Esto es lo que pasaría si el sistema solar tuviese una súper Tierra entre Júpiter y Marte: los cambios que transformarían nuestro sistema planetario

Desde hace décadas, los astrónomos se maravillan con la diversidad de sistemas planetarios que han descubierto más allá del nuestro. Sin embargo, lo que más llama la atención es lo que falta en nuestro vecindario cósmico: una súper Tierra. Estos planetas, de tamaño intermedio entre la Tierra y Neptuno, son abundantes en otras partes de la galaxia, pero no están presentes en el sistema solar. ¿Qué habría cambiado si uno de ellos se hubiese formado entre Marte y Júpiter, en lugar del cinturón de asteroides que conocemos?

Emily Simpson, una joven investigadora apasionada por el espacio, decidió abordar esta cuestión en su tesis en el Florida Institute of Technology. En colaboración con el profesor Howard Chen, desarrolló un modelo 3D para simular cómo un planeta gigante, ubicado entre Marte y Júpiter, habría afectado la habitabilidad y la estabilidad de las órbitas de los planetas interiores, como Venus, la Tierra y Marte. Los resultados de este trabajo, publicados en Icarus, ofrecen una mirada fascinante al “destino alternativo” de nuestro sistema solar.

Un modelo para un sistema solar alternativo

El equipo de Simpson utilizó un software avanzado llamado GRIT (Gravitationally Interacting Rigid Body Integrator) para modelar la evolución orbital del sistema solar durante un periodo de dos millones de años. Este método permitió simular planetas como cuerpos rígidos con rotación propia, una técnica que supera estudios anteriores que trataban los planetas como puntos sin dimensiones. Según los investigadores, esta precisión es crucial para evaluar los efectos de un hipotético planeta adicional sobre parámetros como la oblicuidad (la inclinación del eje de rotación) y la excentricidad (cuán elíptica es una órbita).

Simpson y Chen probaron cinco escenarios, variando la masa de este planeta desde un 1% hasta 10 veces la de la Tierra. Los resultados revelaron que, mientras que un planeta pequeño (1-2 veces la masa terrestre) no causaría cambios catastróficos, un gigante de 10 masas terrestres tendría efectos drásticos. Según los autores, “un planeta de gran masa habría aumentado significativamente la inclinación y la excentricidad de las órbitas interiores, afectando la estabilidad climática y la habitabilidad de la Tierra”.

Condiciones iniciales del sistema solar. Órbitas de la Tierra, Marte, Júpiter y los principales asteroides del cinturón en el modelo del estudio. Fuente: Icarus

El impacto de Phaeton: un planeta extra en el cinturón de asteroides

El estudio explora un caso particular en el que un planeta hipotético, llamado Phaeton, ocupa el espacio del cinturón de asteroides. Este planeta toma como referencia los elementos orbitales de asteroides principales como CeresPallasVestaHygiea, y su impacto se analiza en función de su masa y posición inicial.

Los resultados muestran que Phaeton tiene un impacto directo en la órbita de la Tierra, alterando las distancias del perihelio (punto más cercano al Sol) y del afelio (punto más lejano). Por ejemplo, un Phaeton con características similares a las de Ceres genera perturbaciones significativas, intensificando los extremos climáticos en la Tierra. En configuraciones basadas en Pallas o Vesta, las inclinaciones orbitales más pronunciadas afectan de forma más directa a Marte, modificando su oblicuidad y su estabilidad orbital.

Estas simulaciones refuerzan la importancia del cinturón de asteroides en lugar de un planeta masivo. Un objeto como Phaeton habría introducido grandes perturbaciones en el sistema solar interior, poniendo en riesgo la estabilidad climática de la Tierra y la habitabilidad general del sistema solar.

Evolución temporal de la órbita terrestre con el planeta Phaeton. Se muestra cómo la distancia orbital de la Tierra varía según la masa y posición inicial de Phaeton, modelado con elementos orbitales de los asteroides Ceres, Pallas, Vesta e Hygiea. Las líneas transparentes indican los límites de perihelio y afelio calculados. Fuente: Icarus

Impacto en la Tierra y los planetas interiores

Los efectos de un planeta gigante no serían uniformes. La Tierra, por ejemplo, experimentaría variaciones en su oblicuidad, lo que podría alterar el equilibrio de sus estaciones. Como explicó Simpson, “una inclinación más extrema causaría veranos más calurosos e inviernos más fríos, pero seguiríamos dentro de un rango habitable si el planeta no supera las dos masas terrestres”.

Sin embargo, a mayores masas, las perturbaciones se amplifican. Un planeta diez veces más grande que la Tierra podría haber empujado su órbita más cerca de Venus, desplazándola fuera de la zona habitable donde las temperaturas permiten la existencia de agua líquida. Además, las variaciones en la excentricidad de la órbita habrían extendido las diferencias entre estaciones, haciendo inviable el desarrollo de una biosfera como la nuestra.

Para Marte, las consecuencias serían aún más extremas. Debido a su proximidad al cinturón de asteroides, el planeta rojo sería más vulnerable a la influencia gravitatoria del nuevo planeta. Los modelos predicen que la oblicuidad de Marte podría variar hasta 30 grados, mucho más que los cambios observados en la Tierra.

Visión imaginaria de una súper Tierra. Fuente: Leonardo.Ai

Implicaciones astrobiológicas

Este tipo de simulaciones no solo revelan cómo habría sido un sistema solar con una súper Tierra, sino que también ofrecen pistas sobre la habitabilidad en otros sistemas planetarios. Según Chen, “la mayoría de los sistemas planetarios descubiertos tienen planetas más compactos y densos que el nuestro, lo que hace de nuestro sistema solar una rareza”.

Al identificar los efectos de un planeta gigante en la estabilidad de órbitas interiores, los astrobiólogos pueden enfocar su búsqueda en sistemas con configuraciones más estables. Los investigadores destacaron que “los límites de habitabilidad dependen tanto de la masa como de la ubicación de los planetas en el sistema”. Esto significa que, aunque un sistema solar pueda albergar una súper Tierra, su presencia no siempre favorece el desarrollo de vida.

Un delicado equilibrio cósmico

El cinturón de asteroides que actualmente ocupa el espacio entre Marte y Júpiter podría parecer un lugar insignificante, pero su existencia puede haber sido fundamental para la formación de nuestro sistema solar tal y como lo conocemos. Las conclusiones de este estudio refuerzan la idea de que incluso pequeños cambios en la arquitectura planetaria pueden tener consecuencias enormes en la evolución de los mundos habitables.

Referencias

  • Emily Simpson, Howard Chen. How might a planet between Mars and Jupiter influence the inner solar system? Effects on orbital motion, obliquity, and eccentricity. Icarus (2024). DOI: 10.1016/j.icarus.2024.116364.

Cortesía de Muy Interesante



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