Eugenia “La China” Suárez, los prejuicios con ella, porqué los papás de sus hijos son intocables y una definición: “No tengo enemigos, pero me acuerdo de todo”

El efecto “China” Suárez, esa suerte de obnubilación colectiva instalada alrededor de su encanto, desentona con la Eugenia frente al grabador. Probablemente, haya que mirar mucho más allá de las mil capas de maquillaje y conjunto de última tendencia denim que trae puesto la protagonista de Linda, ópera prima de Mariana Wainstein con estreno en cines el 19 de septiembre.

“No soy alguien que le interese estar linda para todos todo el tiempo. Siempre me pareció muy exagerado cómo me ven los demás”, aclara la actriz y cantante Eugenia “La China” Suárez desactivando el “modo junket” y derribando el primer mito de la jornada.

La China estrena nuevo rol: el de una ocasional empleada doméstica sanjuanina y madre soltera, con matices poco habitados en su historial fílmico.

“La idea era que Linda fuera una mujer parca, distante, que se relaciona con el mundo desde ese lugar”, marca sobre el papel que le da acción a la trama, cuando una prima se enferma y debe reemplazarla de favor en una casa de familia acomodada.

El segundo mito por derribar, más que desterrarlo se confirma. La China (O “Euge, como todavía muchos me siguen diciendo”) no se detiene ni para tomar impulso.

Y con la misma velocidad que vive, “la vida que conozco y elijo”, la actriz que participó del “Cris Morena Day”, fue y vino del prestigioso Festival de Toronto para presentar Linda y ya inició grabaciones de En el barro, secuela de El Marginal, hace que parezca sencillo.

Para Para “La China” Suárez, los padres de sus hijos -Nicolás Cabré y Benjamín Vicuña- son intocables. Foto: Ariel Grinberg

Soy bastante inquieta, pero ordenada en mi caos. Desde Rincón de Luz (2003) con 10 años, mi mamá me buscaba al colegio con el tupper de comida para ir a grabar. Era la típica con el bolso y cambios de ropa para todo el día”, repasa.

Autoestima alta y la vida en jogging

-¿Hoy cuántas mochilas te cargás?

-Todas. Me cuesta mucho recibir y pedir ayuda. Siempre estoy pensando cómo hacer. Cuando viajaba con mi hijo Amancio de dos meses en la mochilita, Magnolia en el cochecito y “Rufi” en una patineta que se enganchaba, decía: qué agotamiento. Pero me gusta mucho el movimiento. También estar puedo estar todo un día tirada en la cama sin ningún tipo de culpa, mirando TikTok y soy feliz.

-El filme que protagonizás plantea la belleza y la atracción como mecanismo de poder. ¿Hasta dónde te persigue el estigma de la chica hegemónicamente bella?

-Yo nunca me hice cargo de eso. No es que digo: Acá estoy yo… Por ahí piensan que voy por la vida con una actitud mucho más comehombres y sexy.

Los papás de mis hijos me ven que vivo en jogging y soy muy relajada. Me quiero muchísimo y así tengo el autoestima, pero por mi personalidad. Más allá que en 2024 nos quieran imponer todavía algunos patrones.

Dos chinas. Eugenia Suárez y atrás, caracterizada como Linda, para la película homónima. Foto: Ariel GrinbergDos chinas. Eugenia Suárez y atrás, caracterizada como Linda, para la película homónima. Foto: Ariel Grinberg

-Otro patrón, marcaba Grisela Siciliani (también de estreno con Envidiosa, por Netflix), es el todavía bajo porcentaje de mujeres protagonistas en producciones audiovisuales. ¿Tuviste suerte en ese sentido?

-Es verdad, justo me tocaron este y otro proyecto que grabé para Disney (La Bastarda), que el título tiene que ver con ella, quien lleva la historia. Pero me pasó más de grande, porque siempre fui parte de historias corales. Y me gusta más en equipo. O en un escenario, cuando me ponen bailarinas estoy más cómoda.

-Pertenecés a esa camada de Cris Morena, incluyendo a Peter Lanzani, que trascendió rápido el mundo más naif para crecer en el cine. ¿Cerraste muchas bocas?

-Jajaja. Mirá, aunque no lo creas, todavía sigo sintiendo que tengo que seguir demostrando. Hay mucho prejuicio. Todo lo que sea actuación, canto, baile, siempre tengo una presión extra. Lo re siento. Todavía tengo esa mirada de: “Ay, no sabía que actuabas”. Tuve mucha presión en mi primera película Abzurdah. Pero nos pasa a la mayoría de las mujeres, en cualquier ámbito y a mí también en particular.

