¿Están preparados nuestros líderes para el futuro?

¿Estamos seguros de que quienes hoy dirigen nuestras empresas y organizaciones cuentan con la capacidad —y el coraje— de imaginar y conducir el futuro que viene? El cuestionamiento no es menor: el entorno económico, tecnológico y social se ha vuelto tan dinámico, que pensar en el futuro ya no es un lujo de visionarios, sino una exigencia de supervivencia empresarial. El gran riesgo no está en equivocarse, sino en quedarse inmóviles frente a la disrupción.

Terence Mauri, reconocido por su trabajo en tendencias de liderazgo y autor de The Upside of Disruption, es contundente: “La disrupción es una característica, no un error, pero la mayoría de los líderes siguen tomando decisiones con modelos obsoletos”. El diagnóstico no podría ser más claro.

Por un lado, tenemos organizaciones conscientes de que el cambio es acelerado. Por ejemplo, para el 2027, el 70% de la fuerza laboral necesitará un reskilling profundo debido a la automatización y la inteligencia artificial. No obstante, una mayoría de líderes aún sin cuantificar, continúa atrapada en la ilusión de que lo que funcionó ayer seguirá haciéndolo mañana. Este desfase genera un vacío estratégico que puede costar la permanencia en el mercado.

Mauri subraya algo esencial: las empresas sobrestiman el riesgo de innovar, pero subestiman el costo de no hacer nada. En la llamada Unlimited Age, donde la creación o destrucción de valor ocurre en cuestión de meses, el inmovilismo es la mayor amenaza. Según datos de McKinsey, las organizaciones que invierten en future readiness y en innovación disruptiva superan a sus pares hasta en 30% en crecimiento y rentabilidad.

El conflicto está planteado: los líderes deben decidir si dirigen el futuro, se adaptan a él o son sorprendidos por él. Únicamente los dos primeros caminos aseguran continuidad.

¿Y la nueva mentalidad de liderazgo?

Mauri propone lo que denomina Next Era Leadership: un cambio de mentalidad para sobrevivir y prosperar en la disrupción. Ya no se trata de perfeccionar técnicas administrativas heredadas del siglo XX, sino de desarrollar lo que llama el “músculo de la preparación para el futuro”.

Esto implica aprender más rápido que la competencia, tomar decisiones inteligentes en tiempo real y, sobre todo, asumir riesgos estratégicos. Como afirma Mauri: “En la era de lo ilimitado, no arriesgarse es, en sí mismo, un riesgo”.

La paradoja es reveladora: mientras 85% de los CEOs estudiados por Mauri afirman que la future readiness es crítica para el éxito de sus empresas, apenas 15% siente que su organización está realmente preparada. Este vacío refleja una oportunidad enorme, pero también una advertencia: no hemos sabido traducir esta visión en acciones concretas de transformación.

Recomendaciones para fortalecer a los líderes del futuro

Ante este panorama, la gran tarea de Recursos Humanos y de los Consejos de Administración es clara: construir líderes capaces de concebir y manejar el futuro, más allá de gestionar el presente. A continuación, algunas recomendaciones estratégicas.

1. Reentrenar la mentalidad, no sólo las competencias 

No basta con enseñar nuevas herramientas tecnológicas o metodologías ágiles. Los líderes deben reprogramar su forma de pensar y pasar de la aversión al riesgo a la experimentación consciente, del control rígido a la adaptabilidad y de la mirada interna a una perspectiva sistémica y global.

2. Invertir en reskilling continuo y estratégico 

El dato de que 70% de la fuerza laboral necesitará reskilling en menos de tres años es una señal inequívoca. Las organizaciones deben diseñar programas intensivos de actualización, no como eventos aislados, sino como parte del ADN empresarial. El líder del futuro es, ante todo, un aprendiz permanente.

3. Cultivar la anticipación y la lectura del entorno

El líder preparado para el futuro se anticipa. Desarrollar capacidades de análisis de tendencias, inteligencia competitiva y uso de datos predictivos será clave para navegar entornos fragmentados y volátiles.

4. Integrar tecnología y humanismo 

Mauri insiste en que el futuro del liderazgo no es únicamente tecnológico, sino profundamente humano. La IA y la automatización son herramientas poderosas, pero su verdadero valor se libera cuando se combinan con la empatía, la ética y la capacidad de inspirar confianza en los equipos.

5. Convertir la disrupción en ventaja estratégica

En lugar de considerar la disrupción como una amenaza, los líderes deben aprender a utilizarla como palanca de crecimiento. Esto implica estar dispuestos a rediseñar modelos de negocio, explorar alianzas inesperadas y abrir espacios para la innovación disruptiva dentro de la propia empresa.

6. Construir culturas organizacionales resilientes

El liderazgo del futuro no es un esfuerzo individual. Las organizaciones deben desarrollar culturas que abracen el cambio, que premien la curiosidad y que no penalicen el error bien intencionado. La resiliencia colectiva es el blindaje más efectivo frente a la incertidumbre.

7. Adoptar la visión de impacto a largo plazo

La inmediatez es tentadora, pero el futuro exige líderes que equilibren resultados trimestrales con apuestas de largo alcance. Se trata de pensar en la sostenibilidad del negocio, en el bienestar de los colaboradores y en el impacto positivo hacia la sociedad.

Los líderes necesitan ser pioneros de nuevas mentalidades, arquitectos de culturas resilientes y estrategas del riesgo. La pregunta que cada organización debe hacerse hoy es incómoda pero necesaria: ¿contamos en nuestras filas con talento listo para liderar el futuro o nada más administramos con líderes del pasado?

Cortesía de El Economista



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