Encuentran oro en un lugar “imposible”: el inesperado hallazgo en un volcán activo de Hawái

Pocas cosas fascinan tanto como los tesoros escondidos, sobre todo si están enterrados en las profundidades de nuestro propio planeta. Para la mayoría, el oro está asociado a minas legendarias, a lingotes almacenados en bóvedas blindadas o a joyas cuidadosamente talladas. Pero un grupo de científicos acaba de anunciar un hallazgo tan insólito como revelador: han detectado indicios de oro y otros metales preciosos que estarían emergiendo desde el mismísimo núcleo terrestre. Y lo más sorprendente es el lugar donde encontraron la pista: la lava de un volcán hawaiano.

El descubrimiento ha sido publicado en la revista Nature y proviene del análisis de isótopos del rutenio, un metal raro. El equipo, liderado por investigadores de la Universidad de Göttingen, no solo ha detectado este elemento en las rocas volcánicas, sino que ha encontrado una firma isotópica que apunta directamente al núcleo de la Tierra. Esto abre una posibilidad científica que hasta ahora era puramente teórica: que parte del contenido del núcleo esté, lentamente, filtrándose hacia la superficie.

El rutenio no suele estar en el radar del público general. Se trata de un metal precioso escaso, altamente siderófilo (con afinidad por el hierro), que se concentra de forma abrumadora en el núcleo metálico del planeta. En la corteza y el manto, su presencia es mínima y difícil de detectar. Pero precisamente por eso resulta tan útil como herramienta para rastrear el origen de ciertos materiales.

Lo que hizo el equipo de Göttingen fue medir pequeñas variaciones en la proporción isotópica del rutenio, en concreto del isótopo 100Ru. Estas variaciones son tan sutiles que hasta hace muy poco no existía tecnología capaz de distinguirlas. Sin embargo, al aplicar técnicas analíticas avanzadas, lograron detectar un exceso de este isótopo en lavas de Hawái. Como explican los autores, “los basaltos hawaianos presentan valores de ε100Ru más altos que los del manto moderno, lo cual solo se puede explicar si su origen incluye una aportación procedente del núcleo” .

Lo que encontraron no fue solo una anomalía, sino una evidencia concreta de que al menos parte del material que alimenta estos volcanes proviene de regiones muy profundas del manto, próximas al límite con el núcleo terrestre.

Influencia insignificante del interferente NiAr en la composición isotópica de rutenio para razones Ni/Ru inferiores a 0,0001, con reproducibilidad evaluada mediante el material de referencia OREAS 684 (2 desviaciones estándar). Fuente: Nature

La Tierra como mina subterránea inaccesible

Desde hace tiempo se sabe que la mayor parte del oro terrestre está escondido en el núcleo, a unos 3.000 kilómetros bajo la superficie. Durante la formación del planeta, el oro y otros elementos afines al hierro se hundieron con este hacia el centro. Solo una fracción ínfima quedó atrapada en el manto o la corteza, a la que accedemos a través de procesos geológicos más superficiales.

Según los autores, más del 99,999 % del oro y metales similares de la Tierra permanece encerrado en el núcleo. Sin embargo, este estudio demuestra que una pequeña porción de ese material podría estar escapando, mezclándose con el manto y ascendiendo hasta emerger por volcanes como los de Hawái. Esto no significa que haya vetas de oro visibles en la lava, sino que las trazas son tan sutiles que solo pueden identificarse mediante análisis isotópicos extremadamente precisos.

Como se indica en el artículo original: “las composiciones combinadas de isótopos de rutenio y tungsteno en los basaltos hawaianos se explican mejor mediante una mezcla simple con material del núcleo” . Este “goteo” metálico, aunque mínimo en cantidad, es enorme en implicaciones geológicas.

Fuente: ChatGPT / E. F.

Un cambio en la visión del núcleo terrestre

Hasta ahora se asumía que el núcleo y el manto estaban prácticamente aislados uno del otro desde hace miles de millones de años. Esta nueva evidencia sugiere que existen canales o procesos por los cuales parte del material del núcleo podría escapar hacia arriba, lo que tendría importantes consecuencias para entender la evolución interna del planeta.

Entre las posibles explicaciones que se proponen en el estudio, una de las más viables es que el núcleo exterior haya cristalizado parcialmente en forma de óxidos metálicos ricos en rutenio, que luego podrían mezclarse con el manto. Estos procesos habrían comenzado hace tiempo y podrían seguir activos hoy. Otra posibilidad es la existencia de regiones específicas del límite núcleo-manto donde se produce esta interacción de forma más intensa.

Esta interacción no es visible a simple vista, pero sí deja una huella química en las rocas volcánicas, como el exceso del isótopo 100Ru. Además, se asocia con anomalías en isótopos de tungsteno, lo que refuerza aún más la hipótesis de una filtración desde el núcleo. Se trata, en palabras de los autores, de “una prueba definitiva de la contribución del núcleo al origen del material de las plumas mantélicas” .

Lingotes de oro

Más allá de su importancia científica, este hallazgo también despierta preguntas sobre los recursos minerales. Muchos metales preciosos, como el oro, el platino o el rutenio, son fundamentales para tecnologías como la electrónica, la energía renovable o la medicina. Su escasez los convierte en recursos estratégicos, y cualquier conocimiento nuevo sobre su origen y distribución es valioso.

Aunque no se espera que este proceso natural sea explotable a corto plazo, sí podría ayudar a comprender mejor cómo se formaron los yacimientos actuales y si existen zonas donde la concentración de estos elementos pueda ser más alta de lo previsto. Además, si estos procesos de filtración han estado activos durante largos periodos, podrían haber dejado otras huellas geológicas aún por descubrir en diferentes partes del planeta.

Referencias

  • Nils Messling, Matthias Willbold, Leander Kallas, Tim Elliott, J. Godfrey Fitton, Thomas Müller y Dennis Geist. Ru and W isotope systematics in ocean island basalts reveals core leakage. Nature (2025). DOI: 10.1038/s41586-025-09003-0.

Cortesía de Muy Interesante



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