Francisco le marca la cancha a Trump

A sus 88 años el papa Francisco sigue demostrando que casi nada de lo que hace y dice está fuera de una estrategia eclesial y política en la que cada jugada tiene una explicación como si se ejecutara en un tablero de ajedrez. Ahora, a pocos días de la asunción del ultraconservador Donald Trump como presidente de Estados Unidos, Jorge Bergoglio designó como nuevo arzobispo de Washington al cardenal Robert W. McElroy (70 años), un hombre a quien en ámbitos eclesiásticos se considera como “progresista” y afín a las orientaciones papales.

El nombramiento del cardenal McElroy llega después que Trump anunciara, apenas en días pasados, que el ultraconservador Brian Burch será embajador de Estados Unidos ante la Santa Sede. Burch es presidente y cofundador del grupo conservador CatholicVote a la vez que acérrimo crítico del Papa. Además el próximo viernes 10 de enero el Papa recibirá en el Vaticano a Joe Biden, católico practicante y presidente saliente de Estados Unidos, con quien Francisco ha tenido muy buenas relaciones durante su mandato y a quien le permitió comulgar a pesar de su posición en favor del aborto, motivo por el cual los católicos conservadores habían pedido su excomunión.

Massimo Faggioli, teólogo e historiador de la iglesia, que trabaja en la Universidad de Villanova, declaró al National Catholic Reporter (NCR) de Estados Unidos respecto de la designación de McElroy que “creo que el Vaticano quiere que este tipo de líder eclesiástico sea el arzobispo de Washington ahora que Trump está a punto de asumir el cargo y amenaza con cumplir sus promesas sobre la deportación de inmigrantes”.

En la misma oportunidad Faggioli admitió que “muchos de nosotros pensamos que era demasiado progresista para ser arzobispo de Washington DC y que nombrarlo para la capital de la nación iba a ser una declaración demasiado audaz, demasiado fuerte, porque es mucho más progresista que el centro de la Conferencia de Obispos Católicos de Estados Unidos en materia de derechos de los homosexuales, sinodalidad, inmigrantes, en casi cualquier cosa”.

En su trayectoria eclesiástica, en particular en su anterior destino como obispo de la diócesis de San Diego, el cardenal McElroy se ha destacado por su respaldo incondicional al papa Francisco, en particular en temas como el cuidado del ambiente (“la casa común”), la inclusión de las mujeres en puestos de conducción en la iglesia, el respaldo a la comunidad LGBTQ+ y la participación en la comunidad eclesial a partir de la idea de sinodalidad que Francisco sintetiza en la frase “todos, todos, todos” para señalar que todos son bienvenidos a la Iglesia Católica.

McElroy, que es doctor en Ciencias Políticas de la Universidad de Stanford además de doctor en teología y ha sido un crítico riguroso de Trump durante su primer mandato, habló en conferencia de prensa al asumir su nueva responsabilidad y señaló que el cambio climático es “uno de los mayores desafíos que enfrenta el mundo” planteando una diferencia con el presidente electo.

“La Iglesia Católica enseña que un país tiene derecho a controlar las fronteras, y el deseo de nuestra nación de hacerlo es un esfuerzo legítimo” afirmó el nuevo arzobispo de la capital norteamericana. Pero, “al mismo tiempo, estamos llamados a tener siempre un sentido de la dignidad de cada persona humana, y por lo tanto los planes de los que se ha hablado de tener una deportación masiva, indiscriminada y más amplia en todo el país sería incompatible con la doctrina católica” dijo McElroy en directa alusión a los anuncios de Trump respecto de este tema.

El mes pasado el cardenal firmó junto a otros obispos estadounidenses un documento en el que se afirmó que “nos damos cuenta de que los llamados a deportaciones masivas y redadas contra personas indocumentadas y familias migrantes han creado un miedo genuino para muchas personas que pastoreamos en nuestras diócesis”.

En su primera declaración como arzobispo de Washington el cardenal McElroy prefirió bajar el tono de sus diferencias con Trump. Cuando fue consultado respecto del anuncio de eventuales deportaciones de personas indocumentadas, el arzobispo sostuvo que “todos nosotros, como estadounidenses, deberíamos esperar y rezar para que el gobierno de nuestra nación logre ayudar a mejorar nuestra sociedad, nuestra cultura, nuestra vida y toda nuestra nación. Esa es mi oración”, afirmó.

La arquidiócesis de Washington encomendada al cardenal McElroy alberga en su territorio a la Basílica de la Inmaculada Concepción, el santuario más grande de Estados Unidos, y tiene una población total de 3.050.847 personas, de las cuales 671.187 se reconocen católicas. El nuevo arzobispo tendrá que encontrar una solución para los problemas financieros y hacer frente a la crisis que hereda por los abusos sexuales cometidos por miembros de la iglesia.

Sobre este tema también se ha pronunciado McElroy en el pasado. “Es esencial que todos tengamos en cuenta que fue el fracaso moral de quienes abusaron directamente de niños y adolescentes, y el fracaso moral igualmente grande de quienes los reasignaron o no estuvieron atentos, lo que llevó a las heridas psicológicas y espirituales que todavía aplastan los corazones y las almas de tantos hombres y mujeres en medio de nosotros” dijo no hace mucho tiempo el cardenal. Y en la misma oportunidad abogó para “que Dios nunca deje pasar esta vergüenza de nuestra vista, y que la ternura de Dios envuelva a los niños y adolescentes inocentes que fueron víctimas”.

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Cortesía de Página 12



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