciente: los residuos. Tiendas abandonadas, garrafas y restos orgánicos se acumulan en sus rutas y alrededores. A pesar del esfuerzo de porteadores y escaladores por recoger la basura, el verdadero reto comienza después.

Hoy, distintas iniciativas locales y tecnológicas buscan transformar este alud de desechos en oportunidades sostenibles, desde biodigestores hasta centros de reciclaje artístico.

¿El vertedero más alto del mundo? El Everest, su crisis de basura y el precio ambiental de conquistar la cima del mundo
Basura en el techo del planeta: los problemas ocultos del Everest Ilustraci´ón artística: Sora / ERR.

Una cima legendaria… y cada vez más sucia

Hay quien lo ha descrito como el montón de basura más alto del mundo. Pero Alton Byers, geólogo en el Instituto para la Investigación Ártica y Alpina en la Universidad de Colorado en Boulder (EE. UU.), no está del todo de acuerdo.

El verdadero problema está en los alrededores de la montaña, donde existen docenas de vertederos junto a los pueblos y complejos turísticos del Parque Nacional Sagarmatha (Nepal), cuna del Everest.

El primer destino de aventura del mundo

En 1922, varios montañeros que formaban parte de la expedición británica Monte Everest hicieron el primer intento de llegar a la cima del mundo, pero no lo lograron. En 1953, Edmund Hillary y Tenzing Norgay fueron los primeros en llegar a su pico. Desde entonces, miles de viajeros intrépidos han seguido sus pasos.

A finales de la década de 1990, de hecho, el Everest se convirtió en el primer destino mundial de turismo de aventura. En años más recientes, el Parque Nacional Sagarmatha (Nepal) recibe un promedio de 150 000 visitantes cada año, y cientos de ellos se lanzan a escalar su cima, según Byers.

Los escaladores que llegan por primera vez a su falda, tal vez se sorprenden de toparse con tiendas de campaña medio enterradas, garrafas de combustible y otros objetos de viejos campamentos base.

Aunque, por lo general, porteadores y escaladores suelen limpiar la zona antes de que termine la temporada de escalada. “Es admirable su esfuerzo por llevarse toda la basura y dejarlo recogido”, opina Byers. El problema es qué pasa luego con esa basura.

¿El vertedero más alto del mundo? El Everest, su crisis de basura y el precio ambiental de conquistar la cima del mundo
La cuna del Everest también necesita ser cuidada: los pueblos del Parque Nacional Sagarmatha enfrentan un desafío ambiental sin precedentes. Ilustración artística: Sora / ERR.

Cuando los residuos se transforman en conciencia

No dejan de inventarse soluciones posibles para el aluvión de vertidos en los alrededores del Everest. Entre los miles de turistas que lo visitan cada año, unos cuantos han decidido quedarse y hacer lo posible para limpiar el parque natural de forma eficiente y sostenible.

Por ejemplo, el proyecto Mount Everest Biogas se centra en limpiar Gorak Shep, un pueblo junto al monte, que está localizado a 17 000 pies de altitud.

Su plan es redirigir la basura humana a un sistema de digestión anaeróbica, descrito en su web como “un gigantesco tanque donde los microorganismos se alimentan de una mezcla de agua y bacterias de los desechos orgánicos. Así, descomponen la basura y, con ello, producen metano y aguas residuales de baja toxicidad”. Una forma más ecológica de lidiar con la porquería.

Otra propuesta es la de Sagarmatha Next, una organización sin ánimo de lucro que pretende reciclar residuos recogidos en la zona y convertirlos en manifestaciones artísticas. Su objetivo es construir en el pueblo de Namche Bazaar un centro para la gestión de la basura, el arte y el desarrollo.

Legislación y regulación: ¿quién cuida del Everest?

Paralelamente a la limpieza de toneladas de basura, las autoridades nepalíes han implementado nuevas normativas para controlar el impacto ambiental y la saturación en el Everest. Desde enero de 2025, los escaladores deben cumplir varios requisitos: destino previo a una cima de más de 7 000 m, certificados médicos emitidos por entidades oficiales, seguro obligatorio y contratación de guías nepalíes para expediciones en picos “ochomil”.

Una medida clave es el depósito de basura: desde 2014, todo escalador debe llevar al menos 8 kg de residuos de vuelta, incluidas heces, para recuperar un depósito de 4 000  dólares. Además, se distribuyen bolsas biodegradables con tratamiento para olores, obligatorias para el transporte de excrementos humanos desde los campamentos altos.

Sin embargo, la aplicación no está exenta de problemas. Casos recientes, como escaladores sin guía presente, muestran las dificultades para fiscalizar en terreno.

Basura
Desde heces humanas hasta tiendas abandonadas: los residuos en la montaña más alta del mundo son un problema real. Ilustración artística: Sora / ERR.

La economía del Everest: entre ingresos y residuos

El turismo en el Everest representa una fuente vital de ingresos para Nepal. Solo los permisos de escalada aportan cientos de millones anualmente. Un permiso para subir en temporada alta costaba unos 11. 000  dólares en 2023, pero subirá a 15. 000  dólares a partir de septiembre de 2025 . Además, 150. 000 visitantes, entre montañeros y turistas, generan empleos directos e indirectos: guías, sherpas, porteadores, alojamiento y comercio local .

Sin embargo, esta bonanza económica acarrea costos ecológicos significativos. Solo durante los picos de actividad —abril-mayo y octubre-noviembre— quee stima que los turistas generan más de 4  toneladas de residuos al día dentro del Parque Nacional . A esto se suma el problema persistente de heces humanas y microplásticos, que contaminan suelos y glaciares

El dilema es claro: ¿puede el Everest sobrevivir a su propio éxito? Subir las tarifas de los permisos podría reducir el número de turistas y generar más fondos para limpieza y conservación, pero también limita el acceso económico y divide beneficios entre los locales . 

Proyectos de turismo responsable, como los eco‑campamentos o el reciclaje artístico, ofrecen alternativas prometedoras . Pero lograr un equilibrio real exige coordinación política, infraestructura de gestión de residuos y educación ambiental. Solo así podrá el Everest sostener su esplendor sin convertirlo en un cementerio de residuos.

Referencias

  • Bajracharya, S., Ghimire, A., & Dangi, M. B. (2021). Generation, characterization, and environmental implications of solid waste and its management in the Everest region. Nepal Journal of Environmental Science. doi: 10.3126/njes.v9i2.37381
  • Byers, A. C., Gustafsson, T., Shrestha, M., & Chhetri, N. (2020). A sustainable solid waste management plan for Sagarmatha (Mt Everest) national park and buffer zone, Nepal. Mountain Research and Development. doi: 10.1659/MRD-JOURNAL-D-20-00018.1

Cortesía de Muy Interesante



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