En Papá x dos, Celeste Cid y Benjamín Vicuña se enredan más de la cuenta

Celeste Cid y Benjamín Vicuña son los protagonistas, pero no la pareja central de Papá x dos, porque en definitiva se trata de un triángulo amoroso.

Es que la película de Hernán Guerschuny sigue los lineamientos clásicos de la típica comedia de enredos y confusiones, pero aggiornada a las realidades de las familias de hoy en día.

Vicuña es Santiago, un tipo estructurado, un arquitecto exitoso, pero que no puede hacer nada en su vida sin que sea previsible. Lo conocemos así ya en la primera escena: ensaya en un restaurante una y otra vez el discurso con el que le propondrá a su novia de pocos meses Ana (Cid), no casamiento, sino convivir. Lo que tiene en el alhajero no es un anillo de compromiso, sino las llaves de su hogar.

Y Santiago no es el único que llega a la reunión con una sorpresa. Ana le cuenta que está embarazada, pero no de él, sino de un amigo, un ex con el que tuvo un affaire.

Si se imaginan cómo la estantería se le empieza a desmoronar al inseguro de Santiago, esperen a que Pancho (Lucas Akoskin) llegue de improviso desde Miami para quedarse “unos días” que se irán alargando y parar en el nuevo nido de amor de Santiago y Ana, para compartir la llegada del bebé.

Comedia simple, familiar hasta cierto punto, porque tiene diálogos y situaciones no tan aptas para todo público, Papá x dos necesitaba un timing en sus situaciones que no siempre es el adecuado, y por eso la comicidad se resiente. Al margen de la química entre Vicuña y Cid, que se da, que existe, hay algunas escenas que se extienden más de la cuenta -cuando Santiago prueba desestructurarse y realiza un juego de guerra con pinturas y agua con sus sobrinos y Pancho-, cuando se prueba apostar por la comedia física más que en los gags en los diálogos.

Tampoco hay un planteo profundo, sino más bien liviano sobre cómo se puede integrar el padre biológico a la relación de pareja. Papá x dos no es un drama, sino una comedia, así que no habría que pedirle más que hacernos pasar un rato distendido, amable.

Como suele suceder en las comedias de enredos, a los protagonistas los acompañan personajes secundarios que suelen ser el soporte para la construcción de los principales. Por lo general son amigos o parientes cercanos, que pueden robarse las escenas. No es el caso, y los personajes que cumplen un amplio espectro, ya que van de Pablo Fábregas a Julieta Poggio, pasando por Eugenia Guerty, no logran ser más que anecdóticos.

Y la nueva propuesta del director de El crítico, Una noche de amory Nahir no aparece novedosa dentro del panorama de la comedia del cine argentino.

Comedia. Argentina, 2025. 105’, SAM 13. De: Hernán Guerschuny. Con: Celeste Cid, Benjamín Vicuña, Lucas Akoskin. Salas: Hoyts Abasto y Unicenter, Cinemark Palermo, Cinépolis Recoleta, Avellaneda y Pilar, Showcase Belgrano y Haedo.

Cortesía de Clarín



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