
El gobierno estadounidense cerró parcialmente sus servicios en los primeros minutos de este 1 de octubre ante el desacuerdo entre demócratas y republicanos sobre una extensión presupuestaria, lo que llevó a la Casa Blanca a amenazar con despidos “inminentes”.
El Senado, donde es necesaria una mayoría de 60 votos (de 100) para aprobar un proyecto de gasto público de los republicanos, fracasó en una nueva votación, la tercera en menos de 24 horas. El Senado volverá a reunirse mañana viernes.
El Ejecutivo estadounidense está “trabajando con agencias en todos los ámbitos para identificar dónde se pueden hacer recortes y creemos que los despidos son inminentes”, declaró la portavoz de la Casa Blanca, Karoline Leavitt.
Según la Oficina de Presupuesto del Congreso (CBO), 750,000 funcionarios federales están afectados por este cierre administrativo, que amenaza con prolongarse.
Algunos de esos funcionarios han recibido la notificación de que deben quedarse en casa, sin sueldo, mientras que otros deben seguir acudiendo a su puesto de trabajo, también sin cobrar, hasta que no se apruebe la extensión.
El partido del presidente Trump tiene en el Senado una mayoría de 53 escaños, pero necesita siete votos afirmativos más, al tratarse de una votación presupuestaria.
Solo tres demócratas votaron a favor en la última votación ayer, los mismos que la noche del martes.
El proyecto provisional de extensión del gasto público, que daría recursos hasta el 21 de noviembre, lleva semanas bloqueado, desde que la Cámara de Representantes la aprobó por una corta mayoría republicana.
Los líderes demócratas en el Congreso, el jefe de la minoría en el Senado, Chuck Schumer, y su homólogo en la Cámara de Representantes, Hakeem Jeffries, afirmaron en un comunicado conjunto que “Donald Trump y los republicanos cerraron los servicios del Estado porque no quieren proteger la atención médica del pueblo estadounidense.
“Nos dijeron que sacarían al gobierno de la parálisis presupuestaria, pero solo si destinamos miles de millones de dólares a la atención médica de los inmigrantes indocumentados. Es una propuesta ridícula”, replicó este miércoles el vicepresidente, JD Vance, en la Casa Blanca.
Los demócratas aseguran que lo único que buscan es restituir cientos de miles de millones de dólares en gastos de atención médica, en especial en el programa de seguros de salud denominado Obamacare para hogares de bajos ingresos.
Los republicanos acusan a los demócratas de querer mantener el nivel de gastos de salud que existía durante la pandemia del Covid-19.
El objetivo de los republicanos es extender el financiamiento actual hasta el 21 de noviembre y negociar un plan de gasto a más largo plazo.
Con la entrada en vigor del cierre, el director de la Oficina de Presupuesto en la Casa Blanca, Russell Vought, ordenó en una carta a las administraciones federales “poner en marcha sus planes para un cierre ordenado”.
Según los cálculos de los analistas de la compañía de seguros Nationwide, cada semana de cierre podría reducir el crecimiento del PIB de Estados Unidos en 0.2 puntos porcentuales.
Congelación de fondos
Ayer, la administración de Trump congeló 26,000 millones de dólares destinados a estados de tendencia demócrata, cumpliendo así su amenaza de utilizar el cierre del gobierno para atacar las prioridades demócratas.
Los programas afectados incluían 18,000 millones de dólares para proyectos de transporte público en Nueva York, sede de los dos principales demócratas del Congreso, y 8,000 millones de dólares para proyectos de energía verde en 16 estados gobernados por demócratas, entre ellos California e Illinois.
Por su parte, el vicepresidente JD Vance advirtió que la administración podría ampliar la purga de trabajadores federales si el cierre se prolonga más de unos días.
Las medidas dejaron claro que Trump llevaría a cabo su amenaza de aprovechar el cierre para castigar a sus oponentes políticos y ampliar su control sobre el presupuesto federal de 7 billones de dólares, establecido por la Constitución de Estados Unidos como competencia del Congreso.
Jeffries dijo que la congelación de los fondos para los proyectos del metro y el puerto en su ciudad natal, Nueva York, dejaría sin trabajo a miles de personas.
