Hallados restos del “queso más antiguo del mundo” en unas momias chinas de 3.600 años

Esta historia comienza hace más de cincuenta años, cuando un equipo de arqueólogos se dispuso a estudiar un grupo de momias halladas en el cementerio de Xiaohe, en China. Los primeros análisis desvelaron que los cadáveres allí enterrados tenían aproximadamente 3.600 años de antigüedad y, para sorpresa de todos, sus cabezas parecían estar envueltas con unos collares llenos de una extraña sustancia blanquecina. Durante años, se especuló sobre qué podía ser ese producto, cuál era su relación con los rituales funerarios y, sobre todo, qué podía contar todo aquello sobre la sociedad en la que vivieron estas personas.

Ahora, según publica la revista científica Cell Press, un nuevo estudio ha conseguido por fin desvelar ese misterio: se trata de las trazas de queso más antiguas descubiertas hasta la fecha. “Es el queso más antiguo del mundo“, afirman los investigadores responsables del estudio.

Los expertos afirman que estamos ante las muestras de queso más antiguas jamás halladas

El descubrimiento ha sido posible gracias a un análisis en el que se han empleado tecnologías de última generación para estudiar ADN antiguo (similar, por ejemplo, a las que se están utilizando para reconstruir la historia de poblaciones extintas o reconstruir los genes de especies que vivieron hace millones de años). En este caso, los investigadores recogieron diversas muestras de esta misteriosa sustancia blanquecina de diversas tumbas del cementerio. Posteriormente, los expertos extrajeron material genético, específicamente ADN mitocondrial, y lo analizaron para determinar su naturaleza exacta. Los resultados mostraron que se trataba de fragmentos de queso elaborado con leche de vaca y cabra, lo que coincide de lleno con las técnicas tradicionales utilizadas en algunas regiones para producir productos lácteos.

Pero eso no es todo. Gracias a esta nueva ronda de análisis genéticos, los investigadores lograron determinar incluso el tipo de queso que se había elaborado. “Era un producto similar al kéfir“, explica el equipo dirigido por la investigadora Qiaomei Fu, de la Academia China de Ciencias (CAS). Asimismo, tirando de este mismo hilo, también se pudieron identificar las bacterias específicas empleadas en la producción de este queso. En este sentido, los expertos afirman que este hallazgo demuestra que este producto lleva siglos consumiéndose en distintas partes del mundo y, de hecho, que se trata de algo que forma parte de la cultura china desde al menos la Edad de Bronce.

Queso más allá de la muerte

Llegados a este punto de la historia, quizás se pregunten ustedes por qué hace 3.600 años unas personas pidieron ser enterradas con trozos de queso para el resto de la eternidad. ¿Acaso eran aficionadas al kéfir? ¿Se trataba de un producto preciado para demostrar riqueza? ¿O formaba parte de un ritual funerario de la época? Sobre esta cuestión, los investigadores mantienen todas las hipótesis abiertas. Sobre todo porque estamos ante la primera confirmación directa del uso de este producto durante los procesos funerarios de la Edad de Bronce. Y porque, al menos por ahora, no disponemos más contexto sobre la extensión de esta práctica.

Los investigadores aún no saben si este queso formaba parte de un ritual funerario o si se trata de una práctica puntual

Tirando del hilo de alimentos utilizados en rituales funerario, hace tan solo unos meses también se desveló la curiosa historia del vino más antiguo del mundo, de 2.000 años de antiguedad, hallado en una urna funeraria cerca de Sevilla. Un análisis liderado por investigadores españoles desveló que se trataba de un vino blanco elaborado durante la época romana con uvas cultivadas en las tierras de Montilla-Moriles, Jerez o Sanlúcar y que se había conservado durante milenios en una urna de vino junto a los restos de un hombre. En ese caso, los arqueólogos determinaron que el vino formaba parte del ritual funerario y que, además, podría ser una muestra del poder adquisitivo y del status social de la persona allí enterrada

Cortesía de El Periodico



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