
En México como en toda sociedad que aspira a la independencia y crecimiento sostenido, el gasto en educación es una variable estratégica para la vinculación, preparación y formación de cuadros de profesionistas con capacidad y talento para incorporar a la actividad productiva del país las mejores prácticas e innovaciones, que brinden capacidad de liderazgo en la solución de problemas y brindar un cambio favorable de la realidad económica y social del país.
En 2024 el gasto nacional en educación alcanzó los 1.17 billones de pesos, un repunte de 3.1% en términos reales respecto al año previo, para 2025 las estimaciones apuntan al estancamiento con una reducción de 0.1 respecto a un año antes, según cifras de la Secretaría de Educación Pública (SEP).
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A pesar de algunas voces que señalan lo contrario, la educación se mantiene como un proyecto aspiracional de mejora en la condición de vida de las personas y las familias. Esto se aprecia en forma muy clara en el aumento de la matrícula en educación superior que para 2025 se estima en 5.52 millones de alumnos, un aumento de 37%, respecto a 2015.
Gasto Educación
Un fenómeno que se ha venido acentuando desde 2020 es la mayor incorporación de las mujeres en la educación superior, de forma tal, que para el ciclo escolar 2024-2025, las mujeres superan en 15% a los hombres en todos los espacios universitarios.
De 2010 a 2025, el número de hombres en espacios de educación superior aumentó 129% y el de mujeres en 150 por ciento. Lo irónico de la fuerte incorporación de mujeres en la vida profesional universitaria, es que ese avance no se refleja en la reducción de la brecha de ingresos.
De acuerdo con la Organización Internacional del Trabajo (OIT), la brecha de ingresos en México es de 14%, es decir, por cada 100 pesos que recibe un hombre en promedio por su trabajo al mes, una mujer recibe 86 pesos, situación que ciertamente no es una característica de un país como México o de las economías emergentes.
En la lista de países analizados por la OIT, destaca el caso de Estados Unidos cuya brecha es de 23.5%, en Japón del 25.7% y en Reino Unido de 32.7%. En el contraste destaca Colombia con una brecha de ingresos de 4.9 por ciento.
De acuerdo con el Instituto Mexicano para la Competitividad, no hay una explicación única ni generalizada detrás de la brecha de ingresos, puesto que depende de varios factores que inciden en las dinámicas económicas.
Las horas de trabajo son un factor importante, puestos que las mujeres dedican más del doble de tiempo que los hombres a actividades no remuneradas, hecho que las limita a aspirar a puestos de gerencia o dirección, aunque también hay evidencia de que las mujeres con mayor preparación tienden a alcanzar puestos más altos y en sectores mejor remunerados.
Un factor que índice de manera determinante en la determinación de la brecha salarial es la concentración de mujeres en algunas actividades económicas, que en el caso de México, sector terciario o de servicios ha experimentado un crecimiento acelerado.
Entre 2005 y 2025, de acuerdo con la Encuesta Nacional de Ocupación y Empleo, el personal ocupado en el país aumento en 18.69 millones de personas, un 46 por ciento. En ese mismo lapso el empleo de hombres aumentó en 9.28 millones o un 36% y en mujeres la ocupación se incrementó en 9.41 millones o un 63 por ciento.
Este acelerado crecimiento se concentró en el sector terciario, cuya ocupación de hombres aumentó en dicho lapso en 49%, mientras que el de mujeres lo hizo en 70%, esto es, la acelerada absorción laboral femenina se dio en el sector de más baja remuneración.
Cortesía de El Economista
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