
La entrega de agua a Estados Unidos ha encendido las alertas entre los campesinos mexicanos. El año agrícola 2025 ha sido especialmente duro en tres de las seis entidades colindantes con la Unión Americana, con un alza en las hectáreas de cultivos siniestradas con respecto al 2024; lo anterior en un contexto en el que se prevé que las condiciones de sequía aguda se mantengan en el primer semestre del 2026. A la par, el gobierno mexicano ha insistido en que en el acuerdo tomado, bajo amenaza de aranceles por parte de Donald Trump, se ha puesto en primer lugar el bienestar de la población y a los agricultores.
Según datos del Servicio de Información Agroalimentaria y Pesquera, Coahuila, Baja California y Tamaulipas tienen aumentos en los cultivos siniestrados; para el último de estos estados las hectáreas perdidas, para el año agrícola 2024, ascendieron a 16,898, mientras que hasta noviembre pasado había 19,762 afectadas correspondientes al año 2025.
Para el año agrícola 2026, que inició en octubre pasado, Tamaulipas, con 87 hectáreas afectadas es, junto con Nuevo León (79.75) y Sonora (0.03), los únicos que presentan pérdidas.
La presidenta Claudia Sheinbaum reconoció, el pasado 22 de diciembre, que si bien se acordó el plan de entrega de agua a EU bajo un “esquema de afectación mínima a agricultores” de Coahuila, Nuevo León, Chihuahua y Tamaulipas, esta última entidad en la más vulnerable debido al uso del agua del Río Bravo.
A nivel estatal, la Secretaría de Recursos Hidráulicos tamaulipeca informó el pasado 9 de diciembre, tres días antes de que se anunciara la entrega por parte de México de 249 millones de metros cúbicos (Mm³), que el principal foco rojo lo presentaba el distrito de riego 25, en donde se cultiva sorgo y maíz y en donde se ubican casi 25% de los agricultores de la entidad.
Este distrito depende casi en su totalidad del agua que viene de las presas internacionales compartidas con EU, casi secas en la actualidad.
Alfalfa bajo presión
Eraclio Rodríguez Gómez, dirigente del Frente Nacional para el Rescate del Campo Mexicano (FNRCM) indicó en entrevista -antes darse a conocer el inicio de la entrega de agua a EU- que los cultivos que se verían más vulnerables ante el cumplimiento del déficit en el tratado por parte de México serían la alfalfa, el maíz, el sorgo, diversas hortalizas y el nogal.
El dirigente campesino -que negoció la aprobación de la nueva Ley de Aguas con el gobierno federal- destacó que la afectación se podría ver en cadenas productivas completas ya que, por ejemplo, en el caso de la alfalfa, una reducción en la disponibilidad de agua elevaría su precio y detonaría una crisis en el sector lechero.
“Si se disminuye la producción de alfalfa, se incrementa el precio y los lecheros entran en crisis. La leche es uno de los productos más sensibles, donde el precio se refleja de manera inmediata”, advirtió.
La alfalfa es un cultivo principal en los seis estados fronterizos.
Por su parte, Alvaro López Ríos, dirigente de la Unión Nacional de Trabajadores Agrícolas (UNTA), sostuvo que una disminución en los volúmenes destinados al riego impactaría de manera directa a cultivos estratégicos.
“Los primeros afectados serán los productores y las ciudades; nadie va a aceptar quedarse sin agua”, afirmó.
López Ríos afirmó que es necesario invertir en la tecnificación del riego, saneamiento de aguas urbanas y una defensa firme de los volúmenes comprometidos en el tratado, mediante una negociación adecuada en la Comisión Internacional de Límites y Aguas.
La experiencia Chihuahua
Para el cumplimiento de la entrega de más de 240 millones de metros cúbicos a EU -de los más de 900 que se adeudan entre 2020 y 2025-, México procedió a realizar un desfogue de la presa el Cuchillo, en Nuevo León, principalmente.
No obstante, en 2020 se utilizó la presa La Boquilla en Chihuahua para cumplir los compromisos, lo que trajo consigo confrontaciones entre agricultores y la Guardia Nacional lo que dejó una muerte y heridos.
Víctor Valderrain, agricultor de Chihuahua, subrayó que la entidad es líder nacional en la producción de chile verde, alfalfa, maíz, sandía, melón, frijol, nuez y cacahuate, cultivos que dependen en gran medida del riego.
En caso de que se llegase a usar nuevamente el agua de la presa, dijo, habría impacto a nivel nacional debido a que son productos perecederos y estratégicos para el abasto.
Valderrain explicó que presas clave para el uso agrícola, como La Boquilla y Francisco I. Madero, se encuentran desde hace años en niveles críticos debido a una sequía prolongada, lo que ya provocó que en el ciclo pasado no se abrieran para riego.
“El año pasado, por los niveles a los que se presentaron las presas debido a la sequía, no se abrieron al uso agrícola y se canceló prácticamente el ciclo agrícola en esta región”, señaló.
De acuerdo con el Centro de Predicción Climática del Servicio Meteorológico Nacional de Estados Unidos los estados fronterizos con México presentarán lluvias por debajo del promedio durante los primeros meses del 2026, aunque se prevé que haya mejoras a mediados del año.
Cortesía de El Economista
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