El mar ha sido durante milenios un testigo silencioso de la historia humana, cuando no un agente que ha determinado los destinos de civilizaciones enteras. Bajo las aguas, yacen innumerables restos de empresas militares, viajes de exploración y actividades comerciales que no consiguieron llegar a buen puerto. Uno de los hallazgos más fascinantes que le debemos al mar es el pecio de Dókos, el resultado del hundimiento más antiguo conocido hasta la fecha.
¿Cómo se investigan los pecios? Así funciona la arqueología submarina
¿Qué es la arqueología submarina?
La arqueología submarina es una disciplina que requiere habilidades y herramientas especializadas para explorar los restos sumergidos de embarcaciones, puertos y ciudades antiguas. Este campo combina los principios de la arqueología terrestre con tecnologías avanzadas que permiten operar eficazmente en entornos subacuáticos.
Fases de una excavación bajo el agua
Las investigaciones submarinas comienzan con la identificación de posibles sitios arqueológicos. Para ello, se utilizan mapas históricos, registros documentales y tecnología moderna, como el sonar de barrido lateral y los magnetómetros. Estas herramientas tecnológicas permiten localizar esas anomalías que, presentes en el fondo marino, podrían corresponder con la presencia de naufragios.
Una vez se localiza un pecio (esto es, los restos de una nave naufragada), los arqueólogos emplean buzos capacitados, vehículos operados remotamente (ROVs) y cámaras de alta definición para documentar el yacimiento. A continuación, se realizan mapas detallados del área y se decide qué partes del yacimiento se excavarán y qué artefactos se recuperarán. El proceso de excavación bajo el agua es delicado y lento, ya que incluso los más pequeños movimientos pueden perturbar los sedimentos y dañar los objetos frágiles.
Tras la recuperación, los artefactos se someten a un proceso de conservación en laboratorios especializados, donde se estabilizan para evitar su deterioro fuera del entorno marino. Posteriormente, los objetos se analizan para recabar información sobre las rutas comerciales, las prácticas de construcción naval y la vida cotidiana de las sociedades que los crearon.
Los pecios más antiguos que se conocen
Uno de los pecios más destacados corresponde al naufragio de Uluburun, que se descubrió frente a la costa de Turquía. Datado en el siglo XIV a.C., este barco hundido contenía un cargamento de lingotes de cobre y estaño, así como joyas, herramientas y cerámicas. Con toda probabilidad, se trataba de un barco mercante que participaba activamente en el comercio internacional de la Edad del Bronce.
En 2018, la arqueología submarina hizo otro hallazgo notable. En este caso, se trataba de un barco griego hallado en el mar Negro, datado alrededor del 400 a.C. Este naufragio, que se encontró a una profundidad de más de 2000 metros, está excepcionalmente bien conservado gracias a las condiciones anóxicas del fondo marino. La embarcación posee unos 23 metros de longitud y ofrece un ejemplo casi perfecto de los barcos descritos en los frescos y cerámicas de la antigua Grecia.
El naufragio más antiguo que se conoce, sin embargo, procede de Dókos.
El pecio de Dokós
Historia del descubrimiento
Este naufragio, descubierto en las profundidades del mar Egeo y datado entre el 2400 y el 2050 a.C., ofrece una ventana única al comercio, la tecnología y la vida cotidiana de la Edad del Bronce en el Mediterráneo.
Fue el arqueólogo estadounidense Peter Throckmorton quien, en 1975, se embatió en el hallazgo mientras exploraba la isla griega de Dókos, cerca de la costa oriental del Peloponeso. Sin embargo, hubo que esperar a la década de 1980 para que el Instituto Helénico de Arqueología Marina (HIMA) emprendiera una investigación sistemática del sitio bajo la dirección de George Papathanasopoulos.
