Es baja la inclusión financiera entre jóvenes de comunidades rurales y suburbanas

Un estudio realizado por la Comisión Nacional Bancaria y de Valores (CNBV) y la Alianza para la Inclusión Financiera (AFI, por su sigla en inglés) reveló que entre los jóvenes estudiantes de entre 18 y 29 años de zonas rurales y suburbanas, hay una baja inclusión financiera.

De acuerdo con el documento “Cambiando Hábitos para Mejorar Vidas. Lecciones de un Programa Conductual para Impulsar la Inclusión Financiera de Jóvenes en México”, en promedio, menos de 50% de este sector contaba con un producto financiero formal.

Esta cifra, señaló, es inferior al promedio nacional de 71% para jóvenes de 18 a 29 años.

No obstante, destacó que la posesión de productos financieros digitales, tanto formales como informales, superó 70 por ciento.

“Las y los participantes informaron que éstos eran fáciles de abrir sin necesidad de acudir a una sucursal y se utilizaban principalmente para compras en línea (40%), transferencias (32%) y crédito prepago para celulares (28 por ciento).

Principales barreras

El estudio, en el que también participaron la Caja Popular Apaseo el Alto, la Federación Alianza y la Confederación de Cooperativas de Ahorro y Préstamo de México (Concamex), resaltó que entre las principales barreras encontradas que explican la baja tenencia de productos financieros fueron: la falta de confianza en el sector, y los bajos niveles de educación financiera.

Pero también las normas sociales relacionadas con roles de género, como el que los hombres son proveedores de los ingresos, y las mujeres cuidadoras del hogar, así como diversos sesgos cognitivos como falta de autocontrol, de identificación, temas de autoridad y control de otros y preferencia por el presente.

Además, se observaron comportamientos financieros no saludables, como no llevar un registro de gastos e ingresos, o no establecer metas ni estrategias para cumplirlas.

Tras dicho diagnóstico, el proyecto incluyó el diseño e implementación de una intervención basada en las ciencias de la conducta, aplicada a una muestra no representativa de estudiantes del Instituto Tecnológico de Roque, del municipio de Apaseo el Alto en Guanajuato.

Los resultados de la evaluación de la intervención, mostraron cambios modestos pero importantes al finalizar los cuatro meses del piloto.

Así, se observó un aumento en el registro de ingresos y gastos fijos, así como en el establecimiento de metas financieras.

De igual forma, hubo un aumento en el uso de productos financieros formales como cuentas bancarias y servicios de crédito, lo que sugiere que la intervención motivó a los participantes a interactuar más con el sector financiero.

En términos de educación financiera, la intervención logró auentar la comprensión de conceptos como el interés, el riesgo y la diversificación.

Los talleres también abordaron las normas sociales y los estereotipos de género en las decisiones financieras, logrando un cambio modesto pero prometedor hacia comportamientos financieros más equitativos.

“Las y los estudiantes más jóvenes, de género masculino, con perfil emprendedor y vinculados a carreras relacionadas con tecnología y comunicación, con mayor estabilidad de ingreso, mostraron resultados más positivos en la inclusión y los comportamientos financieros saludables”.

Cortesía de El Economista



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