Linda, un papel diferente

“La China” Suárez, como Linda. En la película interpreta a una empleada doméstica, sanjuanina y madre soltera.

Coacheada por su directora, al servicio de un papel que calla más de lo que dice, la ex Casi Ángeles apenas se sonríe en la hora cuarenta de duración del drama que tiene a Julieta Cardinali, Rafael Spregelburd, Minerva Casero, Felipe Otaño y Agustín Della Corte en su elenco.

Ahora lo hace. Entre sorbos de gaseosa light con hielo y a carcajadas. Acortando distancias con Clarín, pero también evidenciando su entrenamiento para reiniciarse de gestos. “Yo hago mil caras por segundo. Me veo y me empalago a mí misma”, admite.

-¿Cómo hiciste para domarlo?

-Diste en la tecla, porque al principio me costó. Fue una búsqueda lo de la sonrisa, no mostrar los dientes. Que no abra tanto los ojos. Pero tiene corazón. Y me preocupaba que no empaticen con el personaje.

-Tus escenas con Julieta Cardinali juegan al límite de la tensión sexual permanente. ¿Cuesta más esa construcción que una escena de sexo más clásica? Como las tuviste en “El hilo rojo” o “Abzurdah”.

-Me sentía muy cómoda sabiendo que lo dirigía una mujer. Es muy distinto. Por la mirada, la perspectiva, las sutilezas y confiaba ciegamente. Cuando estoy en un proyecto me entrego, sino prefiero no hacerlo. No es que después hincho las pelotas.

Julieta Cardinalil y Eugenia Julieta Cardinalil y Eugenia “La China” Suárez, en “Linda”. Tienen escenas de fuerte tensión sexual.

-Ahora también existe el Coordinador de intimidad.

-Sí, filmando Objetos en España me hice amiga de Maitane, actriz, que estudió para el rol. Yo tuve escenas jugadas desde muy chica, pero siempre buenas experiencias.

-Protagonizaste la última tira de Polka (ATAV) que movió la aguja del rating, pero la tele no es la misma. ¿Cómo ves hoy ese espacio que fue tu casa?

-Hay que ir adaptándose a los nuevos tiempos, no queda otra. Creo que el que no se aggiorna, se queda afuera. Y van a surgir nuevas plataformas. Pero yo me crié con la tele y lo extraño.

-No siempre fuiste “La China”.

-No, de chica era “Coquito”, “Coco”, por el dibujo Cocomiel. Así me decía mi familia de parte de mi papá. Y en mi colegio fui “Maru”, “Euge”. Muchos me siguen diciendo Euge.

Video

La película está protagonizada por Eugenia “La China” Suárez.

Una niña con vocación

-Cada tanto recordás tu niñez en castings. ¿Cómo es verlo hoy con ojos de madre?

-Muy loco, porque mi familia no es de artistas. Mi abuelo cantaba, pero siempre en casa. Cantaba ópera, cantaba en italiano y estaba en el coro de la Iglesia de chico y yo me crié con él cantando. Pero en mi familia no querían saber nada con el medio. Entonces empecé con un bolo y fui probando. Rufi tiene 11 y todavía está viendo. Yo lo tenía claro desde la edad de Amancio (4).

-Agustina Cherri, que participó con su hija Muna en el “Cris Morena Day”, dijo que Cris se la pedía para trabajar. ¿Te pasa parecido con Rufina? ¿Podría haber sido una “Margarita”?

-Sí, me la pidió. Hace un par de años compartimos un fin de semana en Carmelo y me dijo: por favor la quiero a Rufina. Y fue un rotundo no.

-¿Tuyo o de ella?

-De Nico (Cabré), de “Rufi” y mío. Pero fue anecdótico, porque a Rufi no le interesa. Mi mamá todavía me dice: “Fue una locura lo que hiciste”. Y menos mal que me salió bien.

“La China” Suárez dice que en la música no se mueve con tanta soltura como en la actuación. Foto: Ariel Grinberg

-Llevarte bien con los papás de tus hijos (Cabré es padre de Rufina y Benjamín Vicuña de Magnolia y Amancio) es otra cosa que te salió bien.

-Es fundamental. Los respeto mucho y todas las decisiones son de a dos. Cada viaje, cambio de colegio, siempre es en equipo. Y cada uno cumple mejor un rol.

A mí me cuesta más el tema de la organización con las tareas porque soy más blanda, entonces se ocupa “Nico”. Y así creo que debería ser.

