“En la vida y en la ciencia nada existe si no se nombra”, afirma este conocido editor español en una charla magistral

En el siguiente vídeo puedes disfrutar de la charla íntegra de Manuel Pimentel en el evento Science Fest Málaga 2024. Tras el vídeo, te damos una transcripción, por si eres más de leer que de ver y escuchar.

Transcripción completa y editada de la charla de Manuel Pimentel

Bienvenidos. Muy buenas tardes desde Málaga. Muchas gracias, qué alegría ver la sala llena. Quiero empezar agradeciendo en nombre de todos los presentes al presidente de la Diputación y al Alcalde por su presencia, por el apoyo a la ciencia y, por supuesto, por estas magníficas instalaciones. Málaga puede sentirse muy orgullosa, pues es una ciudad que ha sabido complementar sus fuentes tradicionales de riqueza —como el turismo y el comercio— con una apuesta decidida por la tecnología, la ciencia, la cultura y el arte.

El origen de Málaga se remonta a miles de años, desde los fenicios, griegos y tartésicos. Es una ciudad milenaria, pero que sigue mirando hacia el futuro, abrazando la tecnología, lo digital, la inteligencia artificial y la biotecnología. Por eso, qué mejor lugar para celebrar el Science Fest de Muy Interesante. Saludo especialmente a Marta Ariño, quien ha hecho posible este evento.

Hoy nos reunimos personas muy distintas, pero compartimos algo: la sala está llena un sábado por la tarde, con buen tiempo, algo que quizá nadie creería. ¿Sois acaso unos frikis? ¿Gente rara? No, nos unen dos cosas fundamentales: el amor por la ciencia —somos personas curiosas que queremos saber y comprender— y, lo más importante, vemos la ciencia como algo divertido. Por eso este festival combina la ciencia con un toque festivo.

Esas preguntas que nos hacemos, como mencionaba nuestra presentadora, son las que impulsan a la ciencia. Y hoy me toca hablar de algo que ocurrió hace mucho tiempo en esta misma tierra: Tartessos. Esta es una civilización que, según algunos, es la más antigua de Occidente. Es una cultura que sigue siendo enigmática, ya que tiene tanto una parte mítica como una arqueológica.

Manuel Pimentel, Director de Grupo Almuzara.

¿Pero por qué Tartessos es tan conocida? ¿Por qué ha llegado hasta nosotros? Principalmente porque su nombre se ha conservado a lo largo de la historia. En la vida, y en la ciencia, nada existe hasta que se nombra, y Tartessos tuvo la suerte de ser mencionado.

¿Quién lo nombró? Pues, sorprendentemente, la Biblia lo menciona más de 20 veces bajo el nombre de Tarsis. En el Antiguo Testamento, se dice que de Tarsis venían las riquezas del rey Salomón, incluyendo el oro, la plata y el marfil. También sabemos que, según la Biblia, el profeta Jonás intentó huir a Tarsis (Tartessos) cuando Yahvé le ordenó ir a predicar a Nínive. Fue hacia esa tierra donde intentó escapar antes de ser tragado por una ballena.

No solo la Biblia hace referencia a Tartessos. Los griegos también mencionaron esta civilización. Ellos, como nosotros tenemos a nuestros héroes de Marvel, tenían a Hércules, su propio héroe mitológico. Hércules fue enviado a Tartessos en dos ocasiones: primero para robar los bueyes del rey Gerión, y luego para recoger las manzanas doradas del jardín de las Hespérides, que eran custodiadas por ninfas y un dragón.

Con estos padrinos tan ilustres, ¿cómo no iba a perdurar el nombre de Tartessos a lo largo de la historia? Ninguna otra civilización tiene semejante pedigrí o genealogía. Tartessos ha fascinado durante siglos. Sin embargo, durante mucho tiempo se creyó que esta civilización no era más que un mito.

En España, Tartessos apareció en nuestra historia de manera muy particular. En El Quijote, por ejemplo, se menciona cuando Don Quijote confunde dos piaras de ovejas con descomunales ejércitos y entra en combate, creyendo que uno de esos ejércitos era el de los tartesios. Y en esto del mito estábamos cuando apareció otro gran mito: la Atlántida.

Platón situó la Atlántida más allá de las columnas de Hércules, y en el siglo XIX, un norteamericano llamado Ignatius Donnelly escribió un libro titulado Atlantis: The Antediluvian World, en el que afirmaba que la Atlántida existió y que los tartesios eran sus herederos. A partir de ahí, Tartessos y la Atlántida quedaron ligados en un revuelo de mitos y leyendas.

Durante el siglo XX, la idea predominante seguía siendo que Tartessos era solo un mito. Sin embargo, hubo quienes no se conformaron con esa versión y decidieron buscar pruebas arqueológicas. Uno de ellos fue Adolf Schulten, un arqueólogo alemán que, siguiendo los pasos de Heinrich Schliemann (el descubridor de Troya), decidió buscar Tartessos. Schulten se inspiró en la historia de Schliemann, quien utilizó la Iliada como un mapa para encontrar Troya, y se propuso hacer lo mismo con Tartessos. Excavó en el Coto de Doñana junto con otro arqueólogo, Bonsor, pero no lograron encontrar restos concretos. Sin embargo, sentaron las bases de la búsqueda arqueológica de Tartessos.

Años más tarde, en la década de 1950, se descubrió el famoso tesoro del Carambolo, lo que reavivó el interés por Tartessos. Este tesoro incluía joyas y objetos de oro con técnicas avanzadas, lo que confirmaba la existencia de una civilización rica y avanzada en esta zona de la península ibérica.

Desde entonces, la arqueología ha avanzado mucho en la búsqueda de Tartessos. Pero aún hay muchas preguntas sin respuesta. Algunos arqueólogos creen que los tartesios eran en realidad fenicios, mientras que otros sostienen que eran una civilización autóctona con influencia fenicia. La verdad es que aún no lo sabemos con certeza.

Lo que sí sabemos es que han aparecido tumbas y objetos funerarios de una belleza impresionante, como los encontrados en la necrópolis de Carmona y Baelo Claudia. Estos descubrimientos son una muestra clara de que Tartessos no era solo un mito.

Uno de los descubrimientos más recientes y fascinantes es el de la Casa del Turuñuelo, un templo de más de 2,500 años de antigüedad, que se ha encontrado prácticamente intacto. En este lugar, se descubrió un gran sacrificio de 52 caballos, algo inusual en la época. Los caballos no se comieron, lo que muestra el enorme valor simbólico y económico que tenía este sacrificio.

Gracias a estos hallazgos, hoy podemos decir que Tartessos es una civilización real y que aún guarda muchos misterios por descubrir. La arqueología sigue desenterrando sorpresas, y sin duda, Tartessos tiene aún mucho que contarnos.

Cortesía de Muy Interesante



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