Estos astrónomos descubrieron algo sorprendente: existen varias galaxias que apuntan directamente a la Tierra

Un grupo de investigadores ha encontrado nuevos detalles sobre nuestra vecina galaxia de Andrómeda (Messier 31 o M31) que desafían los modelos científicos actuales, debido a un fenómeno particular: sus galaxias satélite apuntan directamente hacia nosotros.

De acuerdo con una investigación publicada en la revista Nature Astronomy, casi todas las galaxias satélite se concentran en un solo lado de su galaxia anfitriona y apuntan directamente hacia la Vía Láctea, en lugar de estar distribuidas aleatoriamente. Este tipo de alineación tendría solo un 0.3% de probabilidad de ocurrir, según los autores del estudio, lo que desafía las suposiciones actuales sobre la formación de galaxias.

Esto significa que, en lugar de una disposición dispersa, 36 de los 37 satélites más brillantes de M31 —con excepción de Messier 110— se encuentran en el lado de la espiral que mira hacia la Vía Láctea.

Un patrón inesperado que no encaja con los modelos cosmológicos

De acuerdo con el modelo estándar de la cosmología, el universo está compuesto por vastas nubes de materia oscura, dentro de las cuales se forman galaxias como Andrómeda y la propia Vía Láctea. Estas galaxias crecen al fusionarse con otras más pequeñas, como las galaxias enanas, que son atraídas por la gravedad de esa materia oscura.

Las galaxias enanas visibles actualmente alrededor de otras más grandes son parte de este proceso evolutivo. Según la teoría de crecimiento jerárquico, estos satélites deberían distribuirse aleatoriamente en torno a sus anfitrionas, pero el estudio muestra que eso no ocurre en el caso de M31.

Una fracción de los satélites enanos de M31 se encuentra confinada en un plano específico alrededor de la galaxia, algo que fue confirmado por el Telescopio Espacial Hubble en 2025. Este tipo de patrón también se ha observado alrededor de la Vía Láctea y en la galaxia Centaurus A.

Sin embargo, en galaxias más lejanas resulta difícil detectar galaxias enanas débiles y medir con precisión su distancia, por lo que no se puede determinar con certeza cómo se organizan estos sistemas. En general, suelen seguir el modelo estándar, lo que hace aún más desconcertante el comportamiento de M31, cuyos satélites están mayormente orientados hacia la Vía Láctea.

Una posible explicación: una antigua fusión galáctica

En las simulaciones realizadas por Kosuke Jamie Kanehisa, del Institut für Physik und Astronomie de la Universität Potsdam en Alemania, junto con su equipo, se muestra que, bajo el modelo cosmológico actual, la probabilidad de esta configuración es extremadamente baja. Aun así, M31 —nuestra galaxia vecina más cercana— desafía esas probabilidades.

Todas las galaxias enanas orbitan M31 a diferentes velocidades y distancias, por lo que podría considerarse una coincidencia. No obstante, la probabilidad tan baja de que ocurra sugiere que hay más en juego.

Galaxia Andromeda 03

Kanehisa plantea que esta “extraña” configuración podría deberse a que muchos de estos satélites se han desintegrado recientemente, tras una gran fusión galáctica que Andrómeda habría experimentado hace entre dos y tres mil millones de años.

Según el investigador, esta fusión habría implicado la absorción de una galaxia de tamaño mediano por parte de Andrómeda, lo que generó corrientes de estrellas “canibalizadas” de la galaxia consumida. Esto habría provocado un estallido de formación estelar. Sin embargo, este escenario tampoco explica del todo por qué los satélites se encuentran todos de un solo lado de M31.

Faltan más datos para entender esta extraña alineación

Por ahora, los científicos solo cuentan con ciertos datos sobre este tipo de organización de galaxias satélite, por lo que se requieren más estudios para entender mejor su evolución y la razón detrás de esta alineación asimétrica.

Además, se considera que todavía no se han descubierto todas las galaxias enanas satélite más débiles. Por tanto, a pesar de la evidencia actual, probablemente existan más alrededor de M31 y de la Vía Láctea que aún no han sido detectadas. Algunas podrían ser demasiado tenues o lejanas para captarse con los instrumentos actuales, lo que refuerza la necesidad de más investigaciones en esta área.

Cortesía de Xataka



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