Estalla el Etna con una erupción explosiva, lanza lava y ceniza a 5.000 metros y provoca una carrera de turistas por escapar del volcán más activo de Europa [Última hora]

En las primeras horas de este lunes 2 de junio, el Etna, el coloso volcánico que domina el este de Sicilia, vuelve a recordarle al mundo por qué es considerado el más activo de Europa. Una secuencia de explosiones intensas en su Cráter Sureste ha dado paso a una espectacular fuente de lava y a una nube de ceniza que ha alcanzado una altura estimada de 5 kilómetros, tiñendo el cielo con tonos grises y anaranjados. La nota oficial del Instituto Nacional de Geofísica y Vulcanología de Italia (INGV), publicada a las 11:55 hora local, confirma que la actividad sigue aumentando en intensidad y extensión.

La erupción, que se encuentra en plena evolución, ha provocado la formación de un flujo piroclástico —una avalancha letal de gases, rocas y cenizas a altas temperaturas—, visible en las laderas del cráter y captada por cámaras térmicas del INGV. Todo apunta a que esta violenta eyección se originó por un colapso parcial del flanco norte del Cráter Sureste, una de las bocas eruptivas más activas del Etna en los últimos años. Aunque de momento no se ha activado una alerta de evacuación para la población local, las autoridades han reforzado la vigilancia y han emitido una advertencia a los visitantes: mantenerse alejados de las zonas próximas a la actividad eruptiva.

Una escena apocalíptica con turistas en retirada

La montaña, que se eleva por encima de los 3.300 metros, ha mostrado hoy uno de sus rostros más salvajes. Imágenes compartidas en redes sociales muestran a turistas apresurándose a descender mientras la nube volcánica se despliega sobre ellos. Algunos, móviles en mano, intentan capturar el momento; otros, simplemente huyen del lugar. Aunque la autenticidad de todos estos vídeos aún no ha sido verificada, los testimonios coinciden en un punto: la erupción ha sido repentina, espectacular y estremecedora.

La escena es impresionante: una gigantesca columna de humo elevándose en vertical sobre el cráter, flujos incandescentes deslizándose montaña abajo y una lluvia fina de ceniza cubriendo los caminos cercanos. Desde Catania, la ciudad más próxima al volcán, se divisa con claridad la nube que serpentea en el cielo, generando preocupación entre los residentes por posibles efectos en la calidad del aire y el tráfico aéreo.

Turistas capturan el momento exacto en que una densa columna de ceniza se eleva desde el cráter del Etna, tiñendo el cielo siciliano
Turistas capturan el momento exacto en que una densa columna de ceniza se eleva desde el cráter del Etna, tiñendo el cielo siciliano. Foto: Redes sociales (X/Twitter)

Un volcán acostumbrado a rugir, pero no siempre con tanta intensidad

El Etna no es un extraño para los sicilianos ni para los vulcanólogos. De hecho, ha registrado erupciones todos los años durante la última década. Sin embargo, no todas alcanzan esta magnitud. El tipo de explosividad observado hoy recuerda a las erupciones estrombolianas más potentes, caracterizadas por ráfagas rítmicas de magma, impulsadas por burbujas de gas que estallan violentamente al llegar a la superficie.

Lo notable esta vez es la combinación de factores: la transición rápida de explosiones esporádicas a una fuente de lava continua, la aparición de flujos piroclásticos y la altura alcanzada por la columna eruptiva. La nube, visible desde decenas de kilómetros, ha obligado a emitir una alerta roja para la navegación aérea, aunque el aeropuerto de Catania continúa operando por el momento.

El misterio de los anillos de humo y la forma cambiante del volcán

Curiosamente, hace poco más de un año, el mismo cráter nos regalaba un fenómeno visual casi onírico: la emisión de anillos de vapor, conocidos como vórtices volcánicos. Ahora, lo que parece estar ocurriendo es una remodelación rápida y violenta del relieve del cráter, que podría alterar la morfología del Etna en los próximos días o semanas. Según los expertos del INGV, la presión interna y las tensiones acumuladas habrían fracturado parte del cono superior, facilitando la eyección del material volcánico.

El Etna, clasificado como un estratovolcán, es un gigante que se ha construido capa por capa a lo largo de miles de años, con cada erupción añadiendo nuevas capas de lava, ceniza y escoria. Pero también es una montaña en perpetuo cambio, erosionada y moldeada tanto por la actividad volcánica como por la meteorología.

Cámaras térmicas registran en tiempo real la intensa erupción del volcán Etna
Cámaras térmicas registran en tiempo real la intensa erupción del volcán Etna. Fuente: INGV

Riesgos, monitoreo constante y fascinación científica

Aunque por ahora no se han reportado víctimas ni daños significativos, los flujos piroclásticos representan un riesgo serio. Su velocidad, que puede superar los 100 km/h, y su temperatura, que alcanza los 1.000 grados Celsius, los convierten en uno de los fenómenos más peligrosos de una erupción. Afortunadamente, en este caso, el flujo no ha superado la conocida “Valle del León”, una zona que marca el límite de seguridad para los turistas.

Las autoridades regionales han pedido cautela y han recordado que el acceso al volcán está regulado. La protección civil, por su parte, mantiene en nivel alto el monitoreo de gases, temblores y deformaciones del terreno, claves para prever la evolución del fenómeno. Además, las cámaras térmicas y los satélites están permitiendo una vigilancia casi en tiempo real.

Para los científicos, cada erupción es una oportunidad única de observar el comportamiento de uno de los volcanes más activos y estudiados del mundo. El Etna no solo es una amenaza natural, también es un laboratorio vivo para entender cómo se comportan los sistemas volcánicos, cómo se acumula la presión magmática y cómo responden las estructuras geológicas ante la liberación súbita de energía.

Mientras el Etna continúa expulsando lava, ceniza y gases, muchos miran al cielo con una mezcla de temor y fascinación. En un mundo donde los desastres naturales parecen multiplicarse, esta nueva erupción nos recuerda que la Tierra está viva, que su dinámica no se detiene y que los volcanes, pese a toda la tecnología que los vigila, aún conservan buena parte de su misterio.

La actividad volcánica podría prolongarse durante horas o días, y aunque los sicilianos están acostumbrados a convivir con su montaña de fuego, la intensidad de este episodio ha sorprendido incluso a los más expertos.

Cortesía de Muy Interesante



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