Desde el primer minuto de este 12 de marzo, han entrado en vigor los nuevos aranceles impuestos por Estados Unidos a las importaciones de aluminio y acero provenientes de México. La medida, justificada por la administración estadounidense como un intento de proteger su industria nacional, ha generado reacciones inmediatas tanto en el sector empresarial como en el gobierno mexicano.
Las nuevas tarifas, que incrementan significativamente el costo de estos productos en el mercado estadounidense, podrían alterar el comercio bilateral y provocar una respuesta por parte de las autoridades mexicanas. Según expertos en comercio internacional, esta acción podría desencadenar una disputa comercial que pondría en tensión el marco del Tratado entre México, Estados Unidos y Canadá (T-MEC).
Desde Washington, funcionarios han argumentado que la medida busca frenar lo que consideran una competencia desleal en la industria metalúrgica, asegurando que las importaciones mexicanas han afectado la estabilidad del sector en Estados Unidos. No obstante, asociaciones empresariales han advertido que el encarecimiento del acero y el aluminio importado podría perjudicar a industrias clave como la automotriz y la construcción, elevando los costos para los consumidores.
Cortesía de Unomásuno.
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