Schumer, también de Nueva York, dijo que Trump está atacando a los estadounidenses de a pie con fines partidistas.
“Está utilizando al pueblo estadounidense como peones, amenazando con causar daño al país como chantaje”, afirmó Schumer.
Por otra parte, funcionarios explicaron que si persiste el cierre, podría retrasar la publicación de las cifras de empleo del previstas para el viernes, así como datos de inflación.
Calificadoras hablan
Fitch afirmó ayer que no espera que el actual cierre del gobierno afecte a las calificaciones soberanas del país a corto plazo, y añadió que cualquier impacto en el crecimiento económico dependería de su alcance y duración.
“Fitch seguirá analizando la evolución del entorno normativo, el Estado de derecho y los controles y equilibrios institucionales de Estados Unidos como parte de su análisis de crédito soberano”, afirmó la agencia de calificación.
Prevé que el déficit público general se reduzca hasta 6.8% del PIB en el 2025, desde 7.7% en el 2024, en parte debido al aumento de los ingresos por aranceles, que ahora prevé que alcancen los 300,000 millones de dólares.
“A pesar de la mayor incertidumbre en torno a la política estadounidense y la posible erosión de los controles y equilibrios institucionales, esperamos que el estatus predominante del dólar estadounidense como moneda de reserva –una fortaleza significativa de la calificación soberana– se mantenga en el futuro previsible”, añadió Fitch.
S&P Global Ratings afirmó, por separado, que los cierres gubernamentales suelen tener un efecto marginal en la economía en general y que no los considera eventos crediticios para la calificación soberana de Estados Unidos.
Sin embargo, advirtió que los efectos secundarios pueden acumularse con el tiempo, ya que los trabajadores despedidos reducen el gasto y los retrasos en los datos económicos clave añaden incertidumbre a la Reserva Federal.
La agencia S&P Global estimó que el cierre podría reducir el crecimiento de la economía entre 0.1 y 0.2%, por cada semana que el gobierno permanezca cerrado.
Fracasa plan para reabrir el gobierno
Los esfuerzos por poner fin rápidamente al cierre del gobierno estadounidense fracasaron el miércoles, cuando los demócratas del Congreso se marcharon a casa sin resolver el enfrentamiento con el presidente, Donald Trump, sobre el financiamiento, y la Casa Blanca amenazó con recortar puestos de trabajo en el sector público.
El financiamiento federal expiró a medianoche después de que Trump y los legisladores no lograran llegar a un acuerdo para mantener las luces encendidas, lo que llevó a las agencias a reducir sus servicios, mientras que la Casa Blanca advirtió de despidos “inminentes” de trabajadores del sector público.
Los demócratas del Senado, que exigen la ampliación de las subvenciones sanitarias para las familias con bajos ingresos, se negaron a ayudar a la mayoría republicana a aprobar un proyecto de ley aprobado por la Cámara de Representantes que habría reabierto el gobierno durante varias semanas mientras continúan las negociaciones.
La votación en el Senado se ha aplazado hasta el viernes, lo que significa que se han frustrado las esperanzas de una rápida resolución.
Se espera que alrededor de 750,000 empleados federales sean puestos en situación de permiso, una especie de licencia forzosa, con retención de sueldo hasta que vuelvan al trabajo.
Los trabajadores esenciales, como los militares y los agentes fronterizos, podrían verse obligados a trabajar sin cobrar y es probable que algunos no reciban sus cheques a partir de la próxima semana.
Mientras tanto, la Asociación Nacional de Controladores Aéreos ha expresado su preocupación por la seguridad aérea, ya que más de 2,300 miembros han sido enviados a casa.
La crisis tiene más en juego que los cierres anteriores, ya que Trump se apresura a promulgar políticas de extrema derecha, como recortar departamentos gubernamentales y amenazar con convertir muchos de los permisos en despidos masivos.
Su portavoz, Karoline Leavitt, dijo a los periodistas que la administración estaba “trabajando con agencias de todos los ámbitos para identificar dónde se pueden hacer recortes, y creemos que los despidos son inminentes”.
El Congreso no votará hoy por respeto a la festividad judía del Yom Kippur, pero el Senado volverá al trabajo el viernes y podría estar en sesión durante todo el fin de semana. (Con información de AFP)
Cortesía de El Economista
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