Los mares de la prehistoria guardan secretos que, poco a poco, van saliendo a la luz. Durante años, los arqueólogos han debatido sobre cómo los primeros habitantes de Islandia del Sudeste Asiático (ISEA) llegaron a estas islas sin haber contado nunca con conexiones terrestres. Ahora, un estudio publicado en el Journal of Archaeological Science desafía la creencia de que la navegación avanzada solo surgió en tiempos mucho más recientes.
Este trabajo, realizado por investigadores de la Universidad Ateneo de Manila, pone sobre la mesa una hipótesis fascinante: los humanos que poblaron Filipinas, Indonesia y Timor-Leste hace 40.000 años no fueron simples navegantes improvisados, sino auténticos marinos expertos, capaces de diseñar embarcaciones resistentes y de cruzar grandes extensiones de mar con técnicas avanzadas.
¿Cómo lograron cruzar el océano?
Los mares que separan estas islas nunca fueron una barrera fácil de sortear. No existieron puentes de hielo ni conexiones terrestres durante el Pleistoceno, lo que implica que quienes llegaron a estas tierras lo hicieron a través del agua. La clave del estudio está en los vestigios encontrados en distintos yacimientos de la región, donde se han descubierto herramientas de piedra con evidencias microscópicas de procesamiento de plantas.
Este hallazgo puede parecer menor, pero en realidad es crucial: el trabajo con fibras vegetales indica que estos antiguos marinos elaboraban cuerdas y redes, materiales indispensables para la construcción de embarcaciones resistentes y sistemas de pesca en mar abierto. Es decir, mucho antes de la llegada de exploradores como Magallanes o Zheng He, en estas islas ya se construían barcos lo suficientemente sólidos como para aventurarse en el océano.
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Las evidencias no se limitan solo a las herramientas. En yacimientos de Mindoro y Timor-Leste, los arqueólogos han encontrado restos de peces de aguas profundas, como atunes y tiburones, junto a anzuelos y pesas de redes. Estas especies no pueden ser capturadas en aguas poco profundas, lo que sugiere que los habitantes de la época no solo sabían construir barcos, sino que también dominaban la navegación de largo alcance y la pesca en mar abierto.
Más que simples balsas: la construcción de barcos en la prehistoria
A lo largo de los siglos, la imagen de los primeros navegantes ha sido la de grupos que se lanzaban al mar en rudimentarias balsas de bambú, arrastrados por las corrientes y sin un destino fijo. Sin embargo, los datos obtenidos en este estudio obligan a replantear esta visión.
Si estas poblaciones cazaban peces de alta mar, eso significa que no dependían únicamente del azar. Necesitaban embarcaciones diseñadas para soportar aguas turbulentas y sistemas de navegación eficientes. Las evidencias sugieren que no se trataba de simples troncos atados entre sí, sino de barcos construidos con materiales compuestos y reforzados con cuerdas elaboradas con fibra vegetal.
Esta tecnología naval no solo les permitió la pesca en mar abierto, sino que también habría facilitado la migración y la exploración de nuevas islas. Es muy posible que estos antiguos navegantes no viajaran sin rumbo, sino que contaran con conocimientos sobre las rutas migratorias de los peces y los patrones estacionales del océano, lo que les habría ayudado a planificar sus viajes con mayor precisión.
Un proyecto experimental para probar la teoría
Para comprobar estas hipótesis, los investigadores han puesto en marcha un proyecto experimental en colaboración con expertos en construcción naval. Bautizado como el First Long-Distance Open-Sea Watercrafts (FLOW) Project, este estudio busca recrear las antiguas técnicas de construcción naval utilizando materiales locales.
El objetivo es demostrar que, con los recursos disponibles hace 40.000 años, era posible fabricar embarcaciones capaces de resistir largas travesías oceánicas. Al construir modelos a escala y probarlos en mar abierto, los científicos esperan obtener respuestas definitivas sobre cómo estos antiguos marinos lograron desplazarse entre islas sin quedar a merced de las corrientes.
Este tipo de arqueología experimental ha demostrado en otras ocasiones ser clave para comprender mejor las capacidades tecnológicas de las sociedades prehistóricas. Si los modelos de barcos construidos con técnicas ancestrales logran navegar con éxito, se consolidará la idea de que los habitantes prehistóricos de ISEA fueron auténticos innovadores en el arte de la navegación.
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Redefiniendo la historia de la navegación
Hasta ahora, la historia oficial ha situado los primeros grandes avances en navegación en épocas mucho más recientes, con el auge de las civilizaciones del Mediterráneo y el Pacífico. Sin embargo, este nuevo estudio plantea la posibilidad de que la tecnología naval haya evolucionado en múltiples puntos del mundo de manera independiente y en épocas mucho más tempranas de lo que se pensaba.
El hallazgo de evidencias de embarcaciones avanzadas en el Sudeste Asiático prehistórico podría cambiar por completo la percepción sobre el papel de esta región en la historia de la navegación. Si estos marinos fueron capaces de cruzar mares peligrosos hace 40.000 años, su impacto en la migración y en los intercambios culturales debió ser mucho más significativo de lo que se creía.
Este descubrimiento también abre nuevas preguntas: ¿hasta dónde llegaron estos navegantes? ¿Es posible que hayan tenido contactos con otras regiones del Pacífico? ¿Podrían haber influido en otras culturas marineras mucho antes de la expansión polinesia?
Lo que está claro es que la historia de la navegación aún guarda muchas sorpresas. Y ahora, los mares del pasado nos cuentan una historia diferente: una en la que los primeros habitantes del Sudeste Asiático no fueron meros aventureros a la deriva, sino auténticos exploradores, constructores y estrategas del océano.
Referencias
- Riczar Fuentes et al, Testing the waters: Plant working and seafaring in Pleistocene Wallacea, Journal of Archaeological Science: Reports (2025). DOI: 10.1016/j.jasrep.2025.105020
Cortesía de Muy Interesante
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