Gabriela Gómez, la mente y corazón detrás de Dos Mares, lo entendió desde el principio. Para proteger lo que amamos, primero tenemos que sentirlo.
Este ambicioso proyecto de conservación del Mar de Cortés y el Pacífico Sur no nació en una cumbre política ni en una oficina institucional. Nació desde una necesidad humana: conectar desde el corazón. “No me dedico a esto porque me paguen un cheque. Es una causa que me atraviesa desde lo más profundo. El mar es mi vitamina, mi medicina”, confiesa Gabriela con la claridad de quien habla desde un lugar genuino.
Dos Mares utiliza un lenguaje universal: la música. Porque cuando los discursos científicos ya no alcanzan y las campañas políticas pierden sentido, queda el arte. Y fue así como Gabriela se obsesionó con una idea: llevar un concierto al mar. “Quería una experiencia que encendiera el corazón de las personas y las hiciera actuar”.
La conexión fue mágica. Gabriela contactó a Garth Stevenson, un chelista reconocido por sus composiciones que rozan lo espiritual, y lo convenció de sumarse. ¿La condición? “Quiero escuchar a las ballenas”, le dijo Garth. Y así, con hidrófonos en el fondo del mar y un equipo que incluía cineastas de National Geographic y expertos en conservación, grabaron la sinfonía oceánica. El resultado es Dos Mares, una pieza donde las notas del chelo y los cantos de las ballenas se fusionan en un canto de esperanza… y urgencia.
(Cortesía)
“Fue una explosión del chakra del corazón. No sabes por qué, pero lloras. Es como si de pronto entendieras que estamos todos conectados, que el latido del océano es también el tuyo”, relata Gabriela sobre ese primer momento en alta mar. Su objetivo no es menor: provocar una reacción emocional tan fuerte que despierte una conciencia colectiva. Que la gente entienda, con el cuerpo y el alma que aún estamos a tiempo de hacer algo.
(Cortesía)
Y el arte no se queda en la música. Visualmente, Dos Mares se acompaña de una instalación cinematográfica poderosa, dirigida por Andy Mann y Paul Nicklen, fotógrafos de National Geographic y fundadores de SeaLegacy. Todo esto desembocará en dos galas —el 24 de mayo en Baja California Sur y el 29 en Ciudad de México—, además de una exposición permanente en el Museo de Historia Natural. Un espacio donde cualquiera podrá vivir esta experiencia sensorial.
¿Y si no eres artista ni activista? ¿Cómo puedes sumarte? Gabriela lo deja claro: “Si no nos volvemos todos activistas climáticos, nos volveremos todos refugiados climáticos. Desde tu trinchera puedes hacer algo: conoce, conéctate y actúa. Cambia tus hábitos, dona tiempo, comparte conocimiento. El punto es involucrarse.”
(Cortesía)
Dos Mares no es solo una obra. Es una llamada a sentir, a escuchar lo que el mar nos dice antes de que guarde silencio. Es una sinfonía de amor, pero también de urgencia. Una que nos recuerda que el tiempo se nos acaba… y que todavía podemos salvar lo que amamos.
Cortesía de "quien.com"
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