Hubo un tiempo, en los años 80, que el limitado acceso a dólares llevó a los importadores soviéticos a pagar las compras de Pepsi con cajas de vodka Stolichnaya.
Y cuando PepsiCo quiso expandir su marca en la Unión Soviética en 1989 y 1990, llegó a firmar un acuerdo que implicaba el trueque de submarinos soviéticos, un destructor y barcos petroleros como pago.
“Estamos desarmando a la Unión Soviética más rápido que ustedes”, le dijo de broma el director de PepsiCo al asesor de seguridad nacional del presidente George Bush, según los archivos de la época de The New York Times. A la URSS de Gorbachov le llegaría el equivalente a US$3.000 millones.
Y pese al colapso de la Unión Soviética en 1991, aquella estrategia sigue dando sus frutos hoy: Rusia sigue siendo el segundo mercado más grande de Pepsi fuera de Estados Unidos.
Ahora las sanciones internacionales a Moscú por la guerra en Ucrania ha llevado no solo a las empresas a rescatar la forma más antigua de comercio que se conoce, sino también al propio gobierno, que incluso ha elaborado una guía para el trueque.
Y eso que las sanciones no son nuevas. Comenzaron en 2014, cuando Rusia se anexionó unilateralmente la península ucraniana de Crimea. Incluyen bloqueos en el suministro de tecnología, congelación de activos, penalizaciones bancarias y a las compras de petróleo y gas rusos.
Con la reciente amenaza de Estados Unidos a los bancos internacionales que operen en Rusia, el contexto es ahora más acuciante para el Kremlin.
Según la base de datos de la Escuela de Management de Yale, más de 1.000 empresas de todo el mundo han reducido sus operaciones en Rusia, incluidos algunos de los principales bancos europeos y estadounidenses.
“Muchos simplemente se han ido o han reducido sus operaciones, anticipando más sanciones. Incluso bancos como el austriaco Reiffeisen, que han sido muy rentables, están reduciendo los préstamos”, le dice a BBC Mundo Gayle Allard, economista y profesora de IE University.
Presión a terceros
Muchos bancos europeos y estadounidenses ya han dejado de dar créditos a clientes rusos, pero Washington aumentó la presión a las entidades de otros países que siguen operando allí al amenazar con confiscar activos, aplicar multas o rescindir las relaciones de corresponsalía bancaria.
La presión sobre bancos de otros países que siguen operando en Rusia aumentó a principios de 2023, después de que el gobierno de Biden amenazara con desconectar del sistema bancario estadounidense a las instituciones financieras que ayudaran al esfuerzo bélico de Rusia.
Esto afecta también a los bancos chinos, el gran aliado de Rusia en estos tiempos.
“Las filiales rusas de bancos extranjeros siguen conectadas a SWIFT, el sistema mundial de mensajería financiera, por lo que desempeñan un papel crucial en las transferencias de dinero dentro y fuera de Rusia”, explicó Milya Safiullina, analista del equipo de instituciones financieras de la agencia Scope Ratings.
Al cortar ese lazo, o al menos presionar para ralentizar las transacciones, “los pagos transfronterizos están disminuyendo o incluso han dejado de realizarse en dólares estadounidenses en los principales bancos”, añade Safiullina.
Así que algunos exportadores rusos han comenzado a recurrir a acuerdos de trueque.
Guía de trueque para empresas
“Aunque las transacciones de trueque eran comunes a nivel intergubernamental, ahora se están volviendo cada vez más populares entre empresas”, le dijo al Financial Times Irina Zasedatel, vicepresidenta de la Asociación de Exportadores e Importadores de Moscú.
“Los pagos directos son difíciles en la situación actual, y el trueque es una excelente alternativa”, aseguró.
El objetivo de usar esta forma primitiva de comercio es eludir los problemas de pagos, reducir la visibilidad que tienen los reguladores occidentales sobre las transacciones rusas y limitar el riesgo cambiario.
“Las transacciones de trueque de comercio exterior permiten intercambiar bienes y servicios con empresas extranjeras sin necesidad de realizar transferencias internacionales“, explicó el viceministro ruso de Desarrollo Económico, Vladimir Ilyichev.
