Este es el motivo por el que el tatuaje acabó siendo una práctica prohibida en el Imperio romano

El tatuaje ha sido una práctica recurrente en diversas civilizaciones antiguas. Uno de los primeros ejemplos lo ofrece el cuerpo de Ötzi que, congelado en un glaciar hace más de 5000 años, nos ha dejado una serie de marcas geométricas tatuadas en la piel. Su valor y significado cultural ha variado a lo largo del tiempo, hasta el punto de que llegó a prohibirse durante el Imperio romano. ¿Conoces los motivos de esta decisión política? Te la contamos aquí.

El tatuaje en el mundo antiguo

Apreciado como marca de estatus unas veces y como símbolo de vergüenza otras, el tatuaje se ha convertido en un tema de gran relevancia histórica para comprender nuestra relación con las prácticas de modificación corporal a lo largo del tiempo. Tatuarse ha servido a distintos propósitos, desde ornamentales y religiosos hasta punitivos.

En Egipto, las sacerdotisas de Hathor llevaban tatuajes como parte de sus funciones rituales, mientras que los escitas decoraban sus cuerpos con complejos diseños de animales. En Grecia, los tatuajes (stigmata) solían asociarse con la esclavitud y el castigo. Algunas tribus germánicas practicaban el tatuaje como símbolo de estatus, algo que los autores clásicos romanos percibían, al mismo tiempo, con fascinación y rechazo.

Cerámica cucuteni con posibles marcas de tatuaje. Tatuaje en el Imperio romano. Fuente: CristianChirita/Wikimedia

Usos del tatuaje en la Roma antigua

El marcaje de esclavos y gladiadores

En Roma, los tatuajes se usaron principalmente con fines de identificación y castigo. Los esclavos se marcaban con signos que indicaban su condición de privación de libertad y, a menudo, el nombre de su dueño. Asimismo, los soldados y gladiadores podían tatuarse como parte de su compromiso con una determinada unidad o con un lanista, esto es, el propietario de una escuela gladiatoria.

Un antídoto contra las huidas y las deserciones

Los tatuajes y marcas tenían una clara función. Los esclavos marcados se reconocían con facilidad si intentaban escapar. Así, se facilitaba su recaptura en caso de huida. En los campamentos militares, los soldados, a través del tatuaje, mostraban su lealtad a un general o emperador en particular. De esta forma, se evitaban las deserciones. En el caso de los gladiadores, estos tatuajes servían para controlar sus movimientos y evitar que huyeran de las escuelas de entrenamiento o ludi.

Tatuaje y marcaje de los delincuentes

El tatuaje también se empleaba como una forma de humillación pública de los criminales y los prisioneros de guerra. Se les marcaba con inscripciones como FUR (ladrón) o K (kalumniator, calumniador), lo que los convertía en sujetos de ostracismo social incluso después de cumplir su condena.

Los delincuentes marcados con tatuajes solían ser condenados a trabajos forzados en minas y canteras. Las marcas, impuestas en zonas visibles del cuerpo como la frente o los brazos, aseguraban que nunca pudieran reintegrarse a la sociedad. La práctica de marcar a los criminales y transgresores se extendió a los prisioneros de guerra, quienes podían ser vendidos como esclavos.

Tatuador tatuando un brazo
Técnica contemporánea de tatuaje. Fuente: Pixabay

Marcas y tatuajes en el Imperio romano

¿Qué técnicas de tatuaje se empleaban?

En Roma, se aplicaban mediante incisiones en la piel hechas con agujas o punzones. Se utilizaban tintas a base de hollín y otros pigmentos oscuros para garantizar la permanencia de la marca.

El proceso de tatuado era doloroso. En muchos casos, los tatuajes se aplicaban sin extremar las condiciones higiénicas, lo que propiciaba que algunas marcas se infectaran y provocaran daños permanentes en la piel.

