En México los aumentos salariales no reconocen tu desempeño: solo alcanzan a la inflación, según estudio

La Guía Salarial 2026 de Michael Page advierte que los sueldos en México están perdiendo la carrera contra la inflación. Apenas el 52% de los trabajadores obtuvo un aumento en el último año, y la mayoría de esos incrementos se destinaron únicamente a compensar la subida de precios. Las consecuencias son cada vez más palpables en el ambiente laboral, pues 37% de los empleados ha reportado sentirse atrapado entre la conformidad y la frustración silenciosa.

Para las empresas, este escenario implica riesgos directos en la retención de talento e incrementa la rotación de personal. Aunque ajustar salarios con base en la inflación ayuda a contener molestias inmediatas, no crea un mayor sentido de pertenencia. Javier Torre, director de Michael Page México y Centroamérica, explicó en entrevista con Expansión que los empleados en estas condiciones no se sienten lo suficientemente insatisfechos para renunciar, pero a la vez no encuentran la motivación suficiente para mejorar su desempeño. Solo 17% de los incrementos estuvo ligado a promociones o reconocimientos de desempeño, lo que deja a la mayoría de los colaboradores sin un incentivo real.

Ajustes que no alcanzan

El Banco de México estimó que la inflación cerró 2024 en 4.66% y prevé que 2025 ronde el 4.0%. Estos números explican por qué las compañías concentran sus esfuerzos en mantener el poder adquisitivo, aunque muchas veces sin lograrlo del todo. Sin embargo, la diferencia entre el nivel de ingresos y el de gastos impacta en la motivación y también en la permanencia. Aunque no hay un repunte alarmante de renuncias, sí aparecen señales de desgaste.

“Aunque el ajuste sea inflacionario, en algunos casos el empleado puede seguir perdiendo poder adquisitivo porque hay otros costos que suben más rápido. Esto ha hecho que la motivación de muchos colaboradores dependa cada vez más del tema económico. El 37% de los empleados dice sentirse bien remunerado, pero eso no necesariamente se traduce en entusiasmo. Lo que vemos es que esa falta de motivación abre la puerta a que consideren nuevas oportunidades”

-Javier Torre, director de Michael Page México

La presión no solo está del lado de los trabajadores. Para los empleadores, las expectativas salariales de candidatos suelen exceder lo que realmente permite el presupuesto. Esto genera un círculo de tensión en el que los ajustes se convierten en una estrategia de contención y no en una herramienta de reconocimiento. Del total de trabajadores mexicanos que recibieron un incremento salarial en el último año, el 56.9 % explicó que el motivo fue el reajuste inflacionario. Solo un 16.5 % lo obtuvo como una promoción, mientras que el 15.8 % recibió el aumento como un bono por su desempeño. El último 10.8 % reportó que su aumento se debió a un factor distinto.

Más allá del dinero, nadie trabaja “por amor al arte”

El sueldo sigue siendo uno de los factores principales para decidir quedarse o no en una empresa. Sin embargo, no es el único. El estudio señala que beneficios como seguros médicos, fondos de ahorro, bonos y esquemas de trabajo híbrido son parte de los factores que los candidatos consideran al momento de postularse para una vacante.

El análisis también muestra diferencias entre generaciones. Los Baby Boomers son los más conformes con su ingreso, reportando un 52% de satisfacción. En contraste, la Generación X aparece como la más inconforme, con apenas 44%. En el caso de Millennials (48%) y Centennials (50%), la tendencia es priorizar flexibilidad y equilibrio entre vida personal y trabajo por encima de la estabilidad económica a largo plazo.

“Nomás no alcanza…”

Mientras que el salario mínimo nacional recibió un incremento del 12 % en el 2025, al pasar de 248.93 pesos a 278.80 pesos diarios y de 374.89 a 419.88 pesos diarios en la Zona Libre de la Frontera Norte, la inflación no se ha detenido. Tan solo en la segunda quincena de septiembre se tuvo otro incremento en la aceleración de la tasa anual, llegando a un 3.74 %.

Aunque la comparativa pueda parecer alentadora, e incluso sirva como motivo de orgullo para las recientes administraciones nacionales, la verdad es que una gran parte de los mexicanos reciben solo el salario mínimo. Sumado a ello, al menos una tercera parte de los ingresos mensuales por vivienda son destinados al pago de renta, pues cada vez es más difícil comprar un hogar. Actualmente, un salario mínimo en México da acceso a un crédito Infonavit de 364 mil 582 pesos, mientras que el costo promedio de una vivienda es de 1 millón, 859 mil 043 pesos.

Para evitar la rotación laboral, las organizaciones reconocen que no pueden depender únicamente de incrementos salariales. El 45% admite que su estrategia de retención todavía se concentra en ofrecer sueldos competitivos, pero un número creciente busca diferenciarse con beneficios más flexibles. El dinero importa, pero ya no basta. Un aumento que apenas compensa la inflación difícilmente genera entusiasmo. La recomendación de los especialistas es clara: las empresas deben combinar sueldos, beneficios y planes de crecimiento en una sola propuesta integral.

Cortesía de Xataka



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