“Es un desastre”. Así lo describe Darren De Bortoli, líder de una de las bodegas familiares de vino más grandes de Australia, mientras supervisa la eliminación de vides de 40 años en Hunter Valley. La razón no es una plaga ni un desastre climático, sino una caída en el consumo de vino tinto entre los jóvenes. Según The Australian, el productor está arrancando sus viñedos en Bilbul y Rutherglen, zonas históricas para la familia, por la falta de demanda en un mercado que ahora parece mirar con indiferencia las etiquetas tradicionales.
La industria del vino, valuada en 45,500 millones de dólares, atraviesa lo que muchos llaman una depresión. “Estamos eliminando viñedos”, confesó De Bortoli al diario. “Y es por la situación de los tintos. Si vas a reestructurar tus cultivos, el mejor momento es ahora”.
El cambio generacional no perdona: adiós shiraz, hola prosecco
No se trata de una simple caída de ventas sino de un cambio generacional profundo. Según The Sidney Morning Herald, la Generación Z y los millennials están abandonando no solo el vino tinto, sino el alcohol en general. Por razones de salud, por moda o por simple preferencia, los jóvenes están optando por bebidas más ligeras o directamente sin alcohol. El vino, especialmente el tinto de alto contenido alcohólico, ya no encaja en su estilo de vida.
Mientras tanto, vinos más frescos como el prosecco y el rosado están viendo un auge. De hecho, The Australian reporta que la línea de prosecco King Valley de De Bortoli tuvo un crecimiento del 23% en 2024. Incluso su asociación con la estrella pop Kylie Minogue, para lanzar varietales ligeros, ha sido un acierto en esta transición.
Un problema global con epicentro en Australia: sobra vino, faltan consumidores
Australia no está sola en esta crisis. Como señaló De Bortoli, “esto le está pasando también a los franceses, italianos y estadounidenses”. El pico de vino tinto en exceso en Australia ya alcanza los 330 millones de litros, lo que convierte el problema en una “crisis de sobreoferta sin precedentes”, de acuerdo con The Australian.
Darren De Bortoli
Este exceso no es fácil de absorber. Según The Sidney Morning Herald, aunque los productores apuestan por vinos bajos o sin alcohol, esa tendencia no basta para contrarrestar la cantidad de uva cultivada. Algunos han intentado soluciones creativas como muffins de shiraz, ginebra con jugo de uva, e incluso spas con baños de vino. Pero nada parece frenar el declive.
Los expertos coinciden en que los gustos cambian con el tiempo. “Es normal que los hijos rechacen lo que les gustaba a sus padres”, relata The Sidney Morning Herald. El problema es ese “rechazo” generacional. Y aunque es probable que muchos jóvenes regresen al vino tinto conforme maduren sus gustos, el impacto ya está hecho.
¿Qué sucede con los jóvenes mexicanos?
En México no se está viviendo una crisis comparable a la de Australia pues no se arrancan viñedos ancestrales ni se declara que “es un desastre”, lo que sí se observa es una transformación generacional impulsada por millennials y la Generación Z.
Según la Cámara Nacional de Restaurantes y Alimentos Condimentados, el 54 % de los aficionados al vino tienen menos de 35 años, un dato que refleja un interés renovado por etiquetas locales y estilos innovadores, como los vinos en lata y los rosados.

Además, expertos del sector resaltan que el consumo per cápita creció de menos de 1 litro a aproximadamente 1.3 litros en dos décadas, un aumento superior al 500 %, gracias a la creciente cultura, el enoturismo y la expansión del canal digital.
Aunque los jóvenes mexicanos están cambiando sus hábitos, ellos si consumen vino, pero en versiones más ligeras. Según especialistas, la Generación Z y los millennials buscan estilos de menor graduación alcohólica, incluso de solo 8° y prefieren opciones como rosados, blancos y espumosos, que han aumentado su participación de mercado entre el 16 % y el 10 % en los últimos años.
Además, la llegada de formatos más prácticos como latas, cartones y Bolsa-Box responde a esa demanda joven de conveniencia y sostenibilidad, y el vino en lata es ahora una tendencia real en el mercado nacional, según El País. A diferencia de los jóvenes de primer mundo, los mexicanos no abandonan el vino, solo lo reinventan a su manera y lo adaptan a sus preferencias y posibilidades económicas.
Cortesía de Xataka
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