
El fenómeno Incel —acrónimo de involuntary celibate (célibe involuntario)—, que surgió en foros digitales anglosajones, y que ya se ha manifestado en México, se trata de una problemática creciente tras la pandemia del Covid-19 que requiere atención institucional, familiar y social, coincidieron expertos.
Luis Mata Zúñiga, profesor investigador del Centro de Investigaciones Interdisciplinarias para el Desarrollo de la Educación de la UAM, explicó que aunque se trata de un fenómeno con raíces en países angloparlantes, ya existen señales de su arraigo en el contexto mexicano, sobre todo entre jóvenes que enfrentan carencias de acompañamiento emocional.
“No tenemos idea realmente de qué tan arraigado esté el fenómeno en México. Hay muy poca documentación sobre su magnitud. Sabemos que está presente en redes sociales, pero no conocemos su dimensión”, señaló.
Masculinidades
El académico destacó que el fenómeno Incel también está vinculado con una crisis de las masculinidades tradicionales y la falta de espacios de inclusión para los hombres jóvenes.
“La concepción del varón ha sido erosionada. Muchos jóvenes se sienten excluidos, perciben que no encajan ni en los modelos tradicionales ni en los nuevos discursos de género. Si no se les incluye en el debate, este resentimiento puede crecer”, advirtió.
Mata Zúñiga señaló que la pandemia marcó un punto de inflexión, pues durante el confinamiento muchos estudiantes de nivel medio superior y superior comenzaron a mostrar signos de ansiedad, depresión y necesidad de atención psicológica.
“Cada vez hay menos tiempo para dedicar a los hijos. Muchos padres trabajan todo el día, y los docentes, sobre todo los de asignatura, carecen de las herramientas para atender emocionalmente a los jóvenes o activar protocolos de prevención”, explicó.
Jonathan Silva Miranda, académico y psicoanalista del Departamento de Psicología de la Ibero, explicó que este fenómeno no debe minimizarse y que surge a partir de discursos misóginos y de una “resistencia a las nuevas masculinidades”, especialmente entre adolescentes que vivieron gran parte de su formación educativa durante la pandemia.
Según el experto, el aislamiento obligatorio y la dependencia de herramientas digitales limitaron la socialización presencial y afectaron el desarrollo de habilidades fundamentales para interactuar con otros, incluyendo la forma de relacionarse con el sexo opuesto.
Además, advirtió que estos discursos, amplificados por la interacción digital, pueden derivar en actitudes violentas si no se abordan de manera temprana.
El psicoanalista enfatizó la importancia del acompañamiento psicológico y médico en escuelas y comunidades.
“Las escuelas no deben minimizar ninguna señal de alerta. Debemos fomentar espacios reales de convivencia donde los jóvenes puedan interactuar cara a cara y aprender a tolerar la frustración”, explicó.
¿Cómo abordarlo?
Fausto Lamont, académico de la UNAM y especialista en psicología, detalló que el fenómeno debe abordarse desde una mirada multidimensional, pues involucra factores individuales, familiares, sociales y culturales, y no puede reducirse a la conducta aislada de un joven.
Lamont destacó la necesidad de fortalecer la prevención desde las escuelas y comunidades, retomando modelos probados en otros países.
Mencionó programas como Coaching Boys Into Men,(Entrenando jóvenes para convertirse en hombres) implementado en Reino Unido, que promueve actividades deportivas y talleres donde los jóvenes aprenden a reconocer la violencia y los prejuicios a través de dinámicas entre pares.
Además, enfatizó que las familias deben involucrarse activamente en el consumo digital de sus hijos, no desde una postura punitiva, sino educativa.
“No se trata de irnos al punitivismo, sino de ver una cultura de la prevención. Hay diversas formas de intervenir dentro de las comunidades educativas”, concluyó.
La comunidad de alumnos de la UNAM mantiene protestas en diferentes planteles por el caso de Lex Ashton, joven estudiante del CCH-Sur quien atacó a un compañero y trató de suicidarse y que es considerado parte de la comunidad Incel.
Violencia preocupa a comunidad de la UNAM
El fenómeno Incel y las amenazas a escuelas de UNAM ha generado la preocupación de la comunidad universitaria.
Mario (nombre falso a petición del estudiante), de 19 años de edad, de la carrera de Biología en la FES Zaragoza indicó que, aunque no conoce personalmente a nadie que se identifique como Incel en su escuela, sí ha observado discursos misóginos y de odio en grupos generales de Facebook y otras redes, reflejando una presencia de este fenómeno en espacios virtuales más amplios.
Sobre las amenazas recientes, como la que ocurrió en el CCH Sur, el estudiante reconoció sentirse preocupado: “Pues en parte sí, según lo que dijeron, había una bomba en la escuela y pues sí, es preocupante que esas cosas pasen dentro de los planteles (…) no es la primera vez que ocurre, y mucho menos se limita a un solo lugar”.
Destacó que el sistema de prevención en las escuelas aún presenta deficiencias; la seguridad física es limitada ya que es relativamente fácil acceder a las instalaciones con armas u objetos peligrosos.
Sobre la preparación de la universidad para atender problemas de salud mental, el joven señaló que existen programas de apoyo, pero con difusión limitada. “No conozco a gente que realmente los haya usado. De hecho, ha habido comentarios de que no ayudan mucho”.
Cortesía de El Economista
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