El Ministerio de Ciencia, Innovación y Universidades ultima el lanzamiento de la convocatoria más ambiciosa hasta la fecha del ‘programa ATRAE’, una iniciativa lanzada hace ya tres años para captar talento extranjero y que ahora, en pleno huracán Trump, aspira a ser una herramienta para atraer a todos aquellos científicos que estén sufriendo las consecuencias de las políticas de la nueva Administración estadounidense en ciencia, y que van desde recortar fondos a censurar determinadas líneas de investigación. Según ha podido saber EL PERIÓDICO, la convocatoria tiene un presupuesto de 45 millones de euros, 15 más de lo previsto inicialmente, y la aprobará oficialmente este martes el Consejo de Ministros.
La nueva convocatoria, gestionada por la Agencia Estatal de Investigación, se desplegará este mismo año. Su objetivo será “facilitar la incorporación de talento investigador consolidado, de reconocido prestigio internacional y que haya desarrollado recientemente un periodo relevante de su actividad profesional en el extranjero”. En este grupo se incluyen, por ejemplo, investigadores extranjeros que se encuentren entre el 10% de profesionales más destacados en su área de especialización, responsables de proyectos científicos del Consejo Europeo de Investigación (ERC) y todos aquellos que hayan realizado “contribuciones de gran relevancia e impacto en su área de especialización”. Se trata, pues, de una iniciativa específicamente diseñada para atraer a investigadores punteros y de trayectoria destacada.
En las dos ediciones anteriores el programa ATRAE permitió fichar a 58 investigadores de prestigio internacional
En las dos ediciones anteriores de este programa ATRAE, impulsado por la ministra de Ciencia, Diana Morant, en el marco del Plan Estatal de Investigación Científica, Técnica y de Innovación, se destinaron un total de 55 millones de euros para atraer a las universidades y organismos públicos de investigación españoles a un total de 58 investigadores de gran prestigio internacional. De estos, el 56% eran españoles que trabajaban en el extranjero y el 44% restante proceden de 14 países diferentes. El año pasado, por ejemplo, gracias a este programa España recuperó a la astrofísica asturiana Noemí Pinilla, que dejó el pasado septiembre su plaza en Florida y trabaja ya como investigadora en la Universidad de Oviedo con un proyecto dotado de un millón de euros. Otro ejemplo: a través del programa ATRAE la Universitat Politècnica de Catalunya (UPC) pudo fichar a Audrey Sawyer, una investigadora puntera en el estudio de aguas subterráneas y la contaminación de ecosistemas acuáticos que procede de la Universidad de Ohio.
El lanzamiento de esta nueva convocatoria ATRAE, así como el aumento del presupuesto destinado a la causa, coincide con el torbellino desatado por Donald Trump en la ciencia estadounidense. Según apunta una reciente encuesta lanzada por la revista ‘Nature’, casi el 75% de los científicos que trabajan en Estados Unidos se están planteando migrar para seguir investigando en un contexto en que, tras la llegada de Trump al poder, se están cancelando becas, recortando fondos y lanzando una agresiva política de censura hacia todas aquellas cuestiones relacionadas con la perspectiva de género, la diversidad, la inclusión o la lucha contra el cambio climático. A todo esto se le suma la imposición de aranceles y el aumento de las trabas para colaborar con Estados Unidos, lo cual está repercutiendo de forma significativa en el trabajo que se hace en los centros de investigación de todo el mundo.
La iniciativa del ministerio de Ciencia, Innovación y Universidades es una de las más ambiciosas lanzadas hasta ahora en toda Europa para captar a científicos extranjeros. En Catalunya, hace justo una semana el president de la Generalitat, Salvador Illa, anunció el despegue de un programa de 30 millones de euros, bautizado como Catalonia Talent Bridge, también enfocado a captar a científicos de máximo nivel. Con esta iniciativa, explicó, se aspira a la incorporación de unos 78 profesionales punteros durante los próximos tres años al ecosistema científico catalán.
También Euskadi se está moviendo en esta dirección. Ikerbasque, la plataforma creada por el Gobierno vasco para concentrar toda el ecosistema de investigación, está organizando sesiones informativas dirigidas a científicos que están en Estados Unidos para ver si estarían interesados en regresar a continuar aquí su trabajo.
España no es el único país que tiene este tema sobre la mesa. Francia ultima un plan -en coordinación con universidades y centros de investigación- para atraer a los científicos que decidan irse de Estados Unidos. El ministro de Educación Superior, Philippe Baptiste, pone en valor que en países europeos como España o Alemania “hay una tradición de acogida, de libertad académica”, la misma que muchos investigadores, académicos y científicos del otro lado del Atlántico ven ahora amenazada. En Alemania, el Gobierno recibe peticiones para que lance un programa similar, creando “planes generosos y precisos”.
Europa avanza en el diseño de una estrategia conjunta en la que, sobre todo, se aspira a movilizar más fondos para la investigación
Europa, por su parte, también está trabajando en la convocatoria de nuevas becas, ayudas y programas para captar esta fuga de cerebros de Estados Unidos. Por el momento, se ha anunciado la ampliación de algunas iniciativas para jóvenes investigadores. Paralelamente, también se está trabajando en programas más ambiciosos para captar a científicos punteros con una trayectoria más consolidada hacia los laboratorios europeos. Hace unas semanas, una decena de ministros de ciencia de toda Europa, incluida la española Diana Morant, reclamaron una reunión de alto nivel para crear una estrategia conjunta y, sobre todo, movilizar fondos.
Más allá de los programas gubernamentales a escala regional, estatal y europea, son muchas las instituciones que, de forma individual están abriendo convocatorias competitivas y se están encontrando con una avalancha de peticiones de científicos de Estados Unidos. En Barcelona, por ejemplo, el Centre de Regulació Genòmica (CRG), el Institut de Recerca Biomèdica (IRBB) y el Barcelona Supercomputing Center (BSC-CNS) afirman que en las últimas semanas han recibido decenas de solicitudes de investigadores estadounidenses que desean emigrar a España.
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Cortesía de El Periodico
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