François Ozon regresa al mejor thriller Cuando cae el otoño

François Ozones uno de los realizadores más irregulares, no solamente del cine francés, sino del internacional actual. Puede crear personajes, situaciones y firmar películas fantásticas como En la casa, 8 mujeres, La piscina o Bajo la arena, o producciones en las que se embrolla o complica solo, como Joven & bella.

Es, junto al manchego Pedro Almodóvar, de los pocos cineastas que conocen y expresan de la manera más sencilla y rotunda el universo femenino, ya desde el guion y lo refuerza en la elección de las intérpretes.

Y Ozon regresa con Cuando cae el otoño, su nueva película, a un género que le gusta, lo atrae y en el que ha logrado, sí, sus mejores realizaciones. El que combina el drama con cierto suspenso.

Y sí, en una película en la que las principales protagonistas son mujeres.

Y en el que los temas que toma y acaricia, más que toca, son la culpa, la redención o necesidad de reconciliarse y, tal vez por primera vez de manera tan contundente, el de la edad y sus bemoles.

Con algo de Claude Chabrol -¡epa!- la trama se va desandando y enriqueciendo a medida que Ozon presenta a sus personajes.

Michelle (Hélène Vincent, que trabajó con Ozon en el drama Por gracia de Dios) está en la iglesia de un pueblito en plena campiña en Borgoña, y lo que escucha de boca del párroco suena a que tiene repercusiones en su interior. Ya anciana, sigue disfrutando las charlas con su vieja amiga Marie-Claude (Josiane Balasko, también vista en Por gracia de Dios).

A las dos las une algo más que la amistad, y un pasado que no vamos a revelar. Las relaciones que tiene con sus hijos no son las mejores. Entre los problemas familiares está que la hija de Michelle, Valérie (Ludivine Sagnier, de La piscina y Lupin) vive en un stress constante y guarda un resentimiento con su madre indisimulable. Ni siquiera lo disfraza o esconde cuando la visita junto con su pequeño hijo, Lucas (Garlan Erlos, todo un descubrimiento de casting): en Borgoña Lucas pasaría unas vacaciones de otoño.

Y Vincent (Pierre Lottin, otro de Por gracia de Dios), el hijo de Marie-Claude, está por salir de la cárcel.

Lo mejor es no contar nada de la trama, así el lector y futuro espectador se sorprende con una película en la que el tono supuestamente de drama doméstico irá escalando a partir de situaciones que se tornan inmanejables para unos y otros.

Y recordemos que Ozon vuelve sobre sus pasos, regalándonos un thriller en el que muestra y oculta lo que quiere, para que el público desconfíe tanto de un personaje como de otro.

No es el famoso Macguffin de Hitchcock -una excusa argumental que puede distraer la atención del espectador, alejándolo de lo realmente importante, que lo mantiene pensando-, pero deja igualmente intrigado al público.

Cuando cae el otoño es, también, un filme en el que las actuaciones no solo son muy buenas, sino imprescindibles para que todo lo que cuenta Ozon desde sus expresiones y diálogos armen un combo bien estructurado. Ver tanto a Hélène Vincent, una figura eminente del cine y del teatro galo, como a Josiane Balasko (Demasiado bella para mí, Cama para tres) es como un agasajo a los ojos, un deleite que le debemos agradecer a François Ozon.

“Cuando cae el otoño”

Drama. Francia, 2024. Título original: “Quand vient l’automne”. 104’, SAM 13. De: François Ozon. Con: Hélène Vincent, Ludivine Sagnier, Pierre Lottin, Josiane Balasko, Garlan Erlos. Salas: Cinemark Palermo, Cinépolis Recoleta, Showcase Belgrano y Norcenter, Cacodelphia.

Cortesía de Clarín



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