Técnicas de marcaje

Además del tatuaje, en la Roma antigua se empleaba la cauterización para marcar a los criminales y los esclavos. Se utilizaban hierros al rojo vivo para imprimir a fuego letras en la piel, un método particularmente doloroso de consecuencias irreversibles. Este tipo de marcaje también se usaba con los animales, lo que reforzaba la deshumanización y el degrado los esclavos.

A diferencia del tatuaje, el marcaje con hierros ardientes dejaba cicatrices en relieve que podían identificarse incluso si se intentaban borrar con métodos rudimentarios. Este método solía emplearse con los esclavos que habían intentado escapar en repetidas ocasiones.

Recreación ficticia de un soldado romano con el brazo tatuado
Recreación fantasiosa de un soldado tatuado. Tatuaje en el Imperio romano. Fuente: Midjourney/Erica Couto

El tatuaje voluntario de determinados grupos

Si bien la mayoría de los tatuajes en Roma eran impuestos, algunos grupos, como los adeptos a determinados cultos mistéricos, podían decidir tatuarse de manera voluntaria. Por ejemplo, los devotos de los cultos de Cibeles y Atargatis podían marcarse con símbolos religiosos en la piel.

Otros grupos que practicaban el tatuaje voluntario incluían algunas sectas militares y mercenarios que utilizaban inscripciones como signos de hermandad y protección en combate. Estos tatuajes también podían representar votos o promesas hechas a deidades en tiempos de guerra.

Recreación ficticia de un grupo paleocristiano en las catacumbas
Recreación fantasiosa de un grupo de los primeros cristianos. Tatuaje en el Imperio romano. Fuente: Midjourney/Erica Couto

Los tatuajes cristianos

El primer cristianismo mantuvo una relación ambigua con el tatuaje. Aunque algunos cristianos recibieron las marcas de la cruz como castigo bajo el emperador Valeriano (200-260 d.C.), otros optaron por tatuarse voluntariamente como símbolo de fe. En épocas posteriores, ya durante el Imperio bizantino, los peregrinos cristianos que iban a Jerusalén podían recibir tatuajes religiosos.

El tatuaje cristiano también se vinculaba con la identificación de miembros de la fe en tiempos de las persecuciones religiosas. Algunas comunidades de Egipto y Siria usaron los tatuajes de cruces o versículos bíblicos como prueba de su compromiso religioso.

Cabeza de una estatua del emperador Constantino
Cabeza de Constantino. Tatuaje en el Imperio romano. Fuente: Rafael Rodriguez Hernandez Wikimedia

La persecución del tatuaje en el mundo romano

La prohibición de Constantino

La percepción negativa del tatuaje hizo que el emperador Constantino lo prohibiese en el siglo IV. Esta decisión formaba parte de su política de protección de la dignidad humana según la nueva religión oficial del Imperio. Las leyes también buscaron eliminar su uso en esclavos y criminales en favor de otros métodos de identificación.

El tatuaje como signo de humillación

La prohibición de los tatuajes en Roma marcó un cambio en la forma en que el Imperio veía la dignidad humana, especialmente bajo la influencia del cristianismo. La asociación con el castigo y la humillación hacía que el tatuaje se percibiera como una práctica inaceptable en una sociedad que buscaba distanciarse de las tradiciones punitivas del pasado.

En conclusión, el tatuaje en Roma estuvo estrechamente ligado al control social, la esclavitud y el castigo. Aunque hubo algunas excepciones, su asociación con la degradación  de la persona, el estigma y el sometimiento contribuyó a su prohibición en el Imperio tardío.

Referencias

  • Dinter, Martin T., and Astrid Khoo. ““If Skin Were Parchment…”: Tattoos in Antiquity.” Tattoo Histories. Routledge, 2019. 85-102.
  • Jones, Christopher P. “Stigma: tattooing and branding in Graeco-Roman antiquity.” The Journal of Roman Studies 77 (1987): 139-155. DOI: https://doi.org/10.2307/300578

Cortesía de Muy Interesante



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