Este es el catálogo de estrellas más antiguo que se conoce: se titula MUL.APIN y lo compusieron los babilonios hace 2800 años

La antigua Mesopotamia se considera una de las cunas de las civilizaciones complejas, responsable de varios primados en la antigüedad. Además de ser testigo del nacimiento de la escritura y de uno de los primeros códigos de leyes documentados, también lo fue de una ciencia astronómica sorprendentemente avanzada. Entre sus más notables logros figura el MUL.APIN, una obra astronómica compuesta en Babilonia en el primer milenio a.C., que constituye el catálogo de estrellas más antiguo del que se tiene noticia. Este compendio, cuyo nombre significa “constelación del arado” —una referencia a la primera constelación que se menciona en el texto— no solo recoge observaciones celestes, sino que sistematiza conocimientos fundamentales sobre el firmamento, el calendario y el tiempo.

El MUL.APIN representa el punto de partida de la astronomía científica escrita en la historia de la humanidad al combinar datos empíricos con esquemas cosmológicos y aplicaciones prácticas. A través de sus tablillas, es posible vislumbrar cómo los babilonios crearon una disciplina sistemática para observar y comprender los cielos.

Detalle de una tablilla de MUL.APIN. Fuente: The Trustees of the British Museum

El contexto histórico y la transmisión de conocimientos en Mesopotamia

El compendio MUL.APIN se redactó hacia el siglo VIII o VII a. C., aunque compila conocimientos mucho más antiguos, algunos de los cuales remontan al menos al siglo XII a.C. Su redacción definitiva se realizó durante el reinado del rey asirio Asarhaddón, aunque se basó en tablillas previas que circulaban entre las elites intelectuales desde la época de Tiglat-pileser I (1114–1076 a. C.). Este esfuerzo de recopilación demuestra una tradición astronómica ya consolidada que se había mantenido durante generaciones gracias a los escribas especializados.

Los contenidos del MUL.APIN están redactados en acadio sobre tablillas de arcilla. Han llegado hasta nosotros a través de diversas copias halladas en ciudades como Nínive, Assur y Kalhu. Una de las más completas se encuentra hoy en el Museo Británico.

Un catálogo de estrellas y constelaciones

La primera parte del MUL.APIN consiste en una lista organizada de estrellas y constelaciones, que se divide en tres grupos asociados con las deidades Enlil, Anu y Ea, respectivamente. Este sistema tridivisional reflejaba una concepción del cielo proyectada sobre la estructura religiosa y geográfica del universo mesopotámico.

El catálogo recoge los nombres de 66 estrellas y constelaciones, entre las que se incluyen figuras aún reconocibles hoy, como Orión (SIPA.ZI.AN.NA “el recto pastor celeste”), las Pléyades (MUL.MUL “las estrellas”) o Leo (UR.GU.LA “el léon”). El texto especifica, además, cuándo aparece por primera vez en el cielo cada estrella (es decir, señala su orto helíaco). Este dato prueba que MUL.APIN operó como una herramienta precisa para la planificación agrícola, los rituales religiosos y la organización del calendario.

Mapa celeste de Babilonia
Reconstrucción del mapa celeste babilónico. Fuente: Susanne M. Hoffmann/Wikimedia

Funciones astronómicas y calendáricas

El catálogo MUL.APIN también destaca por intentar coordinar el calendario lunar y el solar. Los babilonios empleaban un calendario lunisolar, pero eran conscientes de la discrepancia que se producía entre ambos ciclos. Así, el compendio incluye procedimientos para calcular la duración del año solar y ajustar los meses lunares mediante intercalaciones.

En este contexto, las observaciones estelares cumplían una función doble: permitían predecir los fenómenos celestes y corregir el calendario. El texto incluye indicaciones sobre los solsticios y equinoccios, así como sobre la duración del día y la noche a lo largo del año. Además, menciona las fases de la Luna y la visibilidad de los planetas, datos fundamentales para establecer pronósticos y elaborar calendarios religiosos.

Escriba babilonio observando el cielo
Recreación fantasiosa. Fuente: Midjourney/Erica Couto

Astronomía aplicada: orientación y predicción

El MUL.APIN no era un tratado especulativo, sino una herramienta práctica. Servía como guía para los escribas-astrónomos (u observadores celestes), que necesitaban interpretar el cielo en clave política, agrícola o ritual. Algunas secciones están dedicadas a la medición de sombras y a la determinación de las direcciones mediante la posición del Sol, lo que sugiere aplicaciones en navegación y orientación terrestre.

Asimismo, el texto aborda el comportamiento de los planetas, incluyendo a Venus, Marte, Júpiter, Saturno y Mercurio, con especial atención a su visibilidad y movimiento retrógrado. Aunque el MUL.APIN no formula de manera explícita modelos matemáticos como los que aparecerían siglos después, sí muestra un notable esfuerzo por sistematizar y predecir la regularidad de ciertos fenómenos celestes.

Concepciones cosmológicas

Más allá de su contenido observacional, el MUL.APIN refleja una visión coherente del universo. El cielo se dividía en varias regiones dominadas por deidades específicas y las trayectorias solares, con un eje este-oeste que servía como referencia para las observaciones. La astronomía babilónica estaba unida de manera estrecha con la religión y la mitología, pero ello no impedía un enfoque empírico y acumulativo del saber.

El compendio también clasifica estrellas como “del norte” y “del sur”, sugiriendo que los escribas babilonios tenían una comprensión precisa del movimiento aparente de los astros en relación con el horizonte. Este conocimiento implicaba una observación sistemática y de largo plazo, que solo podía sostenerse a través de generaciones.

Astrónomos de la antigüedad observan el cielo
Recreación ficticia. Fuente: Midjourney/Erica Couto

Legado e influencia

El MUL.APIN constituye la base de la astronomía mesopotámica del primer milenio a. C. Anticipa, además, algunos elementos que reaparecerán en la tradición griega, helenística y árabe. El sistema de coordenadas celestes y el uso de estrellas para calcular el tiempo, por ejemplo, reaparecen, siglos después, en los trabajos de Hiparco y Ptolomeo.

Más que un catálogo de estrellas, MUL.APIN permite asomarnos al pensamiento científico de una de las civilizaciones más antiguas del mundo. Redactado hace más de dos milenios y medio, este compendio babilónico demuestra que el estudio del cielo tiene raíces profundas, basadas, en gran medida, en la necesidad de comprender, medir y organizar el tiempo.

A través de sus listas estelares, observaciones planetarias y cálculos calendáricos, el MUL.APIN revela una cultura que supo mirar al firmamento con precisión, paciencia y sistematicidad. Su legado constituye uno de los pilares sobre los que se construyó la astronomía posterior.

Referencias

  • Hunger, Hermann y John Steele. 2018. The Babylonian astronomical compendium MUL. APIN. Routledge.

Cortesía de Muy Interesante



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