En 21 días, México debe enviar a Estados Unidos más de la mitad del agua que debió entregar en cinco años

El próximo 24 de octubre, se cumple el plazo de cinco años para que México entregue 2,158 millones de metros cúbicos de agua a Estados Unidos y cumplir con los términos del tratado binacional en la materia, firmado por ambos países en 1944; sin embargo, hasta el 1 de octubre pasado, solo había enviado el equivalente a 46.4%, por lo que, a 21 días de que venza el periodo en cuestión, debe más de la mitad.

Ante esa situación, todo parece indicar que esta vez México no podrá cumplir con el acuerdo y, si bien, el tratado contempla que puede recurrir a una prórroga, se reavivarán las tensiones con el vecino país del norte, muy probablemente encabezadas por el presidente Donald Trump, en un conflicto que, si no se toman las medidas necesarias para contener el consumo en ambos lados de la frontera, puede escalar en cualquier momento.

De acuerdo con especialistas, consultados por este periódico, la situación de escasez de agua, debido a las consecuencias del cambio climático mundial, así como a la rigidez del tratado binacional y la limitada participación social en la toma de decisiones, ha generado problemas en el cumplimiento de los acuerdos. Además, pese a que México ha aceptado reducciones del volumen de agua que recibe de Estados Unidos, no se ha llegado a un acuerdo para que los agricultores texanos bajen el consumo ni para que disminuya la cantidad de líquido que México debe enviarles año con año a través del río Bravo. La clave es bajar la curva del consumo en ambos países.

Aunque el tratado en cuestión ha sido un instrumento clave para gestionar el aprovechamiento y usos del agua de las cuencas de los ríos Colorado, Tijuana y Grande que se convierte en río Bravo, no responde adecuadamente a los retos que afectan la distribución del agua y a la sostenibilidad de ese recurso.

Las principales tensiones están en las cuencas del río Colorado y el río Grande-Bravo, las cuales, si bien en su nacimiento están relativamente cerca, están separadas geográficamente y no se relacionan hidráulicamente una con otra.

Lo que sí comparten es una situación de estrés hídrico, debido al crecimiento de la demanda urbana y actividad agrícola, así como a las prolongadas sequías registradas durante los últimos años. Tan solo los gráficos del reporte del monitor de sequía del 15 de septiembre pasado muestran que a lo largo de la franja fronteriza, desde Tijuana, hasta Nuevo Laredo, hay áreas de sequía excepcional, extrema, severa y moderada.

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Alfonso Andrés, Cortez Lara, investigador de El Colegio de la Frontera norte, unidad Mexicali, explicó que el tratado lo que hace es ordenar la distribución del agua de diferentes cuencas hidrológicas de ambos lados de la frontera.

El artículo 10 establece que Estados Unidos debe asignar como mínimo 1,850 millones de metros cúbicos de agua al año a México del río Colorado, mientras que México debe entregar a su vecino del norte 431.72 millones de metros cúbicos anualmente en ciclos de cinco años, a través de las presas La Amistad, ubicada, en Coahuila (el 30 de septiembre pasado estaba a 25.1% de llenado) y Falcón, en Tamaulipas (12.3%), en la cuenca del río Grande-Bravo. 

Eso quiere decir que antes del próximo 24 de octubre, México debió haber entregado 2,158.6 millones de metros cúbicos.

De acuerdo con registros de la Comisión Internacional de Límites y Aguas (CILA) del 25 de octubre de 2020, cuando inició el ciclo de entregas actual, al 1 de octubre pasado, México había enviado a Estados Unidos, 1,000.32 millones de metros cúbicos de agua a Estados Unidos.

Eso significa que México debe 53.60% del agua que deberá haber entregado a más tardar el 24 de octubre próximo. En los próximos 21 días debería entregar 1,158.30 millones de metros cúbicos para cumplir. http://www.cila.gob.mx/rb/raen3620.pdf

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El miércoles pasado, la presidenta Claudia Sheinbaum aseguró que México cumplirá con la entrega del líquido a Estados Unidos.

La entrega de agua se debe hacer a través de seis afluentes, principalmente del río Conchos que alimenta la presa La Boquilla que es una fuente de agua para enviar a Texas, Estados Unidos y que hasta la semana pasada tenía un nivel de almacenamiento de 48%.

Tensiones en la cuenca del Río Grande-Bravo

El río Grande nace en las montañas de San Juan, en el sur de Colorado, Estados Unidos, recorre 760 kilómetros al sur, atraviesa Nuevo México, hasta llegar a la frontera con México, donde continúa al sureste, aproximadamente 2,000 kilómetros, sirviendo como frontera entre Texas y Chihuahua, Coahuila, Nuevo León y Tamaulipas, hasta desembocar en el Golfo de México.

México no ha podido cumplir con el volumen de entrega a Estados Unidos debido, principalmente a la prolongada sequía que se ha registrado en los últimos cinco años.

Eso ha generado una serie de tensiones en las que se han ido involucrando diferentes autoridades.

Congresistas de Texas han solicitado al gobierno de Estados Unidos la imposición de aranceles a México si no cumple con la entrega de agua.

El 10 de marzo de 2025, el presidente Donald Trump amenazó a México con imponer aranceles a la importación de productos mexicanos o sanciones si no cumple con los términos del tratado binacional de aguas de 1944.

“México les ha estado robando el agua a los agricultores texanos”, dijo el mandatario y señaló que “eso es muy injusto y perjudica gravemente a los agricultores del sur de Texas”.

Sin embargo, el 28 de abril pasado, la Secretaría de Relaciones Exteriores afirmó que los gobiernos de México y los Estados Unidos llegaron a un acuerdo por el bien de ambas naciones para atender el tema de las asignaciones de agua del río Bravo en el actual ciclo de entregas de agua de cinco años.

El gobierno mexicano determinó usar fuentes de agua que no están contempladas en el tratado para cumplir con sus obligaciones de entrega a Estados Unidos, concretamente de Tamaulipas y Nuevo León.

Aun así, los registros de la CILA señalan que no se cumplió con el volumen de envío.

En ese sentido, Cortez Lara recordó que, de acuerdo con lo establecido en el tratado, México puede recurrir a prórrogas, es decir pagarlo al año siguiente, sobre todo porque no trae adeudos del ciclo anterior.

Sin embargo, llama la atención en que, si bien es un recurso al que se ha recurrido en ciclos anteriores, no es sostenible, dada la tendencia de estrés hídrico y sequías prolongadas que se han registrado durante los últimos años en la zona.

De acuerdo con la investigadora Lizbeth Yareli Silva Ramírez, México ha llegado con adeudos en la entrega de agua a Estados Unidos en los ciclos 1992-1997, cuando quedó a deber 1,023 millones de metros cúbicos; 1997-2002 cuando quedó a deber 304,684 millones y en el 2010-2015 cuando el pendiente de entrega fue de 263,246 millones de metros cúbicos. Así lo describe en el análisis “Frontera de Agua. El desafío entre México y Estados Unidos, publicado en la revista IECCMéxico. https://ieccmexicoreview.com/index.php/home/article/view/12/11

Sin embargo, para Cortez Lara lo que debe hacerse es establecer un acuerdo parecido al que se logró en la cuenca del río Colorado para reducir volúmenes de envío, además de implementar medidas de conservación más agresivas en ambos lados de la frontera.

En 2003 durante la administración del presidente Vicente Fox, se tuvo que firmar el acta 309, en la que se estableció invertir 80 millones de dólares, la mitad para México, concretamente en el distrito de riego de Delicias, que se abastece del río Conchos y la mitad para Estados Unidos para realizar obras de eficiencia en el consumo de agua.

Tensiones en la cuenca del río Colorado

El río Colorado nace en las montañas de Colorado, Estados Unidos y fluye 2,330 kilómetros hacia el sur, por Arizona; sirve de límite territorial entre Arizona y Nevada y California y Arizona, hasta cruzar la frontera con México y desembocar en el Mar de Cortés.

En este caso, destaca Cortez Lara, dada la sensible baja en la disponibilidad de agua y la necesidad de mantener los niveles necesarios en las presas de Estados Unidos, tanto para la generación de energía eléctrica como para el consumo humano en California, Nuevo México, Nevada, Arizona y en México, se han llegado a acuerdos para bajar las cuotas de reparto.

“No se está negociando si se recorta o no, sino de qué tamaño son los recortes”.

En los últimos años se han ampliado las medidas de reducción, y volúmenes de transferencias, para mantener niveles aceptables en la presa Hoover, construida en los límites de Arizona y Nevada, que es el embalse desde donde se distribuye el agua hacia México.

Para poder mantener la operación de la central eléctrica instalada en ese lugar, el nivel de almacenamiento debe ser superior a 950 pies sobre el nivel del mar.

Actualmente el nivel de llenado está en 1,055 pies. Eso quiere decir que está a 100 pies de estar en un punto donde deba parar las operaciones de la central eléctrica.

Por otra parte, si su nivel llega a los 895 pies, no solo no se podría generar electricidad, sino que ya no se podría extraer agua para el consumo humano. Eso se llama punto muerto.

Ante esa situación, cuando el nivel de llenado llega a 1,075 pies, se detona un recorte a todos los usuarios de la cuenca, tanto en Estados Unidos como en México.

Lo que hicieron fue reconocer que no es suficiente tomar medidas precautorias para que los niveles de las presas bajen a un estado crítico, señala el académico, incluidas una serie de obras que son financiadas con recursos provenientes del presupuesto de Estados Unidos destinados para mantener la seguridad hídrica regional

Desde 2012 se implementaron ajustes a los volúmenes de distribución, mediante el acta 319. Además, contiene medidas de conservación agresivas, como recortes de diferentes tipos, ahorros y reducciones diferidas.

Contempla 18.5 millones de dólares para financiar obras para la conservación del líquido en México, concretamente en el distrito de riego 014.

Además, se sumó un plan de contingencia que contiene los llamados ahorros voluntarios que comienzan cuando los niveles están en los 1,090 pies sobre el nivel del mar. Todo con la intención de bajar más el riesgo.

El acta 323, que se firmó en 2017, también considera recursos para obras de financiamiento de obra hidráulica y de conservación. Contempla 31.5 millones de dólares para los mismos fines, de los cuales se han ejecutado alrededor de 10 millones. Esa acta tiene vigencia hasta diciembre de 2026.

En el acta 330 se mantienen esas medidas, pero con mayor financiamiento para conservar agua a cambio de volúmenes adicionales. Concretamente México debe ceder un volumen de agua de 493.4 millones de metros cúbicos en tres años, a cambio de los 65 millones de dólares destinados para obras para evitar el desperdicio de agua.

Con ello se logra mantener volúmenes de operación en las presas estratégicas Glen Canyon, localizadas en Arizona y Hoover en Nevada.

Importancia del agua del río colorado para México

Según el tratado internacional, el agua que México obtiene de la cuenca del Río Colorado no debería destinarse para uso urbano, sino para la agricultura. Sin embargo, se han establecido acuerdos para que se pueda usar a través de intercambios con el agua que se extrae de la Mesa Arenosa de San Luis Río Colorado, que forma parte del acuífero del Valle de San Luis Río Colorado Sonora, que, según la Comisión Nacional del Agua, está bajo advertencia de agotamiento.

De ahí se extrae el líquido para las ciudades de San Luis Río Colorado, Sonora, así como para Tecate, Mexicali, Tijuana, Rosarito y Ensenada, Baja California.

Como no hay un acueducto que cruce todo el Valle de Mexicali para abastecer a las ciudades de Baja California antes citadas, desde Sonora, se decidió establecer un intercambio según el cual, se usa agua del río Colorado para el consumo urbano. Eso se debe a que los canales de riego del sistema del río Colorado sí llegan hasta Mexicali y hasta un punto donde se puede bombear el agua hasta Tijuana y áreas vecinas.

El problema es que, ante el crecimiento exponencial de la demanda, debido al crecimiento demográfico de las ciudades de Baja California, es necesario contar con otras fuentes de abasto.

Algo a lo que han recurrido los ayuntamientos para conseguir más agua para el consumo urbano es comprar cantidades adicionales al distrito de riego 014. Por ejemplo, Tijuana paga alrededor de 13,000 pesos por el volumen de agua que se utilizaría en el riego para una hectárea.

Rutas para bajar la tensión por el agua

Para Cortez Lara, una estrategia que se podría seguir para bajar las tensiones internacionales por el agua es encontrar la manera de reducir el consumo en Texas y con ello mantener niveles y seguridad hídrica. Eso quiere decir llegar a acuerdos entre ambas naciones para conservar agua porque la situación es crítica.

“Mientras no cambiemos el enfoque de la gestión de la oferta del agua, por un enfoque de la gestión de la demanda, es decir, bajar la curva de la demanda de agua no se solucionará el problema”.

A su vez Silva Ramírez consideró que si bien los acuerdos alcanzados hasta ahora representan avances hacia una gestión más flexible y adaptativa del agua, su carácter temporal y dependiente del contexto político, las hace insuficientes como solución estructural a largo plazo

En tanto, Cortez Lara enfatiza que México debe implementar medidas para hacer más eficiente la gestión del agua, lo cual implica tareas como tratar agua residual y usarla, eliminar fugas en la distribución, mejorar la eficiencia en la extracción de pozos y en los canales de riego, así como aumentar la eficiencia de los sistemas de riego.

La otra cuestión es negociar las aguas subterráneas, el problema es que no se sabe con exactitud cuánta hay en los 36 de los 37 acuíferos de la zona fronteriza y solo en uno se tiene un acuerdo binacional.

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Cortesía de El Economista



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