Cantar con Lali y los pabellones marginales

-Con Lali crecieron juntas en TV y hasta fueron vecinas. ¿Seguís viendo lejana una colaboración?

-Sí, fuimos vecinas. Y tendría sentido. Pero a diferencia de mi seguridad en la actuación, el mundo de la música me cuesta. Porque la industria tiende a querer llevarte por lo comercial, que es lo que pega. Y tengo mucha dualidad. A mí me gusta cantar más baladas. No es fácil no dejarte influenciar.

En rutas paralelas, el reencuentro con Sebastián Ortega -“con el que trabajé a mis 14 años antes de Casi Ángeles”- es otra novedad. “Hicimos Amo de casa (2006) con Carlín Calvo y yo estaba irreconocible”, repasa la nueva incorporación del team femenino de En el barro.

Rafael Spregelburd y Eugenia Suárez, en una escena de Rafael Spregelburd y Eugenia Suárez, en una escena de “Linda”.

-¿Te imaginabas en esos pabellones?

-¡Nunca! Me vi todas las temporadas de El Marginal, pero ni siquiera lo pensaba. Hay actrices muy buenas. Cuando me llamaron dije: la fecha que sea, quiero estar. Siempre me acuerdo que en el set, de 2006, tenía mucho dolor de cabeza y Sebastián me dijo: “Andate a tu casa”. Ese gesto me quedó grabado.

-También se estrena “El Jockey” de Luis Ortega. ¿Es verdad que estuviste cerca de filmarla?

-Muy cerca. Pero después se empezó a dilatar y quedé embarazada de Amancio. Pero no me lamento. Los veía en el Festival de Venecia y decía: qué bien. Sí me dio lástima, pero siempre pienso que las cosas por algo pasan.

-Has comentado la idea de hacer un reality de tu vida.

-Es un chiste interno… Mi equipo quiere hacerlo, porque no pueden creer la cantidad de cosas que me pasan por día. ¡La gente pensaría que está armado! Pero mi vida es muy bizarra.

“La China” Suárez trabajará
en “En el barro”, la continuación de “El Marginal”. Foto: Ariel Grinberg

-¿Un domingo en tu casa sería digno de retratar?

– Siempre somos los mismos. Pero no entra cualquiera a mi casa. Soy muy celosa de mi intimidad, de la energía, mis cosas. Creo que es para otro momento de la vida. Más de grande. Hay gente mucho más interesante que yo.

-Sin embargo, estás siempre bajo la lupa y cada pequeñez tuya se vuelve contenido. Contaste que a tu hijo le gusta que lleves el pelo suelto y era viral.

-Eso me da ternura, por mis seguidores. A mis hijos los hago parte y les encanta, Magnolia me pide el look, Rufi el maquillaje. Sí hay cosas que te hacen quedar como un boludo, que decís: se está prendiendo fuego el país, la gente se está cagando de hambre y me da vergüenza, porque se la agarran con uno. Subís algo cotidiano y ponen: El accidente doméstico de la China. ¡Y te manchaste comiendo algo! Pero ya entendí que así funciona y no puedo hacer nada.

-¿Entendiste también que el que se enoja pierde?

-No, no lo entendí todavía. Me sigo enojando mucho. Es mi esencia, como me criaron. No es que tenga enemigos, pero me acuerdo de todo. A lo mejor no me acuerdo de nombres, pero veo alguien que fue malo conmigo, que habló mal de mí o fue cruel…

“La China” Suárez, en “Linda”. Una película en la que sorprende con su personaje parco y que sonríe poco y nada.

-No perdonás.

-No es que no perdono, no existe. No me gusta que me saluden o me hablen. No comparto espacio. No soy para nada tibia y me cuesta manejarme en un ambiente donde hay que quedar bien con todos. Yo soy muy leal con los que quiero, que son pocos.

-¿Quiénes son?

-Mis hijos, los padres de mis hijos que son intocables, mi mejor amiga Agustina y su hijo, que es mi ahijado. Mi hermano, su hija. Soy muy italiana en ese sentido y lo heredé de mi papá que me lo enseñó. Yo puedo mandar a la mierda al presidente de una compañía o empresa, y para mí es lo mismo. No tengo esa cosa de reparo.

-Últimamente contás historias más comprometidas o ligadas al drama. ¿Evolucionó tu criterio para elegir personajes?

-No sé si evolucionó. Elijo mucho por intuición. Y lo sigo haciendo.

1000 NIÑAS WORLD VISION

Cortesía de Clarín



Dejanos un comentario: