La incapacidad de los republicanos y los demócratas para acordar un presupuesto antes de la fecha límite fijada para este miércoles activó un cierre del Gobierno Federal de Estados Unidos que por el momento afecta a servicios no esenciales pero que podría comprometer otras funciones de la Administración Central si se prolonga el bloqueo legislativo.
Los dos partidos tenían hasta la medianoche del martes, cuando concluía el año fiscal, para aprobar unos fondos que permitieran seguir funcionando plenamente a las agencias del Gobierno. Hasta entonces, los republicanos solo lograron conseguir dos de los siete votos demócratas que necesitaban en el Senado para aprobar un paquete de financiación provisional que habría mantenido plenamente operativo al Gobierno otras siete semanas. Por su parte, los demócratas tampoco lograron los 13 apoyos que requería su propuesta presupuestaria, que destina más financiación para el área de sanidad y que, al igual que el proyecto de ley republicano, fue rechazada en la Cámara Alta.
Para brindar los sufragios necesarios al paquete republicano los progresistas dijeron que necesitan que se renueven subsidios del programa Obamacare que expiran este año y que se revoquen recortes en materia sanitaria incluidos en la gran ley de rebaja fiscal y presupuestaria que impulsó Trump, algo que los conservadores solo quieren negociar una vez se aprueben las partidas económicas.
Posturas antagónicas
Los republicanos dicen que los demócratas son los culpables de provocar el cierre gubernamental. “No se puede tomar al Gobierno como rehén solo porque se quiere negociar sobre los costos de la atención sanitaria. Hagamos esa negociación, pero hagámosla abriendo el gobierno y asegurando que los servicios esenciales se presten de verdad al pueblo estadounidense”, indicó el vicepresidente JD Vance en una entrevista en el canal de televisión Fox News.
Vance insistió que están dispuestos a sentarse a negociar con la bancada opositora, pero solo después de que se reabra el Gobierno. “A medida que aumente la presión política y sigan estas negociaciones, veremos a más y más demócratas ponerse del lado de la razón y reabrir el Gobierno”, estimó.
La Casa Blanca señaló en un posteo en redes sociales que los demócratas anteponen las necesidades de los inmigrantes ilegales a las de todos los estadounidenses. El día anterior, Trump acusó a la oposición de querer ofrecer programas de salud a los extranjeros indocumentados. “Lo que ocurre es que esto atrae a personas al país, ya que buscan acceder a la atención médica”, añadió el presidente.
Por otro lado, el líder de la minoría demócrata en el Senado, Chuck Schumer, advirtió en una entrevista con el medio NBC que su partido no cederá aún cuando la suspensión de las operaciones federales se prolongue por varias semanas. “Han intentado dos veces que votemos a favor de su proyecto de ley, que no protege en absoluto la atención médica de los estadounidenses”, sostuvo Schumer, quien prometió que lucharán en todas partes para demostrar que este cierre es responsabilidad de los republicanos.
Del mismo modo, el martes el líder de la minoría demócrata en la Cámara de Diputados, Hakeem Jeffries, expresó ante el Congreso: “No apoyaremos un proyecto de ley republicano partidista que siga desmantelando el sistema sanitario estadounidense, ni ahora ni nunca”.
Amenazas de despidos
La clave reside ahora en cuánto durará la suspensión parcial de operaciones de las agencias federales, que de momento no afecta a los servicios básicos en el país. Las fuerzas de seguridad, el ejército, los aeropuertos o la seguridad social seguirán funcionando con normalidad, pero preocupa el hecho de que los funcionarios en estas áreas no cobrarán sus sueldos hasta que las dos bancadas resuelvan sus diferencias en el legislativo y aprueben un presupuesto nuevo. Otros miles de funcionarios que realizan labores consideradas no esenciales serán suspendidos sin paga.
El martes Trump le dijo a periodistas en la Oficina Oval hizo referencia a las consecuencias que podrían haber en consecuencia de la postura de los demócratas. “Podemos hacer cosas durante el cierre que son irreversibles, que son malas para ellos (…) como despedir a una gran cantidad de personas, o cortar cosas que a ellos les gustan”, apuntó. Esta medida se saldría de la línea de acción habitual, en la que el Gobierno federal suele suspender temporalmente a los trabajadores durante un cierre y luego les paga los salarios pendientes cuando termina el impás.
La amenaza del mandatario de nuevos recortes de empleos se suma a la ansiedad en el personal federal causada por los despidos iniciados a gran escala del Departamento de Eficiencia Gubernamental (Doge), del exasesor presidencial Elon Musk. En el portal de la NASA, un mensaje indica que la agencia federal “está actualmente cerrada a raíz de una interrupción del financiamiento gubernamental”. Varias embajadas estadounidenses anunciaron en X que no actualizarán informaciones salvo en lo concerniente a anuncios urgentes de seguridad.
Según la Oficina de Presupuesto del Congreso (CBO), 750.000 funcionarios federales podrían encontrarse esta vez en situación de desempleo parcial, con una pérdida de ingresos equivalente a 400 millones de dólares. Según los cálculos de los analistas de la compañía de seguros Nationwide, cada semana de cierre podría reducir el crecimiento del producto bruto interno (PBI) de Estados Unidos en 0,2 puntos porcentuales.
Estas parálisis por falta de presupuesto son muy impopulares en Estados Unidos, y tanto demócratas como republicanos intentan evitarlas, a veces hasta último momento. Más aún con la perspectiva de las elecciones legislativas de mitad de mandato en noviembre de 2026, en las que se pondrá en juego la mayoría presidencial en el Congreso.
Los cierres más recientes
El cierre parcial del Gobierno Federal es el cuarto que enfrenta Trump, que ya vivió tres durante su primer mandato (2017-2020), entre ellos el más largo de la historia. Aquel cierre fue también el último hasta el de ahora. Comenzó el 20 de diciembre de 2018, después de que republicanos y demócratas no consiguieran un acuerdo para destinar 5.700 millones de dólares a la construcción del muro en la frontera con México prometido por el mandatario durante su campaña electoral.
La clausura se prolongó durante 35 días y provocó que 800.000 funcionarios no cobrasen sus sueldos. Concluyó el 25 de enero de 2019 tras alcanzarse un acuerdo temporal –sin fondos para el muro– para reabrir el Gobierno, y continuar las negociaciones presupuestarias. Finalmente, Trump declaró en marzo una emergencia nacional para financiar la construcción de la valla fronteriza. En ese momento, la CBO estimó que ese extenso cierre redujo el PBI en 11.000 millones de dólares.
El magnate republicano ya había sufrido otros dos cierres ese mismo año. El primero duró tres días, entre el 20 y el 22 de enero, y fue motivado por la decisión demócrata de incluir en el presupuesto ayudas a los inmigrantes, especialmente a los que habían llegado al país siendo niños, conocidos como “dreamers”. El tercer cierre, en febrero de 2018, originado por una maniobra del senador Rand Paul, muy beligerante contra el gasto público, duró apenas unas horas, tras las que los congresistas aprobaron el plan presupuestario.
Después del primer mandato de Trump, su sucesor en la Casa Blanca, el demócrata Joe Biden, se enfrentó a la amenaza del cierre gubernamental en noviembre de 2023 y en marzo de 2024, pero logró evitarlo, y ya con Trump elegido para su segundo mandato, en diciembre de 2024, un acuerdo para extender el presupuesto federal frenó a último momento el cierre.
Cortesía de Página 12
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