Este fue el camino hacia la Guerra de Vietnam: de la ‘etapa de los asesores’ a la confrontación total

Las delegaciones china y soviética que asistían en Ginebra a las negociaciones entre Francia y el Vietminh para llegar a un acuerdo de paz no pudieron reprimir su alegría, la tarde del 7 de mayo de 1954, cuando tuvieron noticia de la derrota francesa en la decisiva Batalla de Dien Bien Phu.

La posición política de Hanói era ahora más fuerte para frenar las exigencias que pretendían imponer París y Washington para alcanzar un alto el fuego en Vietnam.

Conferencia de Ginebra
Un momento de la Conferencia de Ginebra, celebrada entre el 26 de abril y el 20 de julio de 1954. En ella, Francia y el Vietminh negociaron el futuro de las naciones que componían la Indochina francesa. Foto: Getty.

Tanto los rusos como los chinos temían que la Administración Eisenhower aprovechara alguna provocación para emplear su poderoso arsenal bélico y suceder a Francia en las labores de contención del ‘peligro rojo’ en el sudeste asiático. Esa fue una de las razones por las que los soviéticos se mostraron partidarios de llegar a un rápido pacto con Francia que rebajara la tensión en la región y tranquilizara a Estados Unidos.

Vietnam se parte en dos

Finalmente, los acuerdos de la Conferencia de Ginebra se firmaron el 20 de julio de 1954. A partir de entonces, Camboya y Laos se independizaron de Francia y Vietnam quedó dividida por el Paralelo 17 para crear Vietnam del Norte –con capital en Hanói y bajo la presidencia de Ho Chi Minh– y Vietnam del Sur –con capital en Saigón, Bao Dai como jefe del Estado y Ngo Dinh Diem como primer ministro–. Dichos acuerdos obligaban a ambos Estados a organizar un referéndum en el plazo de tres años para decidir su separación definitiva o su reunificación.

Partición de la Indochina francesa tras la Conferencia de Ginebra
En este mapa se observa la partición de la Indochina francesa tras la Conferencia de Ginebra. Camboya y Laos se independizaron (convirtiéndose en reinos) y Vietnam quedó dividida por el Paralelo 17: el Norte, con capital en Hanói, y el Sur, con capital en Saigón. Foto: Shutterstock.

El primer ministro Diem, un católico radical en una sociedad de mayoría budista, sabía que ese referéndum pondría a todo el país en manos de los comunistas, por lo que decidió dar un golpe de Estado para impedirlo. Una vez se afianzó como máximo dirigente de Vietnam del Sur, Diem repartió los puestos de poder entre su hermano Ngo Dinh Nhu y otros parientes también católicos. Mientras su dictadura se asentaba en Saigón, el gobierno de Vietnam del Norte perseguía a intelectuales y terratenientes y a todos aquellos que fueran considerados enemigos del pueblo.

La represión y violencia que sufrieron estos norvietnamitas apenas ocuparon cuatro líneas en los periódicos occidentales. “Gracias al prestigio de su líder, Ho Chi Minh –cuyas credenciales en la lucha contra el imperialismo eran indiscutibles–, el país gozaba de buena fama en el mundo”, recuerda Max Hastings en su libro La Guerra de Vietnam (Crítica, 2019). Este periodista e historiador británico afirma que los líderes norvietnamitas creían que podrían reunificar Vietnam bajo un régimen comunista sin necesidad de entablar nuevas hostilidades contra Estados Unidos. Pero pronto comprendieron que la guerra sería otra vez inevitable.

Guerra civil: nace el Vietcong

El boicot del régimen survietnamita al referéndum sobre la reunificación del país y el temor de EE. UU. a que Vietnam cayese en manos comunistas y provocase un efecto dominó en toda la región fueron los dos factores principales que la desataron. En realidad, todos los actores implicados en esta tragedia incumplieron los acuerdos de la Conferencia de Ginebra y contribuyeron, en menor o mayor medida, a causar un conflicto bélico que iba a cobrarse la vida de unos dos millones de civiles vietnamitas.

