Este sorprendente tapiz vikingo es una de las pocas fuentes visuales que representa los famosos (y poco probados) cascos con cuernos

En los últimos siglos, la imagen popular del guerrero vikingo se ha visto dominada por una figura icónica, aunque históricamente discutible: una figura masculina provista de un casco con grandes cuernos. Este estereotipo, perpetuado por la ópera romántica wagneriana, la cultura de masas e incluso los disfraces infantiles, no tiene respaldo arqueológico… o casi. Una de las escasísimas excepciones a esta norma se encuentra en los fragmentos del tapiz hallado en el túmulo funerario de Oseberg, una obra textil que no solo representa con minuciosidad escenas procesionales y mitológicas, sino que parece contener una de las raras imágenes en el mundo nórdico de un casco con cuernos.

Un hallazgo excepcional en el corazón de Noruega

En 1904, arqueólogos noruegos excavaron un gran túmulo en Oseberg, en el condado de Vestfold. En el curso de la campaña, apareció uno de los enterramientos vikingos más ricos jamás documentados. Pertenecía, con probabilidad, a una mujer de alto estatus, acompañada por otra mujer de rango inferior y un fastuoso ajuar funerario. Entre los objetos recuperados, se encontraron más de 80 fragmentos de tapices ricamente decorados, confeccionados con lana y lino, que ofrecen un valioso acercamiento a las creencias, los rituales y la cosmovisión de la era vikinga.

A pesar de su estado fragmentario, se ha podido reconstruir de forma parcial la narrativa visual de estos textiles. Las escenas se componen de animales, carros cubiertos, figuras humanas y barcos, todo ello organizado en escenas que se han interpretado como procesiones rituales, representaciones míticas o incluso la dramatización del propio funeral que conmemoraban.

Oseberg
Excavación de la tumba de Oseberg. Fuente: Wikimedia

Narrativas tejidas: mitología, ritual y arte textil

Entre los fragmentos que han recibido mayor atenció por parte de la comunidad científica, destacan los conocidos como fragmentos 1 y 2, que muestran una larga procesión de figuras humanas y animales que avanzan hacia la izquierda. El centro visual de estas escenas está ocupado por carros cubiertos tirados por grandes caballos, alrededor de los cuales caminan hombres y mujeres armados con lanzas y otros objetos rituales.

Aunque algunos investigadores han sugerido que esta podría ser una representación del cortejo funerario de la tumba de Oseberg, otros han propuesto vínculos de naturaleza simbólica y mitológica. Se ha propuesto, por tanto, que podría corresponder con el viaje de Brunilda al inframundo descrito en la Edda poética.

Este entrecruzamiento entre mito y ceremonia se refleja en la calidad narrativa de los tapices. Algunos textos medievales como el Guðrúnarkviða, integrado en la Edda poética, aluden al uso de tapices como un medio de transmisión de relatos heroicos. En uno de sus pasajes, se describe cómo Gudrun teje con hilo la historia del héroe Sigurd Fåvnesbane, de manera que el textil se convierta en soporte narrativo. Más que elementos ornamentales, por tanto, los tapices vikingos funcionaban como vehículos de la memoria colectiva y la expresión religiosa.

Tapiz de Oseberg
Reconstrucción de un panel del tapiz, ca. 1939-1940. En las esquina superior izquierda puede verse una figura tocada con los uqe parece ser un casco con cuerno. Fuente: Mary Storm

La figura del casco con cuernos: ¿mito moderno o eco antiguo?

Uno de los detalles más intrigantes del tapiz de Oseberg es la representación de una figura —quizás un guerrero o una deidad— que parece portar un casco con dos prominentes cuernos curvos. Se trata de una de las poquísimas representaciones conocidas de un casco con cuernos en el contexto del arte nórdico de la era vikinga, lo que ha generado un intenso debate entre historiadores y arqueólogos.

La imagen en cuestión aparece en un fragmento de tapiz como parte de una procesión o escena ritual. La figura, con cabeza prominente y brazos extendidos, porta un casco con dos cuernos curvados hacia afuera. Aunque algunos estudiosos han considerado que los aparentes “cuernos” podrían representar un elemento distinto —alas, un peinado o tocado estilizado, etc—, la iconografía no invalida una interpretación como casco cornudo.

Este detalle resulta relevante porque contradice el consenso arqueológico de que los vikingos históricos no usaban cascos con cuernos. De hecho, no se ha encontrado ningún casco con cuernos en contextos arqueológicos vikingos propiamente dichos, mientras que los ejemplos de la Edad del Bronce, como los cascos cornudos de Veksø en Dinamarca, datan de más de mil años antes. La creencia moderna sobre los cascos cornudos se consolidó en el siglo XIX gracias a las producciones operísticas de Richard Wagner y la estética romántica, que idealizaba un pasado guerrero y pagano con tintes teatrales.

Tapiz de Oseberg
Tapiz de Oseberg. Fuente: Eirik I Johnsen-Kulturhistorisk museum/Wikimedia

El simbolismo detrás de los cuernos

Si bien los cascos con cuernos no formaban parte del equipamiento militar vikingo, los cuernos sí tenían connotaciones simbólicas profundas en las culturas del norte de Europa. En muchas tradiciones germánicas y célticas, los cuernos se asociaban con la fertilidad, la fuerza animal y el poder divino. Es posible, por tanto, que la figura del tapiz de Oseberg represente a una entidad mítica, un chamán o incluso un dios, ataviado con un tocado ceremonial más que con una armadura bélica.

El contexto visual del tapiz apoya esta lectura. Se trata de una escena que, según las hipótesis de los investigadores, no reproduce hechos históricos, sino rituales o escenas mitológicas, en las que las convenciones visuales y simbólicas estaban cargadas de significados que hoy se nos escapan. La imagen del casco (o tocado) con cuernos en el tapiz, por tanto, podría ser un eco lejano de antiguos cultos o imaginarios religiosos, más que una prueba de uso cotidiano.

Recreación ficticia de mujer con casco de cuernos
La figura con cuernos podría representar una figura mitológica o un personaje con un tocado. Recreación fantasiosa. Fuente: Midjourney/Erica Couto

El tapiz como documento visual y su lectura actual

El tapiz de Oseberg constituye una fuente visual excepcional que nos permite entrever aspectos tanto históricos como míticos de la cultura escandinava vikinga. En sus fragmentos no solo se representan escenas de procesiones, carretas y guerreros, sino también uno de los pocos casos en que aparece un casco con cuernos, símbolo que con el tiempo se convertiría —de forma equivocada— en el emblema por excelencia del vikingo.

A través del análisis de esta pieza textil, comprendemos mejor cómo los vikingos tejían sus mitos, sus rituales y su visión del más allá en soportes que trascendían la palabra escrita, y cómo ciertas imágenes, como la del casco con cuernos, pueden migrar desde los tejidos de una tumba hasta los escenarios de la ópera o los cómics modernos. En el caso del casco con cuernos, el tapiz de Oseberg representa quizás no tanto una realidad histórica, sino una percepción simbólica de poder, sacralidad o transformación ritual.

Referencias

Cortesía de Muy Interesante



Dejanos un comentario: