Desde hace un par de años, los adultos jóvenes, pertenecientes a la Generación Z, han sido noticia por la adopción de hábitos poco comunes. Desde la reducción de matrimonios y planes de tener hijos, hasta la facilidad para cambiar de empleo sin mucho pensamiento. Ahora, quienes rondan los 15 y 27 años se han alejado drásticamente del consumo de alcohol.
El fenómeno, conocido como sober-curious (curiosidad por sobriedad) ha ganado miles de seguidores en todo el mundo. En países como Estados Unidos esta tendencia está impulsada no solo por la moda, sino también pensando en su salud. Encuestas como la realizada por Gallup revelan que cada vez es más común evitar las bebidas alcohólicas por su relación con índices de cáncer.
El 2025 ha sido el año en que más estudios se han hecho sobre los niveles de consumo de alcohol entre los jóvenes, pues se ha vuelto una tendencia tan grande que ha obligado a varias empresas a modificar sus estrategias y productos para mantenerse vigentes en el mercado. En Australia se han reportado viñedos que han reducido significativamente sus campos debido a la baja demanda que han presentado.
Para Japón, marcas como Asahi han decidido adaptarse a las exigencias del mercado. Al notar una caída drástica en sus ventas, y estudiar las preferencias de los jóvenes, decidieron modificar su tradición cervecera y lanzar su línea de cerveza sin alcohol. Lo mismo ha ocurrido con otras de las principales marcas en el mercado asiático, lo cual les ha permitido minimizar sus pérdidas y mantenerse vigentes en el mercado.
Esta tendencia mundial de los GenZ para consumir menos alcohol viene de la mano con la adopción de otros hábitos, como las salidas a salas de juegos de mesa, en los que no se ofrece este tipo de bebidas, sino la oportunidad de convivir con amigos. El ámbito romántico también ha sido influenciado, pues en aplicaciones de citas como Tinder se ha popularizado que las parejas acepten encontrarse con la condición de que el alcohol no esté relacionado. Sorprendentemente este movimiento no ha parado de crecer.
Beneficios mínimos, riesgos altos
A pesar de que mucho se le critica a la Generación Z por su alto consumo de entretenimiento digital y su aparente desconexión social, diversos estudios demuestran que cuidar de la vida es uno de los pilares que la caracterizan, desde realizar más actividades físicas, a una conciencia ambiental y social mayor. La salud es central en esto. Hace 10 años, el 40% de los adultos en Estados Unidos consideraban negativo el consumo de alcohol, hoy la cifra llega casi al 60%. El motivo, nuevos estudios confirman que el alcohol daña directamente al cuerpo.

La Sociedad Americana de Cáncer ha hecho público ya desde 2023 que múltiples estudios conectan directamente al consumo de bebidas alcohólicas con hasta el 5% de casos de cáncer y 4% de muertes por cáncer en EE. UU. De hecho, al menos ocho tipos de cáncer están ligados al alcohol, como cáncer de esófago, de hígado y de colon. De manera directa, el gobierno de Estados Unidos desaconseja su consumo, pues se ha demostrado que la presencia de alcohol en el cuerpo afecta su capacidad para descomponer y absorber nutrientes como vitamina A, complejo B, vitamina D y vitamina C.
Junto con esto, al metabolizar el alcohol, el cuerpo lo convierte en acetaldehído, el cual daña directamente el ácido desoxirribonucleico (ADN). También causa una mayor oxidación en el organismo, lo que representa un deterioro acelerado. Por último, en el caso de las mujeres, eleva los niveles de estrógeno, que puede provocar cáncer de mama.
“Todo tipo de bebida alcohólica, incluso el vino, aumenta el riesgo de cáncer. Es lamentable, pero son muy pocos los intentos de educar al público sobre la relación entre las bebidas alcohólicas y el cáncer. Se necesita investigación para identificar cuáles son los mejores mensajes y cómo comunicarlos de la mejor forma”
-Andrew Seidenberg, doctor del Instituto Nacional de Cáncer y líder del estudio
Cambio de narrativas
Hace algunas décadas, campañas comerciales prometían que el consumo de alcohol estaba ligado directamente con beneficios a la salud, lo que llevó a la formación de hábitos como beber una copa de vino antes de dormir. Hoy en día los estudios revelan que lejos de mejorar la calidad del sueño, el alcohol lo perjudica. Reduce las capacidades del cerebro de lograr un sueño profundo y reparador, además de que acelera la oxidación de las células.

Esta información es pública, y lo ha sido ya durante los últimos 10 años. La encuesta realizada por Gallup ha demostrado que, mientras que los adultos de entre 35 años y 80 años se niegan a adoptar nuevos hábitos con respecto al consumo de alcohol, las nuevas generaciones no tienen que hacerlo, pues gracias a los estudios científicos nunca han formado dichos hábitos. Prácticamente han crecido, como generación, con una percepción distinta del alcohol, relacionándolo más con problemas a la salud que con actividades recreativas y sociales.
Actualmente, el consumo de alcohol es el mas bajo en los últimos 30 años, y se estima que las cifras sigan disminuyendo con los años conforme los GenZ envejezcan. En contraste, para los mexicanos estas cifras están invertidas, pues son precisamente los jóvenes de la Generación Z quienes más lo beben. Un estudio del 2024 de El Poder del Consumidor reveló que el grupo de edad de 18 a 33 años en México es el que menos considera al consumo de alcohol como un problema social. Los adultos mayores se mostraron como los más preocupados por ello.
Cortesía de Xataka
Dejanos un comentario: