En Disney se siguen esforzando, pero deben entender algo: los príncipes y las princesas ya no funcionan

En 1937 vio la luz el personaje que revolucionó el cine de animación del siglo XX y, a su vez, generó uno de los tópicos narrativos por excelencia para la compañía Disney: Blanca Nieves. Entre castillos, tiernos animales, criaturas mágicas, ostentosos vestidos y un príncipe al rescate, las llamadas “princesas Disney” acapararon las pantallas por décadas.

Su trascendencia en la cultura popular ha llegado hasta nuestros días. Con la oleada de remakes, se ha buscado darles no solo un nuevo formato, sino actualizar su mensaje para adecuarlo a la forma de pensar de las nuevas generaciones. Pero ¿qué tan necesarios son los príncipes y princesas en el cine actual? Tal vez sea tiempo de dejarlos ir

Disclaimer. Primeramente, este artículo no se trata de “tirarle hate” a las nuevas versiones de La Bella y la Bestia o La Cenicienta, sino analizar aquella obsesión por el cine norteamericano de presentarnos a la monarquía como los buenos y justos de cada filme. Es decir, desde que Disney puso en el mapa a las princesas como el ideal romántico, se nos han heredado personajes con un destino y poder especial por el simple hecho de pertenecer a la realeza.

El legado de los cuentos de hadas. Aunque la propia historia del cine nos dice que estas historias se contaron previo a la llegada de Walt Disney, fue gracias a su compañía que tuvieron el gran auge. Si bien en su mayoría la primicia central era una historia de amor, se nos solía mostrar a un villano en búsqueda de poder, pero que era detenido por un valeroso príncipe que logra salvaguardar a su pueblo (además del poder del guion, claro está).

De Blancanieves a Mufasa. Incluso todo esto lo podemos ver en el metraje de Mufasa, donde de buenas a primeras el protagonista se convierte en Rey. De ahí viene la clásica historia inspirada en la obra de Shakespeare que, queramos o no, tiene un enfoque pro monárquico de manera idealizada y simbólica. Y sí, con los años se le dieron nuevos enfoques y motivaciones a las protagonistas femeninas, pero que Rapunzel sea envalentonada no le quita su herencia en el reino.

Más allá de Disney. Ahora bien, si dejamos por un momento a lo hecho por la compañía del ratón, también podemos ver este mismo arquetipo en otros proyectos. No vamos lejos, debemos aceptar que El Señor de los Anillos presenta a Aragorn como un héroe hecho y derecho que asciende al trono. No obstante, el gran diferenciador son los hobbits, un grupo de sujetos forzados a salvar el mundo cuando su mayor preocupación era comer tres veces al día.

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De la fantasía a la ciencia ficción. Si nos explayamos, podemos incluso poner de ejemplo a dos protagonistas femeninas que representan ambos bandos: los elegidos y los mortales. No es de sorprender que el personaje de Rey se ganara el odio de los fanáticos de Star Wars por presentarla con grandes habilidades sin desarrollo alguno y tener el descaro de darle el privilegio de una casta “especial” al ser descendiente de Palpatine. Nuevamente, el poder del guion.

Jyn Erso vs Júpiter Jones. Aquí viene algo curioso, mientras se nos presentó a Rey como la nueva elegida, este mismo universo le abrió las puertas a personajes sin destinos marcados en Rogue One. Es entonces donde vemos a la rebelde Jyn Erso que, a pesar de no tener motivación alguna, se une a la lucha por derrocar el imperio. Caso contrario con el personaje de Mila Kunis en El Destino de Júpiter, donde una vez más vemos a una protagonista que debe desempeñar un rol crucial en un conflicto cósmico a causa de su ascendencia.

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Nuevas narrativas. Entonces, no es tanto que no se tenga que utilizar a este tipo de personajes o la narrativa en sí, si no que, resulta cansado hasta cierto punto ver al o la protagonista alcanzar la gloria o conseguir un tipo de poder por el simple hecho de nacer en el lugar adecuado. Además, tampoco estaría mal adecuarlos de manera original a los cambios sociales y puntos críticos de los cuales están consientes las jóvenes audiencias.

Conclusión. Ahora, estamos conscientes que existen decenas de películas y series muy diferentes y que se alejan por completo de estos temas. Lastimosamente, dichos proyectos son a los que se les da mayor difusión o enfoque y es casi una obligación ponerlos como el centro de la conversación. Esperemos el público pueda darle una oportunidad a personajes que sin importar de de dónde provengan, también pueden ser héroes. ¿Ejemplos? Sinners de Ryan Coogler.

Cortesía de Xataka



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