¿Es la caída del Bitcoin una sacudida temporal o señal de que algo más profundo está sucediendo?

El pasado 10 de octubre, el precio de Bitcoin descendió desde más de USD 122,000 hasta menos de USD 112,000, una caída aproximada del 8% en cuestión de horas. En contraste, el oro repuntó hacia los USD 2,480 por onza, impulsado por compras masivas de bancos centrales —entre ellos China, India y Turquía— que continúan reduciendo sus tenencias de Bonos del Tesoro estadounidense. De acuerdo con datos del Departamento del Tesoro, China ha disminuido su posición en estos instrumentos desde más de USD 1.1 billones en 2013 a alrededor de USD 767 mil millones en 2025.

Por su parte, las stablecoins —criptomonedas cuyo valor se mantiene ligado a activos tradicionales como el dólar estadounidense— han alcanzado una capitalización de mercado cercana a los USD 310 mil millones. Los dos emisores dominantes, Tether (USDT) y USD Coin (USDC), representan más del 90% del total. La particularidad es que ambas respaldan buena parte de su emisión con Bonos del Tesoro a corto plazo, en un contexto de curvas de rendimiento invertidas, donde los instrumentos a tres o seis meses pagan más que los bonos a 10 o 30 años.

En la jornada del desplome, los principales tenedores institucionales de Bitcoin liquidaron más de USD 19 mil millones, justo cuando el mercado anticipaba un nuevo repunte del activo hacia fin de año. Analistas optimistas habían proyectado que Bitcoin podría alcanzar los USD 200,000 en diciembre de 2025. Al mismo tiempo, países como China, Noruega y la República Checa continúan incrementando sus reservas de oro físico, previendo una posible revaluación.

En marzo de 2025, el Congreso estadounidense aprobó la llamada Genius Act, legislación que reconoce y regula las stablecoins respaldadas por bonos del Tesoro, permitiendo su uso como instrumentos financieros dentro del sistema bancario. Varios expertos interpretan esta norma como un paso hacia un nuevo paradigma monetario, donde el patrón cripto podría complementar —o incluso sustituir— al dólar físico como eje de las transacciones internacionales y al oro como reserva de valor.

Empresas estadounidenses como MicroStrategy y BlackRock continúan expandiendo sus tenencias en Bitcoin. MicroStrategy posee más de 641,000 BTC y en medio de este ciclo bajista, adquirió 397 BTC adicionales, BlackRock administra más de 800,000 BTC a través de su iShares Bitcoin Trust, y el gobierno de Estados Unidos mantiene bajo custodia cerca de 128,000 BTC, principalmente incautados en procesos judiciales.

Estamos frente a una de las transformaciones monetarias más profundas desde la eliminación del patrón oro en 1971. Bitcoin, con una oferta limitada a 21 millones de unidades, ya ha minado más del 93% del total (unos 19.6 millones de BTC). Considerando que se estima la pérdida permanente de cerca de 5 millones de monedas, el suministro efectivo podría no superar los 16 millones de BTC cuando la minería concluya hacia el año 2140.

Al cierre de octubre de 2025, Bitcoin cotizaba en torno a USD 109,000, una baja de 3.5% en el mes, pero con un avance acumulado de 68% en el año.

Tenemos ante nosotros, una de las mayores transferencias de riqueza desde 1971, las criptomonedas y el BTC se ostentan como una tecnología monetaria de código abierto que funge como alternativa al sistema financiero tradicional.

Está por verse si la caída del valor del BTC que el día 3 de noviembre bajó de 108 mil dólares a 104 mil, es decir 3.70%, es una tendencia que durará algunos días o un movimiento de mercado coyuntural, donde los tenedores que apuestan por una baja venden sus activos.

Pese a la volatilidad, muchos bancos centrales y fondos soberanos han comenzado a analizar la posibilidad de mantener reservas estratégicas en criptomonedas. Lo que estamos presenciando podría ser el preludio de un cambio de era económica: una transición silenciosa del dinero tradicional al dinero descentralizado.

*El autor es titular del posgrado en Microfinanzas de la UNAM.

Cortesía de El Economista



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