Estas misteriosas marcas en dientes fósiles de hace 2 millones de años podrían reescribir la historia evolutiva humana

Durante muchas décadas, los paleoantropólogos se han enfrentado a un enigma inscrito en el esmalte dental de nuestros parientes extintos: unas diminutas hendiduras perfectamente redondeadas y distribuidas con regularidad, visibles a simple vista en los molares fósiles de homínidos de hace más de 2 millones de años. Ahora, un nuevo estudio liderado por Ian Towle y publicado en la revista Journal of Human Evolution, propone una sorprendente interpretación de este fenómeno: no se trataría de una enfermedad ni de un signo de estrés fisiológico, sino de una característica genética profundamente arraigada.

El hallazgo, revelado en una nota de prensa oficial y complementado por diversos artículos especializados, podría tener implicaciones trascendentales para nuestra comprensión de la evolución humana. En concreto, el patrón —al que los investigadores han denominado hendidura uniforme, circular y superficial (UCS por sus siglas en inglés)— podría ser un marcador evolutivo clave para diferenciar entre linajes de homínidos y reconstruir con mayor precisión el árbol genealógico de la humanidad.

Un rastro en el esmalte

Las marcas UCS aparecen exclusivamente en los dientes posteriores (premolares y molares) de especies del género Paranthropus, conocidos por su mandíbula robusta y sus dientes extraordinariamente gruesos. Hasta ahora, estas hendiduras se habían interpretado como defectos del esmalte, similares a los que se producen por desnutrición o enfermedades infantiles. Sin embargo, su uniformidad y distribución simétrica hacían dudar a algunos investigadores.

El nuevo análisis, basado en más de 70 dientes fósiles de África oriental y meridional, ha revelado que estas marcas están presentes en aproximadamente la mitad de los ejemplares de Paranthropus robustus del sur de África. En cambio, están casi ausentes en otras especies contemporáneas como Australopithecus africanus, lo que sugiere una divergencia evolutiva más marcada de lo que se pensaba.

Más aún, algunos dientes hallados en el yacimiento etíope de Omo, con una antigüedad estimada de 3 millones de años y atribuidos a Australopithecus del este de África, también presentan este tipo de hendiduras. Esto refuerza la hipótesis de que el rasgo pudo haberse originado en una población ancestral común, antes de la dispersión y diferenciación regional de estos grupos.

Hendiduras circulares, uniformes y poco profundas en dos dientes de Paranthropus robustus hallados en el yacimiento de Drimolen (Sudáfrica)
Hendiduras circulares, uniformes y poco profundas en dos dientes de Paranthropus robustus hallados en el yacimiento de Drimolen (Sudáfrica). Fuente: Towle et al., Journal of Human Evolution (2025)

Más allá del estrés ambiental

A diferencia de otras formas de hipoplasia del esmalte, como las líneas horizontales que indican periodos de malnutrición durante el crecimiento, las hendiduras uniformes, circulares y poco profundas no guardan relación con la salud del individuo. Las marcas son superficiales, no afectan la integridad funcional del diente, y se presentan con la misma forma y tamaño en ejemplares de distintas regiones y periodos.

Este patrón ha sido comparado por los investigadores con una condición genética humana conocida como amelogénesis imperfecta, aunque las diferencias de distribución y frecuencia hacen improbable que se trate de una patología. En lugar de ello, se trataría de una variante normal del desarrollo dental, codificada genéticamente y expresada de forma constante en ciertas especies.

Esta interpretación tiene un enorme potencial para los estudios evolutivos: si la hendidura es efectivamente un rasgo heredado, podría utilizarse como una huella genética indirecta para establecer relaciones filogenéticas entre especies de homínidos extintos.

Claves para el árbol evolutivo

El análisis también ha revelado algo más intrigante: la presencia de hendiduras en un pequeño número de dientes pertenecientes a especies enigmáticas como Homo floresiensis (el llamado “hobbit” de Indonesia) o Homo luzonensis (de Filipinas). Aunque estas apariciones son muy escasas y no permiten conclusiones definitivas, podrían sugerir vínculos evolutivos más estrechos con los australopitecos que con otros miembros del género Homo.

Esta posibilidad alimenta el debate sobre el origen y la diversidad de los homínidos en Asia, y plantea si algunos de estos grupos asiáticos pudieron haber conservado rasgos arcaicos durante más tiempo del que se creía. No sería la primera vez que una característica dental reescribe capítulos enteros de la historia evolutiva humana.

Los dientes, al ser las estructuras más duras y duraderas del cuerpo, ofrecen un registro fósil excepcionalmente fiable. Su forma, grosor del esmalte, número de cúspides o patrones de desgaste son ya herramientas esenciales para los paleoantropólogos. Ahora, con la incorporación de las hendiduras como posible marcador, se amplían aún más las posibilidades de análisis comparativo.

La presencia de agrupaciones de hoyuelos en el esmalte dental de Paranthropus podría deberse a un rasgo genético
La presencia de agrupaciones de hoyuelos en el esmalte dental de Paranthropus podría deberse a un rasgo genético. Foto: Ian Towle/Christian Pérez

Un futuro marcado por proteínas

El próximo paso, según los propios autores, será utilizar técnicas de paleoproteómica para estudiar las proteínas atrapadas en el esmalte. Esta innovadora rama científica permite recuperar información genética incluso en fósiles donde el ADN está destruido, y podría confirmar si el UCS pitting está asociado a variantes específicas del desarrollo dental.

Además, los investigadores se preguntan si este rasgo podría estar vinculado a diferencias sexuales o a factores de adaptación ecológica. Por ejemplo, el esmalte grueso y los dientes robustos de Paranthropus se asocian generalmente con una dieta dura y abrasiva. ¿Podría el pitting haber ofrecido alguna ventaja funcional, o es simplemente un efecto colateral sin consecuencias adaptativas?

De rasgo curioso a herramienta evolutiva

Lo que durante años fue considerado un simple defecto de desarrollo se revela ahora como un potencial marcador filogenético. La identificación del UCS pitting y su vinculación con el linaje de Paranthropus no solo mejora nuestra capacidad de identificar restos fragmentarios, sino que también ilumina un nuevo camino para desentrañar el intrincado relato de nuestros orígenes.

A veces, los grandes descubrimientos no están en los huesos largos ni en los cráneos espectaculares, sino en los pequeños detalles: en un diminuto hoyuelo apenas visible en la superficie de un molar fosilizado. Esos detalles, preservados durante millones de años, pueden contener las claves más reveladoras de la evolución humana.

El estudio ha sido publicado en la revista Journal of Human Evolution.

Cortesía de Muy Interesante



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