En febrero de este año, el Ministerio de Economía ruso publicó un documento de 15 páginas con una guía detallada sobre cómo realizar transacciones de trueque.
Los autoridades rusas dividieron los trueques en tres categorías.
La primera incluye el intercambio de bienes y servicios entre dos partes del acuerdo. La segunda implica la participación de más de dos empresas en el esquema, y la tercera incluye a compañías que proporcionan materias primas o equipos y aceptan los productos fabricados como medio de pago.
“Hacer negocios es simplemente más costoso si no se dispone de los canales financieros normales, o de las divisas, para las transacciones. Las tarifas de las transferencias internacionales de dinero, por ejemplo, son mucho más altas para Rusia que antes”, dice la profesora Allard.
Para ella, es evidente que las sanciones que los países occidentales impusieron a Rusia tras su invasión de Ucrania en 2022 no paralizaron la economía, como muchos esperaban, pero le están pasando factura.
“En general, la dinámica de los flujos financieros indica una desaceleración gradual de la actividad económica. En octubre, el volumen de pagos recibidos a través del sistema de pagos del Banco de Rusia disminuyó un 2,9% en comparación con el nivel habitual”, dijo el gobierno ruso en un comunicado.
Bancos de terceros o distintas divisas
“Las últimas sanciones impuestas por el presidente Biden antes de dejar el cargo, contra varios de los bancos rusos restantes, incluido el gigante energético Gazprombank, se dejarán sentir”, afirma Allard.
La profesora recuerda que GazpromBank actúa de facto como una cámara de compensación para las exportaciones energéticas de Rusia.
Hasta ahora había quedado fuera de las sanciones en parte para permitir que algunos países de Europa central y oriental siguieran pagando sus importaciones de gas ruso.
“Ahora se verán obligados a utilizar bancos de terceros o divisas distintas del dólar. Esto ralentiza los negocios, empujando a Rusia a acuerdos incluso de tipo trueque, y puede reducir los ingresos de Rusia”, añade la académica.
Aunque China, India o Irán también estudian los mecanismos de trueque, los dos primeros países en hacer público un acuerdo de este tipo en 2024 fueron Rusia y Pakistán, según informó la agencia rusa de noticias.
El convenio se formalizó durante el Foro de Comercio e Inversión Pakistán-Rusia celebrado en Moscú el pasado mes de octubre.
Y en noviembre, la empresa rusa de comercio agrícola Astarta Agrotrading llegó a un acuerdo de trueque con dos empresas de Pakistán para intercambiar garbanzos por mandarinas.
Según los términos del convenio, la Astarta-Agrotrading exportará garbanzos y lentejas, mientras que la paquistaní Meskay & Femtee Trading Company proporcionará mandarinas y arroz a cambio. En concreto, Rusia exportará 20.000 toneladas de garbanzos y Pakistán enviará 20.000 toneladas de arroz a cambio.
En un acuerdo paralelo, Rusia exportará 15.000 toneladas adicionales de garbanzos y 10.000 toneladas de lentejas a cambio de 15.000 toneladas de mandarinas y 10.000 toneladas de patatas de Pakistán.
“Los años 90 han vuelto”
“Saludos desde los 90”, dice la revista económica rusa Newizv en su web, al tiempo que critica como “el departamento antaño más liberal, responsable de introducir las mercancías rusas donde sea posible, preparó un curso intensivo sobre la forma más antigua de comercio que practicaba la humanidad antes de la invención del dinero: el trueque”.
“Los años 90 han vuelto, no hay dinero para pagar. Me refiero a dinero global, dólares. China no está especialmente dispuesta a dar yuanes, y en el extranjero nadie necesita realmente rupias”, afirma el artículo.
No es que Rusia vaya a abandonar el dinero en la actividad económica exterior, pero con sus nuevos acuerdos ha demostrado que está dispuesta a explorar otros caminos que le permitan saltar las sanciones occidentales.
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Cortesía de BBC Noticias
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