En Cerdeña, Italia, existe un platillo tan especial que nadie ha podido replicar: ni grandes chef, ni los ingenieros más experimentados, ni siquiera la tecnología más sofisticada. Se trata del filindeu, una pasta casera que solo tres mujeres pueden preparar. Todas pertenecen a la misma familia y son las guardianas de una receta que ha pasado de generación en generación desde hace 300 años.
A pesar de tener tan solo tres ingredientes (sémola de trigo duro, agua y sal) el filindeu es un platillo complejo que requiere precisión y una técnica correcta. Suele degustarse por los peregrinos que llegan dos veces al año al pueblo de Lula, en Nouro, para la festividad en honor a San Francisco. Por desgracia, la tradición corre un gran riesgo de desaparecer al no haber sucesoras dispuestas a continuar con el legado.
Una pasta que nadie puede igualar
Stefano Flamini, prior de San Francisco de Lula, dijo a la BBC que “nadie sabe con certeza cómo surgió esta antigua tradición, pero es la esencia del festival“. Paola Abraini, de 62 años, se levanta todos los días a las siete de la mañana para hacer la pasta. Trabaja durante cinco horas diarias por un mes para preparar 50 kg de pasta en octubre. En mayo esta cantidad se multiplica por cuatro, pues es la fiesta más grande.
Para preparar el filindeu, se estira y dobla la masa de sémola con las yemas de los dedos hasta obtener 256 hebras delgadas y uniformes. Luego, con estas se forma un entramado de tres capas compuesto por finísimas “agujas” en diagonal a lo largo de un marco circular y se ponen a secar al sol. Finalmente, la pasta se sumerge en caldo de oveja hirviendo con pecorino rallado, el cual se ofrece a los peregrinos que llegan a la fiesta de San Francisco.
Grandes personalidades de la gastronomía, como el chef británico Jamie Oliver, pidieron a Abraini si podía enseñarles. Sin embargo, tras dos horas de práctica sin éxito, se rindió. “Llevo 20 años haciendo pasta y nunca he visto nada igual“, dijo. “Mucha gente dice que tengo un secreto que no quiero revelar”, afirmó Abraini a la BBC, “pero el secreto está en mis manos”.
La empresa Barilla también intentó replicar la receta del filindeu. Previamente, la compañía creó una impresora 3D capaz de producir pastas con formas complejas. Sin embargo, ni las cámaras de alta velocidad, los sensores y un análisis minucioso fueron suficientes para poder imitar el platillo inventado por la familia Abraini.
Al rescate de la tradición
Luego de más de tres siglos de ser transmitido entre las mujeres de la familia Abraini, la tradición del filindeu está en riesgo de desaparecer. Aparte de Paola, solo hay dos mujeres que mantienen vivo el legado: su sobrina y su cuñada. Ambas rondan los cincuenta años y no tiene herederas. Paola sí tiene dos hijas, pero solo una de ellas conoce la técnica básica; sin embargo, no tiene la pasión ni la paciencia de su madre por esta pasta.
Por ello, han decidido compartir su conocimiento con quien esté dispuesto a aprender. Paola permitió que su método se filmara. Además, intentó enseñar a las niñas de otras familias en Nouro. Esto último, sin embargo, no salió como esperaba, “una vez que veían cómo lo hacía realmente, decían: ‘Es demasiado trabajo’, y no volvían”, contó.
Cortesía de Xataka
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