La tarde del jueves 4 de julio, una falla súbita en la infraestructura pluvial de avenida Malecón, en la colonia El Bethel, provocó la formación de un socavón de más de 20 metros de largo y cuatro de profundidad. El colapso del colector pluvial arrastró consigo a tres vehículos -incluyendo una camioneta con una familia a bordo- y encendió las alertas sobre el estado real de las redes subterráneas en la metrópoli.
Aunque la respuesta institucional fue rápida en términos operativos, especialistas coinciden en que lo ocurrido revela un problema estructural: la falta de mantenimiento sistemático a la infraestructura hidráulica del Área Metropolitana de Guadalajara (AMG). Este patrón, aseguran, se repite cada temporal de lluvias y sus consecuencias ya se expresan en daños a la movilidad, a la seguridad pública y a la vida cotidiana de miles de habitantes.
Josué Sánchez Tapetillo, especialista en gestión de recursos hídricos, explica que el sistema de colectores en el oriente de la ciudad fue diseñado para trabajar a gravedad, es decir, sin presión interna. Sin embargo, durante tormentas intensas, como la registrada el 28 de junio, el volumen y la velocidad del agua superan la capacidad de los tubos.
“El colector que colapsó no está preparado para funcionar a presión. Además, por su material plástico, es más vulnerable a fisuras o perforaciones si transporta sólidos como ramas, piedras o basura, que se cuelan por las bocas de tormenta”, señala.
El agua que escapa por estas fisuras arrastra material del subsuelo, lo que eventualmente genera vacíos bajo la carpeta asfáltica. Es un proceso invisible hasta que ocurre el colapso. “La falla no fue de un día para otro. La red ya estaba comprometida”, advierte.
A ello se suma el abandono institucional. “No hay vigilancia regular ni presupuesto asignado para mantener y supervisar estas instalaciones. El Siapa las construye, pero no les da seguimiento”, agrega Sánchez Tapetillo.
Carlos Suárez Plascencia, académico de la Universidad de Guadalajara, coincide en que el origen del problema está en la omisión sistemática del mantenimiento preventivo. Y alerta que este caso podría repetirse en otros puntos de la ciudad.
“La red de drenaje profundo y colectores en Guadalajara es muy antigua. Hay zonas del Centro con infraestructura de hace cien años. Otras, como avenida Malecón, son más recientes, pero igual carecen de un esquema de inspección periódica”, expone.
Para el especialista, el caso de El Bethel demuestra que la ciudad no está preparada para enfrentar las exigencias de un temporal cada vez más intenso. “Las lluvias no son las responsables del socavón. La causa es una infraestructura sin diagnóstico, sin intervención, que se deja en el olvido hasta que ocurre una emergencia”.
Suárez propone realizar un estudio técnico integral de la red pluvial y sanitaria, que incluya pruebas de presión, capacidad real de conducción y revisión estructural de los colectores. “Sin esa información, todo lo que se haga será paliativo”, advierte.

EL COLECTOR ES DE HACE 0 AÑOS
El SIAPA asegura que la fisura era antigua
El Sistema Intermunicipal de los Servicios de Agua Potable y Alcantarillado (SIAPA) informó que el colector dañado tenía una antigüedad de 20 años. Su titular, Antonio Juárez Trueba, reconoció que, aunque se daba mantenimiento, las fisuras podrían haberse originado mucho antes. “Muy probablemente las últimas lluvias fueron la gota que derramó el vaso”, dijo.
También confirmó que se realizarán trabajos de sustitución de la tubería afectada, colocación de concreto lanzado en los costados del colector y reconstrucción del tramo colapsado. Se estima que la avenida recupere su operación normal a más tardar el jueves 11 de julio.
Sin embargo, expertos cuestionan el modelo operativo de la dependencia. “El SIAPA no tiene un programa de prevención. Su esquema de trabajo es reactivo: sólo actúan cuando hay colapsos, fugas o emergencias. Así no se puede gestionar una infraestructura metropolitana con décadas de desgaste acumulado”, señala Sánchez Tapetillo.
En 2024, el propio SIAPA reportó haber atendido dos mil 832 hoyancos en el AMG, lo que representa un promedio de ocho hundimientos diarios. “No se trata de fenómenos aislados, sino de síntomas de un sistema que está fallando de forma generalizada”, añade.
Cortesía de El Informador
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