Una nueva evidencia científica apunta a una conexión poco explorada, pero significativa: las enfermedades ginecológicas benignas podrían aumentar el riesgo de enfermedades cardiovasculares y cerebrovasculares. El hallazgo surge de un análisis sistemático y metaanálisis publicado en la revista Heart en abril de 2025, que revisó datos de más de tres millones de mujeres.
Aunque tradicionalmente estas afecciones han sido tratadas como problemas locales del sistema reproductivo, el nuevo estudio sugiere que sus efectos podrían ser más sistémicos de lo que se pensaba.
El riesgo cardiovascular aumentado se observa incluso en mujeres jóvenes, lo que implica la necesidad de una vigilancia precoz. Este tipo de conexión entre salud ginecológica y cardiovascular podría cambiar la forma en que se evalúa y se acompaña a las pacientes con diagnósticos como endometriosis, síndrome de ovario poliquístico o menstruaciones irregulares.
En lugar de abordarlas como condiciones aisladas, los expertos proponen integrarlas dentro de una evaluación más amplia del riesgo general de salud.
El corazón de las mujeres puede verse afectado por factores más allá de la presión arterial o el colesterol. Elementos como la inflamación crónica, desequilibrios hormonales y condiciones metabólicas como la resistencia a la insulina podrían estar actuando como vías comunes entre ambos tipos de patologías.
Endometriosis y ovarios poliquísticos: los perfiles de mayor riesgo
El análisis incluyó 28 estudios con 3,27 millones de mujeres y encontró que tener al menos una condición ginecológica aumentaba un 28% el riesgo de enfermedades del corazón o del cerebro. Las más frecuentes fueron la endometriosis, el síndrome de ovario poliquístico (SOP), las menstruaciones muy abundantes y los ciclos irregulares.
Las mujeres con antecedentes de endometriosis o SOP fueron quienes mostraron el mayor aumento de riesgo cardiovascular.
La endometriosis se caracteriza por la presencia de tejido uterino fuera del útero, lo que provoca dolor e inflamación persistente. En el caso del SOP, se producen alteraciones hormonales y metabólicas que a menudo derivan en resistencia a la insulina y obesidad, dos factores de riesgo bien establecidos para enfermedades cardíacas.
La presencia de cualquiera de estas condiciones podría acelerar la aparición de daños vasculares en etapas tempranas de la vida. Esto resalta la necesidad de una atención médica multidisciplinaria y de un monitoreo constante que vaya más allá del ámbito ginecológico.

Menstruaciones irregulares y abundantes: síntomas que merecen más atención
La investigación también encontró que las mujeres con menstruaciones muy abundantes o ciclos menstruales irregulares tenían un riesgo significativamente mayor de enfermedad isquémica del corazón (41%) y de enfermedades cerebrovasculares (33%) en comparación con mujeres sin estas condiciones.
Estas manifestaciones, a menudo consideradas meras molestias menstruales, podrían tener implicaciones cardiovasculares a largo plazo. Aunque no estén asociadas a una enfermedad de base diagnosticada, como la endometriosis, pueden reflejar alteraciones hormonales y del sistema inmunitario que afectan la salud del corazón y los vasos sanguíneos.
Las irregularidades menstruales podrían servir como primera señal de alarma para una evaluación cardiovascular temprana.
En este sentido, incluir preguntas sobre el ciclo menstrual en chequeos clínicos de rutina podría facilitar un diagnóstico precoz de riesgos que de otro modo pasarían desapercibidos.
Un análisis robusto, pero con limitaciones
A pesar de los hallazgos significativos, los investigadores advierten que la calidad metodológica de muchos estudios incluidos en el metaanálisis fue variable. Más de la mitad presentaba un alto riesgo de sesgo, sobre todo por no haber ajustado adecuadamente factores como la dieta, el ejercicio, la herencia genética o el acceso a la atención sanitaria.
Esto significa que los resultados deben interpretarse con cautela, sin concluir una relación causal directa. Sin embargo, sí se considera válido afirmar que existe una asociación plausible, y que esa asociación puede tener consecuencias clínicas si se confirma con estudios más rigurosos en el futuro.
El vacío de información sobre otras condiciones cardiovasculares, como la fibrilación auricular, también limita el alcance de las conclusiones. Aun así, el trabajo representa uno de los mayores esfuerzos hasta ahora por cuantificar el riesgo cardiovascular asociado a condiciones ginecológicas.

Vías biológicas compartidas entre corazón y aparato reproductor
Los investigadores destacan que hay mecanismos fisiopatológicos que podrían explicar este vínculo. Entre ellos se encuentran la inflamación sistémica, las alteraciones hormonales (especialmente del estrógeno) y los síndromes metabólicos.
Estas condiciones pueden afectar la función del endotelio vascular, favorecer la formación de placas de ateroma y alterar la coagulación sanguínea.
El estrógeno tiene un papel protector en la salud cardiovascular, pero su desregulación puede producir el efecto contrario. Por eso, condiciones como el SOP, donde hay un exceso relativo de andrógenos y resistencia a la insulina, podrían predisponer al daño cardiovascular a través de múltiples mecanismos.
La salud reproductiva y la salud cardiovascular están más entrelazadas de lo que se pensaba. Este conocimiento permite visibilizar la importancia de tratar los desórdenes ginecológicos no solo como asuntos reproductivos, sino como parte de la salud integral de la mujer.
Nuevas recomendaciones para pacientes y profesionales
Aunque el estudio no prueba causalidad, sus resultados son lo suficientemente consistentes como para justificar un cambio en el enfoque clínico. Los especialistas en ginecología y medicina general deberían considerar la salud cardiovascular como parte del seguimiento rutinario en mujeres con enfermedades ginecológicas comunes.
Esto podría incluir evaluaciones periódicas de presión arterial, perfil lipídico, función renal y glucosa en sangre.
Asimismo, se podría fomentar el uso de estrategias preventivas como una alimentación cardiosaludable, actividad física regular y control del estrés.
Para las pacientes, el mensaje es claro: una afección ginecológica también puede ser una ventana de oportunidad para prevenir enfermedades cardiovasculares. Estar informadas y tomar medidas tempranas podría marcar la diferencia a largo plazo.

Integrar la salud femenina con la salud cardiovascular
El estudio ofrece un recordatorio contundente de que la medicina no puede tratar los sistemas corporales como compartimentos aislados.
La salud ginecológica no solo influye en la fertilidad o el bienestar menstrual, sino también en la longevidad y calidad de vida cardiovascular de las mujeres.
Es necesario promover una visión más integrada de la medicina femenina. Esto implica repensar los protocolos de atención, la formación de profesionales y las campañas de prevención, para incluir estos riesgos silenciosos dentro del cuidado rutinario.
Elevar la conciencia sobre este vínculo podría salvar vidas, mejorar diagnósticos y ampliar el acceso a estrategias preventivas eficaces. Y es una tarea urgente en un mundo donde las enfermedades cardiovasculares siguen siendo la principal causa de muerte entre las mujeres.
Referencias
- Colombo GE, Mahamat-Saleh Y, Armour M, et al. Non-malignant gynaecological disease and risk of cardiovascular or cerebrovascular disease: a systematic review and meta-analysis. Heart. (2025). doi: 10.1136/heartjnl-2024-324675
Cortesía de Muy Interesante
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