El pecio de Dókos: una excavación arqueológica en las aguas
Las excavaciones, que se realizaron entre 1989 y 1992, representaron un hito en la arqueología submarina griega. Se trataba de uno de los primeros proyectos en aplicar técnicas avanzadas de mapeo subacuático. Así, los arqueólogos documentaron minuciosamente la distribución de miles de fragmentos de cerámica y otros materiales esparcidos en el fondo marino.
El descubrimiento y posterior excavación del pecio de Dókos fue un logro significativo para la arqueología submarina. Su relevancia se debe no solo a su increíble antigüedad, sino también a la información que revela sobre una época en la que el comercio marítimo estaba en sus primeras etapas de desarrollo.
¿Qué restos se conservan del pecio de Dókos?
A diferencia de otros naufragios más recientes, donde la estructura del barco se conservar en mayor o menor medida, en el caso del pecio de Dókos no se han recuperado los restos del casco. Esto se explica por la biodegradación orgánica. A pesar de esto, el yacimiento ha proporcionado una vasta cantidad de artefactos que permiten reconstruir parte de su historia.
Entre los hallazgos más importantes, se encuentran más de 15000 fragmentos de cerámica entre los que se incluyen cientos de vasijas completas. Estas vasijas, que van desde pequeñas copas hasta grandes recipientes de almacenamiento, son típicas del periodo Heládico Temprano II y reflejan el estilo artístico y las técnicas de producción de la época. Las llamadas saucepans cerámicas, decoradas con motivos geométricos, son especialmente características del periodo y se han identificado en otros sitios de la región, lo que sugiere la existencia de una red comercial bien establecida.
También se han recuperado anclas de piedra. Este dato parece indicar que el barco estaba equipado para realizar qviajes largos. Además, los lingotes de plomo que se encontraron en el pecio podrían haberse destinado al comercio o utilizado como lastre.
Pecios que aún no se han excavado
Aunque el pecio de Dókos supone un hallazgo excepcional, tan solo representa uno de los millones de naufragios que yacen en el fondo de mares y océanos. Según estimaciones de la UNESCO, existen más de tres millones de barcos hundidos en los océanos del mundo, desde embarcaciones prehistóricas hasta buques de guerra de los siglos XX y XXI.
Muchos de estos naufragios, en especial los más antiguos, permanecen inexplorados por la dificultad y el costo de gestionar operaciones subacuáticas. La tecnología necesaria para localizar y excavar estos sitios, como los ROVs y los sistemas de sonar, requiere de una inversión sustanciosa que limita el número de proyectos que pueden llevarse a cabo cada año.
Sin embargo, cada naufragio descubierto tiene el potencial de cambiar nuestra comprensión del pasado. Se cree que en el mar Egeo y en la costa mediterránea de Egipto existen numerosos barcos hundidos que podrían arrojar luz sobre las primeras interacciones comerciales entre Europa, África y el Cercano Oriente.
La preservación de estos sitios reultas igualmente crucial. Muchos pecios se arriesgan a desaparecer. El saqueo, la pesca de arrastre y el cambio climático pueden acelerar la degradación de los materiales tanto orgánicos y metálicos que se encuentran bajo las aguas.
El pecio de Dókos, por tanto, no solo es el naufragio más antiguo que se conoce, sino también un testimonio del ingenio y la capacidad de navegación de las primeras sociedades marítimas del Egeo. Su estudio ha proporcionado información crucial sobre el comercio, la tecnología y la cultura de la Edad del Bronce, y ha subrayado la importancia de la arqueología submarina como herramienta para comprender nuestro pasado.
Referencias
- Firth, Antony. 2018. Managing Shipwrecks. Honor Frost Foundation, 2018.
- Jamieson, Alan G. 2024. Out of the Depths: A History of Shipwrecks. Reaktion Books, 2024.
- Wachsmann, Shelley. 2018. “Shipwrecks”, en Seagoing Ships and Seamanship in the Bronze Age Levant, pp. 205-212. Texas A&M University Press.
Cortesía de Muy Interesante
Dejanos un comentario: