Que el internet ama a los gatos es una verdad indiscutible. Estos pequeños felinos se han ganado nuestro corazón con su mirada indiferente, sus acrobacias imposibles y esa mezcla perfecta de ternura y caos. No obstante, más allá de los memes y videos en redes sociales, hay una faceta poco conocida en la historia de los gatos domésticos: han sido responsables directos de la extinción de un gran número de especies.
Uno de los casos más trágicos ocurrió a finales del siglo XIX, en una remota isla de Nueva Zelanda. Allí, una gata doméstica embarazada llamada Tibbles acabó, junto a sus crías, con todos los ejemplares del chochín de Stephens (Traversia lyalli), un ave endémica incapaz de volar. En menos de un año, esta especie única fue exterminada por completo. Esta es su historia.
El comienzo de la tragedia
En 1894, un hombre llamado David Lyall se trasladó con su esposa y su hijo a la remota isla de Cook para comenzar un nuevo trabajo como farero. Con ellos viajaba su gata Tibbles. Todo parecía bien para la familia, sin embargo la llegada de Tibbles, que estaba embarazada, fue un duro golpe para el frágil ecosistema de la isla, pues tan solo un año después de su llegada, ella y sus crías acabaron con un ave nativa del lugar.
De acuerdo con Forbes, antes de la llegada de los Lyall, la isla Stephens era un paraíso para las diversas especies únicas que la habitaban. Una de estas era un raro pájaro cantor que, incapaz de volar, se movía en la maleza al igual que un ratón. Guiada por su instinto cazador, Tibbles llevaba como “regalos” para su dueño algunas de estas aves.
¿Fue culpa solo de Tibbles y sus hijos?
Lyall, quien era un naturalista aficionado, recogió algunos ejemplares que su gata capturaba y preparó sus pieles para enviarlas a algunos expertos, como Walter Buller, Henry Travers y Lionel W. Rothschild. Luego de algunos estudios, Travers y Buller confirmaron que se trataba de una especie desconocida hasta ese momento: el chochín de Stephens.
Durante los meses siguientes Lyall comerció con las pieles e incluso ejemplares conservados en alcohol que enviaba a los naturalistas. Por desgracia, en tan solo un año la población de estas aves fue decreciendo. Finalmente, en 1895 ya no hubo avistamientos. Esto lo confirmaron Travers y Buller tras una serie de expediciones a la isla.
Un artículo de Naukas señala que la culpa por la extinción del Traversia lyalli no solo la tuvo Tibbles, sino también la acción humana. Explica que esta especie ya había sido exterminada en casi toda Nueva Zelanda debido a la introducción de ratas polinesias (Rattus exulans) por los maoríes siglos atrás. La pequeña población que había logrado sobrevivir en la isla de Stephens terminó por extinguirse también en parte por culpa del propio Lyall, que lucraba con los ejemplares (algunos vivos) que enviaba a los naturalistas.
Los gatos, responsables de más extinciones que otros animales
Como señala The Conversation, los gatos son cazadores letales, además se pueden adaptar fácilmente a casi cualquier entorno; por si fuera poco, son animales muy fértiles, lo que los convierte en “una bomba demográfica difícil de parar”. Estas características los convierten en graves amenazas para la supervivencia de otras especies. Según National Geographic, los gatos han contribuido en la extinción de 63 especies de vertebrados, la mayoría aves.
La UNAM menciona que, en México, los gatos están asociados a la extinción de al menos dos especies de aves en islas: el petrel de Guadalupe (Hydrobates macrodactylus) y la paloma de Socorro (Zenaida graysoni), y hay otras amenazadas, ya que los felinos se comen sus huevos. También ha contribuido a la desaparición de roedores y lagartijas endémicas de algunas islas del Golfo de México.
Cortesía de Xataka
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