El nepotismo del autócrata Diem y su régimen corrupto encresparon a muchos survietnamitas y facilitaron la creación del Frente Nacional de Liberación (FNL), un movimiento comunista amparado por Hanói más conocido como Vietcong. Por su parte, el gobierno de Vietnam del Norte también ayudó al estallido del conflicto al ordenar a los miles de combatientes del Vietcong que estaban en el Sur que permanecieran allí de forma clandestina para entablar una guerra de guerrillas contra el régimen de Diem. Pero, en opinión de muchos historiadores, los que más contribuyeron a desatar aquel infierno fueron los ‘halcones’ de Washington, que presionarían a tres presidentes –Eisenhower, John F. Kennedy y Lyndon B. Johnson– para que incrementaran más y más la presencia militar americana en Vietnam.

Ngo Dinh Diem saluda a Eisenhower y Dulles
El presidente de Vietnam del Sur, Ngo Dinh Diem, se mantuvo en el poder gracias al apoyo americano. En la imagen de arriba, en mayo de 1957, saluda a Eisenhower y John Foster Dulles (presidente y secretario de Estado de EE UU) en el aeropuerto de Washington. Foto: Getty.

Si el corrupto Diem se mantuvo en el poder durante unos años fue gracias a la ayuda de Estados Unidos, que en 1955 aportó 322 millones de dólares a su país, una inyección de dinero que fue en aumento según crecía la implicación de Washington en la guerra. Los primeros asesores estadounidenses que llegaron a Vietnam del Sur presionaron a Diem para que se mostrase más conciliador con su pueblo y diera más oportunidades al budismo, cuyos fieles representaban la mayoría de la población, pero aquel hizo caso omiso de unos consejos que le habrían permitido sobrevivir y, quizá, tener éxito.

En 1959 el comité central del Partido Comunista vietnamita promulgó la Resolución 15, que autorizó acciones más agresivas de los guerrilleros del FNL en territorio de Vietnam del Sur y la apertura de un camino secreto (la Ruta Ho Chi Minh) para abastecerlos desde el Norte. Durante ese año, los ataques del Vietcong fueron cada vez más intensos, sobre todo en el delta del Mekong. Aunque sus 10.000 hombres estaban muy mal armados, utilizaban los obuses y granadas del enemigo que no habían explotado para fabricar trampas explosivas. Además, contaban con una red de túneles excavados en los que podían descansar o esconderse para tender emboscadas a las patrullas del Ejército del Sur (ERVN).

El 8 de julio de ese año 59, dos asesores estadounidenses que acompañaban a la 7º división de infantería del ERVN murieron en una emboscada del Vietcong. La respuesta de Estados Unidos fue duplicar el número de asesores militares, que pasó de 342 en 1958 a 692 en 1960. Su trabajo inicial era instruir al ERVN, que contaba en esa fecha con unos 150.000 hombres, una cifra que doblaba el número de soldados del Ejército del Norte (EVN) y de los integrantes del Vietcong. Pero esa superioridad era engañosa, ya que el Ejército del Sur sufría numerosas bajas por deserción. Además, su preparación militar era muy pobre y su moral muy frágil.

Asesores estadounidenses junto a líderes de las tropas vietnamitas
En la imagen, varios asesores del ejército de Estados Unidos –militares encargados de instruir al ERVN o ejército de tierra de Vietnam del Sur– verifican el progreso de la Operación Dan Chi (1964) junto a líderes de las tropas vietnamitas. Foto: Getty.

La escalada de Kennedy

En mayo de 1961, el nuevo presidente de Estados Unidos, John F. Kennedy, ordenó el envío de 400 boinas verdes a Vietnam, a los que siguieron 40 helicópteros y 400 hombres para los servicios de mantenimiento. En febrero de 1962, ya había 4.000 ‘asesores’ estadounidenses en el país.

