Guillermo Francella está teniendo un 2025 de lo más movido en el ámbito laboral. Terminó de grabar la nueva temporada de El encargado, en la que compone a Eliseo, precisamente el encargado de un edificio en la serie creada por Mariano Cohn y Gastón Duprat. Y con ellos ha filmado Homo Argentum, que va a estrenarse en cines el jueves 14 de agosto.
También tiene otra película por estrenar, una que rodó en España, Playa de lobos, una comedia de Javier Veiga que tuvo su première mundial en Málaga, en marzo, y que se estrenará en su país de origen en octubre.
Y fue en el marco de una extensa entrevista exclusiva con Clarín, surgida a partir del inminente estreno de Homo Argentum, que publicaremos en breve, que Francella reveló cuáles serán sus planes para el año que viene.
Todo surgió de su recuerdo de la última vez que estuvo sobre un escenario: fue en el Gran Rex, con la puesta de Casados con hijos, una obra que retomaba los personajes de la sitcom de televisión, que él también había dirigido.
“Cuando vi a gente con los ojitos vidriosos en la platea, me dije ¡guau!, qué hermoso lo que pasó, esa salida con clima mundialista…”, decía Francella.
-Y al teatro, con tanto trabajo en cine, ¿no pensás volver? ¿No tenés algún proyecto?
-Sí. El próximo año.
-¿Qué vas a hacer?
–Desde el jardín.
-¿Dónde?
-¿Dónde? En el Metropolitan -allí estuvo con Adrián Suar haciendo Dos pícaros sinvergüenzas, en 2014-. Estoy muy entusiasmado, sí. Estoy ahora pensando en el elenco que me va a acompañar, y…

-¿Vos vas a dirigir la puesta, también?
-No, no. Participé mucho de todo, pero no, no, esta vez no. Quiero estar muy metido en el protagónico, porque es comedia, pero es una cosa muy, muy emotiva, muy profunda.
-¿Habías visto la película en su momento?
-Seeeeeeeeeeeeeeeee. Soy fanático.
-¿De Peter Sellers, o de la película?
-De ambos. De ambos. Peter Sellers, para mí… Si me preguntás ¿cuál fue tu mayor influencia, o a quién amabas? Para mí, mi vida fue la época dorada del cine italiano. O sea, el Neorrealismo, ¿no? Sordi, Gassman, Manfredi, Tognazzi, Marcello (Mastroianni), directores como Dino Risi, Ettore Scola…
-Monicelli…
-Monicelli, De Sica, todos ellos. Fellini… Fueron un impacto. Y, con un contraste, en lo interpretativo, mucho más austero, que era Peter Sellers.
-¿Y de Hollywood?
-Y, de los americanos, Gene Wilder, por ejemplo, El joven Frankenstein, que la hice en teatro, y que fue también uno de mis sueños. Así que, acá estoy, cumpliendo sueños.
-¿Y hacer “Desde el jardín” en teatro fue una idea tuya, o una propuesta que alguien te acercó?
-Sí, sí, mía. Como Homo Argentum también.
La película con Peter Sellers

La película a la que hace referencia Francella fue dirigida por Hal Ashby, quien en los años ‘70 se despachó como realizador de clásicos como Enséñame a vivir, El último deber, con Jack Nicholson, Shampoo, con Warren Beatty, la candidata al Oscar Regreso sin gloria, con Jane Fonda y Jon Voight y precisamente Desde el jardín, que tuvo dos nominaciones al Oscar, al mejor actor protagónico, para Peter Sellers (se lo llevó Dustin Hoffman, por Kramer vs. Kramer), y al mejor actor de reparto, para Melvyn Douglas, que lo ganaría.
Sellers, conocido por interpretar al Inspector Jacques Clouseau en la saga de La Pantera Rosa, por La fiesta inolvidable y por Doctor Insólito, de Stanley Kubrick, por cuyo papel también había sido candidato al premio de la Academia de Hollywood, moriría pocos meses después de aquella ceremonia del Oscar. Tenía 54 años.
La novela de Jerzy Kosinski
La película Desde el jardín se basaba en la novela Being There, que el polaco Jerzy Kosinski había publicado en 1971. Con tono satírico, y ambientada en los Estados Unidos, se centra en Chance, un simple jardinero con un trastorno mental, muy probable dentro del espectro del autismo, que se convierte de la nada en un comentarista político.
Chance se ve obligado a salir de la casa en Washington, D.C. donde desde siempre se dedicaba al cuidado de su jardín por el fallecimiento del dueño del lugar. Su madre, que también sufría una discapacidad intelectual, había muerto en su parto. Chance nunca asistió a una escuela ni pisó un hospital. No hay registros de él, nunca cobró un dólar ni había tenido posibilidad de interactuar con el mundo exterior, y su contacto con él es solamente a través de la pantalla de la televisión.
Cuando el dueño de la casa muere, los abogados le dicen que debe abandonarla. Y es así que es atropellado en plena calle por la limusina de Benjamin Rand (Melvyn Douglas en el filme), un ejecutivo jubilado que sufre una enfermedad terminal. La esposa de Rand, Elizabeth Eve (Shirley MacLaine), que era mucho más joven y que era quien viajaba en la limusina en el momento del atropellamiento, lo lleva a recuperarse en la mansión que tienen.
Los malentendidos empiezan a sumarse una tras otro, cuando Chance le dice que es jardinero, y Elizabeth entiende que ése es su apellido (Gardiner).
Ingenuo, muchas de las respuestas que da a las preguntas que le hacen son entendidas como si se tratara de un oráculo, siempre tomando como referencia a lo que conoce: el cuidado del jardín. La escena en la que se encuentra con el presidente de los Estados Unidos (Jack Warden) en la casa y habla de las estaciones del año, es comprendida como una metáfora de los vaivenes de la Economía (“en primavera se crecerá”, dice Gardiner).
Burt Lancaster fue la primera opción de Ashby para el papel de Ben Rand, lo mismo que Laurence Olivier, quien prefirió rechazarlo debido a la escena de la masturbación.
El final ambiguo del filme fue otro de los tópicos acerca de Desde el jardín, lo mismo que la famosa frase “Me gusta mirar”, que se ha convertido en una representación icónica de la visión distante de Chance sobre la vida. Tal vez, en un año verlo a Guillermo Francella como Chance Gardiner nos ofrezca más pistas.
Cortesía de Clarín
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