
Cientos de vuelos previstos para este viernes fueron cancelados en los principales aeropuertos de Estados Unidos, como parte de las medidas adoptadas por la Administración Federal de Aviación (FAA) para aplicar una reducción del 10% en las operaciones aéreas debido al cierre del gobierno federal.
La FAA busca con estos recortes disminuir la carga de trabajo de los controladores de tráfico aéreo, quienes, al ser empleados federales, han seguido trabajando sin recibir salario durante la paralización gubernamental.
Además de los recortes, el cierre ha provocado un aumento de los retrasos y alteraciones en los itinerarios. Por ello, los especialistas recomiendan a los pasajeros verificar el estado de sus vuelos antes de dirigirse al aeropuerto. A continuación, te contamos los detalles sobre estas medidas y sus efectos.
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Según una orden emitida anoche por la FAA, las reducciones afectan a 40 aeropuertos distribuidos en más de dos docenas de estados, incluidos importantes centros de conexión como Atlanta, Dallas, Denver, Los Ángeles, Miami y Newark.
De acuerdo con el portal FlightAware, más de 800 vuelos fueron cancelados para el viernes, principalmente de las aerolíneas Delta Air Lines, United Airlines y American Airlines.
Los controladores aéreos, que no han recibido su salario durante el cierre, se enfrentan a una creciente presión laboral. Algunos se han reportado enfermos, lo que ha agravado la falta de personal y generado interrupciones en los servicios aéreos durante las últimas semanas.
La Asociación Nacional de Controladores de Tráfico Aéreo indicó que la mayoría de los controladores se han visto obligados a trabajar turnos extras seis días a la semana sin remuneración. Ante este agotamiento, la FAA enfrenta cada vez más dificultades para cubrir todos los turnos.
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Una implementación progresiva de recortes
Siguiendo las directrices de la FAA, las compañías aéreas empezarán eliminando el 4% de sus vuelos en los aeropuertos afectados, con un incremento gradual hasta alcanzar el 10%. United Airlines, por ejemplo, confirmó que reducirá un 4% de sus operaciones durante el fin de semana, según informó su portavoz Josh Freed.
Aún no se sabe cuándo finalizarán las reducciones. Tanto las aerolíneas como los sindicatos y el sector turístico han pedido al Congreso que ponga fin al cierre, que comenzó el 1 de octubre y ya es el más prolongado en la historia del país. Las estimaciones sugieren que los recortes podrían alcanzar hasta mil 800 vuelos y más de 268 mil asientos.
United y Delta han anunciado que ofrecerán reembolsos incluso a pasajeros con boletos normalmente no reembolsables.
El impacto también podría extenderse al transporte de carga. Dos aeropuertos con grandes centros de distribución están incluidos en la lista: Memphis (donde opera FedEx) y Louisville (sede de UPS), este último escenario de un accidente mortal de carga esta semana.
El secretario de Transporte, Sean Duffy, alertó que, si el cierre se prolonga hasta afectar un segundo cheque de pago de los controladores, podría desatarse el caos en los cielos estadounidenses. Por su parte, el administrador de la FAA, Bryan Bedford, afirmó que nunca había presenciado una situación similar en sus casi cuarenta años de experiencia en aviación:
“Estamos en un territorio completamente nuevo en lo que respecta a cierres gubernamentales”, expresó.
Durante octubre ya se habían registrado demoras aisladas por falta de personal, pero el problema se agravó el fin de semana pasado. Entre el viernes y el domingo por la noche, al menos 39 instalaciones de control aéreo reportaron limitaciones de personal, según un análisis de The Associated Press.
Esta cifra, probablemente inferior a la real, supera ampliamente el promedio de apenas 8 instalaciones afectadas durante los fines de semana previos al cierre.
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AO
Cortesía de El Informador
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