En abril de ese año, Diem se embarcó en un programa de creación de nuevos poblados protegidos por estacas, cuyo objetivo era separar a los campesinos de la influencia de los guerrilleros del Vietcong infiltrados en el Sur. Pero esos realojamientos alejaban a sus pobladores de los terrenos donde habían vivido desde tiempos ancestrales y de sus cementerios, lo que implicaba abandonar las tumbas de sus antepasados, algo imperdonable en la cultura vietnamita. Este tipo de medidas, auspiciadas por los americanos y puestas en marcha por el gobierno autoritario de Diem, provocaron las iras de muchos campesinos y de la comunidad budista, así como de buena parte de los universitarios del Sur.

Discurso inaugural de J. F. Kennedy
La Guerra de Vietnam fue el gran borrón de la presidencia del carismático John F. Kennedy, a quien vemos en la imagen pronunciando su discurso inaugural, el 20 de enero de 1961, en Washington. Foto: Getty.

La corrupción imperante en Saigón salpicaba al ejército, cuyos mandos eran mediocres e incapaces de insuflar moral de combate a sus hombres. Aquellas carencias se pudieron comprobar en enero de 1963, cuando 320 guerrilleros comunistas propinaron una formidable paliza a unos 1.500 soldados del ERVN en Ap Bac, un aldea situada a unos 65 kilómetros al suroeste de Saigón.

La batalla supuso la primera victoria importante del Vietcong contra fuerzas regulares de Vietnam del Sur, cuyas bajas mortales ascendieron a 63 hombres (otros 109 fueron heridos). Las fuerzas gubernamentales del Sur también perdieron cinco helicópteros (tres de ellos del modelo H-21 y otros dos Bell UH-1 Huey), así como varios carros blindados de transporte M-113. En la violenta refriega murieron, asimismo, tres asesores americanos y cinco cayeron heridos.

La tensión en Vietnam del Sur se disparó el 8 de mayo de ese año, cuando un oficial del ejército ordenó disparar contra miles de devotos budistas que se habían congregado en la ciudad de Hue para celebrar el 2.527 aniversario de Buda. Semanas después, un monje budista se roció de gasolina y se prendió fuego: esa fue su forma de protestar contra el régimen corrupto de Diem. La imagen del bonzo en llamas en una calle de Saigón desveló por primera vez al mundo la brutal represión que sufrían los budistas bajo la dictadura de Diem.

El monje budista Thich Quang Duc se quemó a lo bonzo
El monje budista Thich Quang Duc se quemó hasta morir en una calle de Saigón, el 11 de junio de 1963. Su sacrificio desveló al mundo la brutal represión de la dictadura de Diem hacia los budistas. Foto: ASC.

Johnson al ataque

El secretario de Estado norteamericano, Robert McNamara, la persona que más influyó en la política de Estados Unidos en Vietnam, convenció entonces al presidente Kennedy para que diera luz verde al derrocamiento de Diem y pusiera en su lugar a otro dirigente que fuera más presentable en el escenario internacional.

El 3 de noviembre, Diem fue acribillado a balazos, lo que desató la alegría de la gente en las ciudades survietnamitas. El general Duong Van Minh encabezó la junta que asumió el poder en Saigón. En algo menos de tres años, el país estuvo dirigido por cinco gobiernos sucesivos, tres de los cuales tuvieron origen en otros tantos golpes de Estado. Pero antes de eso, el 22 de noviembre de 1963, algo más de dos semanas después de la muerte de Diem, el presidente Kennedy era asesinado en Dallas.

El líder norvietnamita Le Duan y el propio Ho Chi Minh pensaron que, tras el magnicidio, el nuevo régimen de Saigón se vendría abajo en cuestión de meses y que, por lo tanto, Washington tiraría la toalla y ordenaría la retirada del país. Estaban muy equivocados.

Ho Chi Minh en 1946
El líder norvietnamita Ho Chi Minh en 1946. Foto: Wikimedia Commons.

El sucesor de Kennedy, Lyndon B. Johnson, pensaba que la salida de Vietnam sería vista por el mundo como una grave derrota. A esa convicción se sumaron las continuas presiones de McNamara para convencerlo de que la victoria de Hanói supondría la pérdida de Camboya, Laos, Tailandia y el resto de naciones del sudeste asiático, que pasarían a estar controladas por los comunistas. Y así, haciendo caso omiso a los pocos asesores que le advirtieron del peligro que conllevaba un conflicto armado en el sudeste asiático, Jonhson decidió incrementar los efectivos militares en Vietnam.

La CIA y la Marina orquestaron una operación en agosto de 1964 para que el buque estadounidense Maddox fuera atacado por lanchas norvietnamitas. Aquella burda trampa fue el pretexto que buscaba Johnson para dar luz verde a la guerra abierta. En 1966, los estadounidenses construyeron 59 aeródromos y enviaron cada mes 600.000 toneladas de provisiones. El 31 de diciembre de ese año había en Vietnam 385.000 estadounidenses. En 1967 ya eran 500.000, y en los años sucesivos la cifra iría en aumento.

Buque de guerra estadounidense USS Maddox
El buque de guerra estadounidense USS Maddox (en la foto) comenzó a hostigar la costa norte de Vietnam para provocar que las lanchas patrulleras norvietnamitas lo atacaran. Foto: ASC.

Empieza la gran matanza

A esas tropas se añadían infinidad de piezas de artillería, carros de combate, como el M48 Patton o el M113, y toda la colección de aviones del arsenal americano, como el turbohélice OV- 10 Bronco, el F-4 Phantom, el F-105 Thunderchief o los superbombarderos B-52, entre otros modelos, así como los helicópteros de transporte artillados y los de combate Bell AH-1 Cobra, cuya participación en las acciones bélicas sería determinante: el estrépito de las palas de rotor de los helicópteros se iba a convertir en la banda sonora de las batallas en la selva.

Pese a su superioridad aérea, en tierra muchos soldados estadounidenses se quejaron de los continuos fallos y encasquillamientos que sufría el fusil M16. Durante una emboscada del Vietcong, el encargado de la radio de un pelotón estadounidense transmitió a sus mandos un último mensaje de auxilio desesperado: “Sin granadas de mano, todas las armas atascadas”. Por el contrario, los guerrilleros norvietnamitas tenían a su disposición los indestructibles AK-47 Kaláshnikov, un subfusil de fácil manejo que, además de soportar la humedad y la lluvia tropicales, ofrecía una gran capacidad de fuego.

Tropas aerotransportadas en 1965
Los helicópteros de transporte artillados fueron determinantes en las acciones bélicas de EE UU en Vietnam. Sobre estas líneas, helicópteros UH-1 Iroquois dejando en tierra –a 40 millas al sur de Saigón– a las tropas de la 173a Brigada Aerotransportada, en agosto de 1965. Foto: Getty.

Viendo el gran despliegue bélico que había trasladado Estados Unidos a la región, las autoridades chinas aprobaron el envío urgente de armas a los norvietnamitas, entre ellas ametralladoras de 7,62 milímetros, cañones sin retroceso, más subfusiles de asalto AK-47, lanzagranadas y treinta y cuatro cazas MiG-17, cuyos pilotos vietnamitas llevaban dos años de instrucción en China. Los soviéticos no veían con buenos ojos la escalada bélica, pero se vieron obligados asimismo a proporcionar a Hanói armas y misiles tierra-aire si querían seguir teniendo la condición de líderes del bando socialista. Ya nada iba a detener la gran matanza que se avecinaba en Vietnam.

Cortesía de Muy Interesante



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