
Cada vez es más difícil encontrar negocios locales en colonias como la Roma, Condesa, Hipódromo o Juárez, en la Ciudad de México; sin embargo, entre restaurantes con estrella Michelin, menús en inglés y cadenas de conveniencia, aún persisten sastrerías y talleres de reparación de electrodomésticos.
La permanencia de estos negocios se ha visto vulnerada, pues se han convertido en barrios lujosos, donde los restaurantes de renombre tienen mayor impacto.
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Estas zonas están siendo pobladas por gente de mayor poder adquisitivo, tanto local como extranjera. Hay mucha gente local que se está mudando, no son solo las personas extranjeras”, comenta Alejandro Delgado Country Manager de SiiLA México.
La llegada de estos habitantes, con mayor poder adquisitivo, demandan negocios de renombre, desplazando a las tienditas locales por grandes cadenas de conveniencia.
“Todos esos restaurantes, cafés y bares que estamos viendo en los premios Michelin, en las revistas de los mejores restaurantes del mundo, están abriendo porque hay un mercado que a lo mejor, hace cinco años no existía o en menor medida”.
Desplazamiento de comercios locales
Giulliano Lopresti, CEO de Grupo Quebracho dice que el desplazamiento de los negocios locales no es un problema solo de la gentrificación, también responde a una mala planeación urbana y falta de política pública que impulse la permanencia de los negocios.
“Es muy simplista decir que es culpa de los gringos o de los empresarios inmobiliarios, de que el precio de los inmuebles suba, el problema es más del sector público, de una mala planeación urbana”.
Comenta que uno de los problemas se dio después de la pandemia, cuando en el 2023 el gobierno de la Ciudad de México reformó el artículo 15 bis del Reglamento de la Ley de Desarrollo Urbano, que permitía que los micro y pequeños negocios tramitaran un Certificado de Uso de Suelo por Reconocimiento de Actividad, siempre y cuando comprobaran que el negocio tuviera cinco años operando.
La iniciativa tenía el objetivo de impulsar a las mipymes; sin embargo, el proceso se vio plagada de irregularidades y corrupción. “Entre la corrupción, mala regulación y tráfico de influencias, los giros más rentables consiguieron los permisos que querían y desplazaron los giros no tan rentables (…) Poco a poco nos quedamos sin pollerías, sin panaderías, verdulerías, y todo se convirtió en restaurantes que pueden pagar una renta más alta”.
Negocios que luchan por la permanencia
A pesar de la llegada de grandes negocios, los comercios locales han buscado la forma de sobrevivir y continuar, ejemplo de ello son los siguientes comerciantes, quienes prefirieron no decir su nombre y los colocados son ficticios.
En la colonia Condesa sobresalen rótulos en tonos carmesí y amarillos de una sastrería que aún conserva aspecto tradicional. Solo hay un ventanal que muestra las prendas pendientes, mientras que, en la entrada, no hay recepción sino las mesas de trabajo de tres sastres y una pared tapizada de hilos.
A pesar de ser la segunda generación, la esencia del lugar se ha conservado durante 60 años, dando un contraste con los restaurantes que están al lado.
El padre del dueño actual comenzó pagando 300 pesos de renta al mes y actualmente paga 19,000 pesos, lo que se ha convertido en un reto para mantener el lugar.
Por ello, para no cerrar el negocio, cubrir los sueldos de los dos empleados y solventar gastos, el actual dueño ha tenido que subir sus precios, el cual no ha sido del agrado de varios de sus clientes, pero hay quienes entienden la situación.
Sin embargo, la carga de trabajo se hace cada vez mayor. “Uno tiene que trabajar más de ocho horas. Me he desvelado hasta las 2:00 am”, expresa Uriel.
Negocios que duran sólo meses
A dos cuadras del parque España, se encuentra un pequeño taller de reparación de electrodomésticos que se ha mantenido desde hace más de 60 años. Pese a que se ubica en medio de cafeterías y salones de belleza, el dueño del local comenta que actualmente está con la tercera generación de arrendadores, quienes mantienen los precios accesibles.
Mi casera piensa que es mejor tener a una persona cumplida y honrada para cobrarle lo justo, a tener que aumentar la renta, no recibir la renta y que no le paguen después”.
Desde hace 25 años trabaja sólo en el taller , ya que las ganancias no son suficientes para pagarle a más personas. “Antes trabajaban entre 10 y 12 personas, podía mantener a más de 10 familias”.
Mauricio ha sido espectador de los cambios del Parque México y España, así como las calles aledañas, en donde era común ver tiendas de abarrotes, tortillerías y panaderías, pero han sido sustituidas por cafeterías y restaurantes.
Pero, comenta que los nuevos negocios no suelen durar, ya que cierran a los dos meses o no pasan de los tres años, debido a que la renta de un pequeño local va desde los 19,000 hasta los 30,000 pesos.
Rentas elevada
A una calle del Parque México, el cual fue el punto de reunión para la marcha en contra de la gentrificación, existe una barbería que desde la distancia destaca por su aspecto similar a los negocios durante los años 50’s.
La historia del negocio comenzó con la asociación de tres peluqueros que decidieron establecerse hace 50 años, con un pago de 250 pesos de renta.
Al final, solo Pablo se quedó en negocio y afirma que las rentas han subido excesivamente desde hace 10 años, por lo que este año tiene que pagar 30,000 pesos.
“El dueño original del local falleció y una de sus hijas ahora es administradora. Llegó con mano fuerte y nos subió mucho la renta. Nos da un contrato anual, pero cada vez que firmamos es un aumento muy fuerte”.
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