Guillermo del Toro reimagina a Frankenstein con una mirada emocional


Tras años de espera, Guillermo del Toro finalmente cumple uno de sus sueños más grandes: llevar su propia versión de Frankenstein a la pantalla. La película, que llegará a Netflix este noviembre y se estrenará mundialmente en el Festival de Cine de Venecia —que se celebrará del 27 de agosto al 6 de septiembre—, representa mucho más que una adaptación del clásico gótico de Mary Shelley. Es, según el propio cineasta tapatío, una historia profundamente personal que entrelaza la monstruosidad con la humanidad, y la creación con la pérdida.

Las primeras imágenes oficiales, reveladas por Vanity Fair, dejan entrever la estética oscura, detallista y profundamente melancólica que caracteriza a Del Toro. Jacob Elordi, en el papel de la criatura, aparece con una máscara que cubre parcialmente su rostro, cicatrices visibles y una presencia física enigmática. El maquillaje protésico, supervisado por Mike Hill, se inspira en el arte japonés del kintsugi, que celebra las cicatrices y roturas como elementos de belleza y fortaleza.

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“El mayor homenaje que puedes esperar como padre es que tus hijos vengan a ti y te digan: Tengo este problema. Te necesito”, reflexiona Del Toro en la entrevista con Vanity Fair. “Hay ciertas películas que no podría haber hecho si no hubiera sido padre”. Así como Pinocho hablaba del amor incondicional, Frankenstein ahonda en los dilemas de la creación, el abandono y la búsqueda desesperada de sentido.

El director no sólo firma la dirección de la cinta, sino también su guion, con la colaboración en la producción de Gary Ungar y J. Miles Dale —quienes han trabajado previamente con él en La forma del agua y Pinocho—. La música corre a cargo de Alexandre Desplat, y la fotografía, de Dan Laustsen.

Jacob Elordi, reconocido por su trabajo en Euphoria y The Kissing Booth, asumió el papel tras la salida de Andrew Garfield por conflictos de agenda. La elección de Elordi fue casi providencial. “Fue como si Jacob fuera el actor perfecto para la criatura”, aseguró Del Toro. “Tenemos una conexión sobrenaturalmente buena. Pocas palabras. Pocas indicaciones. Y él lo hace”.

Elordi, por su parte, se sumergió en la historia del personaje, a pesar de sus dudas iniciales. “Al principio pensé: ‘Me mantendré alejado de esto. Quiero hacer lo mío’”, recordó. “Y luego le pregunté a Guillermo: ‘¿Debería ver los otros Frankenstein?’ Me respondió: ‘¿Qué demonios quieres decir? Es una película, no te puede hacer ningún daño’”.

 ESPECIAL / @NetflixLAT
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El resultado de ese proceso es una criatura profundamente emocional, alejada del cliché del monstruo meramente aterrador. Para Del Toro, la comparación más significativa es con su propio Pinocho. 

“Es la idea de una persona que pasa de ser un bebé a un ser humano en un corto período de tiempo y está expuesta a todo: frío, calor, violencia, amor, pérdida. Y luego acude a su creador y le pregunta: ‘¿Por qué? ¿Por qué me pusiste aquí?’”.

A pesar de la naturaleza trágica del relato original, el director mexicano insiste en que su Frankenstein no es una película de terror. “Alguien me preguntó el otro día: ‘¿Tiene escenas realmente aterradoras?’ Por primera vez, lo consideré. Es una historia emotiva para mí. Es tan personal como cualquier otra”, explicó. “No estoy haciendo una película de terror, jamás. No pretendo hacer eso”.

Mia Goth, quien interpreta a Elizabeth Lavenza, también subraya el enfoque íntimo de la película. “Es una obra oscura, dramática, con toques mexicanos, pero centrada principalmente en los personajes”.

La historia sigue a Víctor Frankenstein —interpretado por Oscar Isaac—, un joven científico que desafía los límites de la vida al crear un ser humano a partir de restos. Lo que parecía un logro apoteósico se transforma rápidamente en una pesadilla moral. El reparto también incluye a Christoph Waltz como Harlander, un comerciante de armas; Ralph Ineson como el Profesor Krempe; y Felix Kammerer como William, hermano de Víctor. Charles Dance, Christian Convery y David Bradley completan el elenco.

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Del Toro no oculta su devoción por los íconos que moldearon su sensibilidad artística. “Mary Shelley, Bernie Wrightson y Karloff son tan importantes para mí como mi padre y mi madre. Ellos me dieron vida, y punto”. Sin embargo, insiste en que esta versión no es un homenaje literal. “No estamos representando a Karloff, ni a Bernie, ni a Mary”, señala. “Simplemente, estamos celebrando una misa hermosa. La iglesia no la construimos nosotros, pero estamos dando un sermón grandioso, apasionado y conmovedor“, enfatiza para la revista.

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AO

Cortesía de El Informador



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