
“Esté donde esté, siempre me veo ganador. El pensamiento es siempre optimista, pero de la mano del trabajo, humildad y compañerismo”, mencionó un cohibido Guido Pizarro en su primera entrevista como jugador de Tigres en 2013.
Con el paso de los años, convirtió esa filosofía en realidad: fue pieza clave de la época más ganadora del equipo, llegando incluso a su primer Mundial de Clubes, y hoy está a 360 minutos de levantar un título inicial como director técnico con el mismo uniforme.
Cuando dio aquella entrevista, su físico era muy similar al actual, manteniendo complexión delgada y cabello rasurado. Pero su comunicación no verbal se mostraba distinta. Era un chico de 23 años que nunca había jugado fuera de su país, Argentina, y constantemente agachaba la mirada en señal de timidez, acompañado de un tono de voz pausado y bajo volumen.
Doce años después, Guido Pizarro es formalmente el entrenador de Tigres y está en vísperas de disputar su tercera semifinal en menos de nueve meses en el cargo.
Fue eliminado en las primeras dos, en el Clausura 2025 de Liga MX por Toluca y en Concachampions por Cruz Azul. Esta semana volverá a enfrentar a la Máquina en busca de llegar a la final del Apertura 2025 y su personalidad refleja una evolución total.
“Me ilusiona mucho ver a mis jugadores como los vi el otro día y a nuestra gente también. Desde que agarré (al equipo) mi intención era elevar el rendimiento de todos los jugadores, que den pasos adelante y que la gente se vuelva a ilusionar”, señaló con la mirada en lo alto y una sonrisa que confirma su transparencia con la institución previo a la semifinal con Cruz Azul.
Frente a frente Tigres vs.Cruz Azul
Construcción del ídolo
Pizarro llegó a México en verano de 2013 procedente de Lanús. Se convirtió en referente de Tigres en poco tiempo y parte de la dinastía más importante en su historia. Sumó nueve títulos en dos etapas tras el intervalo de la temporada 2017-18, cuando emigró al Sevilla.
Fue el principal péndulo de entrenadores como Ricardo ‘Tuca’ Ferretti y Miguel Herrera, al grado de ser convocado por Argentina a la Copa América 2019.
Su talento y liderazgo nunca estuvieron en discusión. Lo que dejó boquiabierto al entorno fue su designación como entrenador de Tigres en cuatro días: jugó el 1 de marzo ante Necaxa en la Jornada 10 de Liga MX y el 5 de ese mismo mes ya estaba dirigiendo la ida de octavos de final ante Cincinnati FC.
Él mismo describe que era una transición de la que no sólo estaba consciente, sino que ya anhelaba: “Hace años tenía la decisión tomada de retirarme, ya me ocupaba mucho más la preparación de mi grupo de trabajo, así que no fue una decisión tan drástica (…) Siempre me gustó mucho analizar el futbol, todos los técnicos que he tenido siempre han dicho que pregunto mucho, así que sabía que iba a ser técnico desde muy chico”.
Tigres cortó al serbio Veljko Paunovic en esa Jornada 10 del Clausura 2025 a pesar de estar en el top 3 de la tabla. Se rumoró una mala relación con el grupo.
Contrario a ocasiones anteriores, en las que sonaron nombres rimbombantes de Europa para asumir la dirección técnica, Guido Pizarro fue el elegido por Mauricio Culebro, presidente del equipo, y Gerardo Torrado, vicepresidente deportivo.
Según el sitio web del club, Pizarro posee la licencia Pro de entrenador por parte de la Federación Mexicana de Futbol (FMF) y cuenta con un Máster en Dirección Deportiva por la Universidad de Barcelona.
Examen aprobado
Las dudas imperaron en el entorno en esta nueva faceta. Como jugador había aprobado todas las pruebas en 11 años con el equipo, pero como entrenador no tenía experiencia previa ni siquiera en fuerzas básicas.
Algunos casos similares fueron Ricardo La Volpe, que al término de la temporada 1982-83 con Oaxtepec asumió la dirección técnica; Matías Almeyda, quien se retiró como jugador en 2011 tras el descenso de River Plate y días después se volvió el entrenador que lo regresó a primera; y Ryan Giggs, jugador del Manchester United en la temporada 2013-14 pero que a la mitad de ese ciclo tomó el lugar de David Moyes.
La respuesta de Guido Pizarro fue exprés. El Apertura 2025 marcó su primer semestre completo como entrenador y logró la tercera mayor cantidad de puntos en la historia de Tigres en torneos cortos con 36 (el récord es de 38 en el Apertura 2003 y luego los 37 del Clausura 2019).
Tigres también fue la mejor defensa del torneo con 16 goles recibidos. En cuestión ofensiva, fue la segunda con 35 goles, sólo detrás de los 43 de Toluca. También destacó por ser el equipo con menos derrotas (1) en toda la fase regular.
La cereza en el pastel fue en la Liguilla. Empezó con una sorpresiva derrota por 0-3 en la ida de cuartos de final ante Tijuana pero en la vuelta remontó con autoridad por 5-0, reconectando con el fervor de los aficionados.
“El equipo ha dado pasos adelante en el tiempo de trabajo y de modelo de juego desde que agarramos hasta ahora. Creo que también el nivel de los jugadores ha evolucionado en muchos casos. He aprendido que los errores en estas instancias cuestan caro, entonces, tenemos que minimizar los detalles, pero entendiendo y confiando en los jugadores que tenemos para hacer una gran llave y pasar”, declaró previo a la semifinal ante Cruz Azul.
A Pizarro le queda un año de contrato como entrenador de Tigres. Según confesó él mismo en una entrevista local, firmó hasta verano de 2026.
Las estadísticas ratifican que tuvo una evolución inteligente a pesar de la rapidez con la que pasó de jugador a entrenador. También lo valida el hecho de que no ha trascendido ninguna fricción con los líderes que quedan en activo, como André-Pierre Gignac y Nahuel Guzmán.
“Seguramente con mi etapa de jugador he sido digno de su confianza y en esta etapa de entrenador trataré de hacer lo mismo, ganarme su confianza a través de los hechos, de la intención de jugar con lo que siento y a partir de ahí ir creciendo”, sentenció Pizarro en una entrevista cuando tomó el cargo. Hasta ahora, luce cerca de cumplirlo.
Cortesía de El Economista
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