Hallan el torso perdido de esta rara estatua de Buda 98 años después de encontrar la cabeza: fue descubierta en 1927 y ahora pueden recomponerla casi por completo

Durante décadas, una enigmática cabeza de Buda descansó en el Museo Nacional de Phnom Penh. Había sido hallada en 1927 en el célebre templo de Ta Prohm, dentro del complejo de Angkor, y desde entonces permanecía sola, conservada como un fragmento valioso pero incompleto. Nadie sabía con certeza dónde se encontraba su cuerpo. La pregunta quedó sin respuesta durante casi un siglo… hasta ahora.

En febrero de 2025, arqueólogos camboyanos e indios, trabajando en una nueva fase de excavaciones en Ta Prohm, dieron con lo inesperado: el torso de una estatua de Buda, adornado con joyas, túnica y velo, en el inconfundible estilo Bayón. Lo hallaron apenas a 50 metros del lugar donde fue descubierta la cabeza en la época colonial francesa. Tras unir las piezas digitalmente, confirmaron lo que parecía imposible: pertenecían a la misma figura. Un reencuentro que ha tardado casi cien años y que podría cambiar la manera en que se cuenta la historia artística del Angkor.

Una pieza maestra en ruinas legendarias

El templo de Ta Prohm es una de las joyas arqueológicas más conocidas del sudeste asiático. Construido en el siglo XII por el rey Jayavarman VII, este santuario budista fue dedicado a la madre del monarca en el apogeo del Imperio jemer. Hoy, la imagen más reconocible del templo es su arquitectura invadida por la jungla: raíces gigantes abrazando muros de piedra, una estampa de ruina romántica que se convirtió en icono tras aparecer en la película Tomb Raider.

Pero más allá del atractivo visual, Ta Prohm guarda secretos mucho más antiguos. Su tercera galería, al noreste del recinto, fue el escenario de este último hallazgo. Durante la segunda fase de excavaciones organizadas por la Autoridad Nacional APSARA junto al Servicio Arqueológico de la India (ASI), los arqueólogos localizaron 29 fragmentos escultóricos, entre ellos un torso de Buda finamente trabajado.

La figura, de 1,16 metros de altura y hombros de 56 cm de ancho, está esculpida en piedra y representa a Buda en una pose serena, con la mano izquierda apoyada sobre el pecho, un gesto raro en el arte jemer. Faltaban la cabeza, el pie derecho y la mano derecha. O al menos, eso parecía al principio.

Al cuerpo de la estatua le faltan la cabeza, los pies y la mano derecha
Al cuerpo de la estatua le faltan la cabeza, los pies y la mano derecha. Foto: APSARA National Authority

Reunir el rompecabezas de un Buda milenario

En realidad, dos de esas partes ya habían sido halladas en 2024, durante la primera fase de excavaciones: un fragmento correspondiente al pie y otro a la mano. Y la cabeza, como ya se sabía, llevaba casi un siglo conservada en Phnom Penh. Una vez identificado el torso, el equipo comparó digitalmente todas las piezas. Los escaneos confirmaron que los elementos encajaban con una precisión sorprendente.

Este hallazgo no es solamente una anécdota arqueológica. Es una oportunidad única para reconstituir, casi por completo, una estatua jemer de la época dorada de Angkor. Tan solo falta por localizar la mano derecha para completar la imagen. El resto —la cabeza, el torso, el pie, la otra mano— ya está en manos de los especialistas, literalmente.

El cuerpo fue registrado oficialmente con el número N°294. La mano, con el N°292. El pie, con el N°168. Y la cabeza figura bajo la catalogación DCA.6883-N139 desde 1927. Piezas separadas que ahora, por fin, pueden contarse una historia común.

Recreación digital de la estatua para visualizar su forma original
Recreación digital de la estatua para visualizar su forma original. Fuente: APSARA National Authority

Un símbolo de la espiritualidad de Angkor

La estatua pertenece al estilo Bayón, característico del siglo XII, en pleno auge del budismo mahāyāna como religión estatal del Imperio jemer. Esta corriente budista, que promueve la compasión universal y el camino del bodhisattva, tuvo una fuerte influencia en la escultura religiosa de la época. Las representaciones de Buda del período muestran serenidad, majestuosidad y una clara intención devocional.

La peculiaridad de esta estatua es precisamente su gesto con la mano izquierda sobre el pecho, algo poco común en la iconografía de la región. Junto a sus adornos, túnica y velo, la figura destaca como una obra singular en el corpus escultórico de Angkor.

Este tipo de representaciones servía tanto para la devoción como para reforzar la legitimidad del rey, quien se identificaba simbólicamente con el Buda en muchos aspectos. Reconstruir esta estatua no es solo restaurar una pieza de museo: es revivir una imagen de poder, fe y cultura.

A pesar de carecer de cabeza y pies, la estatua alcanza casi 1,20 metros de altura
A pesar de carecer de cabeza y pies, la estatua alcanza casi 1,20 metros de altura. Foto: APSARA National Authority / Christian Pérez (composición)

Restaurar la historia fragmentada

La iniciativa actual, encabezada por la Autoridad Nacional APSARA, no se limita a la excavación. El objetivo es reordenar y preservar los numerosos objetos de arte esparcidos por todo el recinto de Ta Prohm. Durante siglos, muchas esculturas fueron derribadas, saqueadas o dispersadas, perdiendo su contexto original. Algunas acabaron en colecciones extranjeras. Otras, como en este caso, permanecieron olvidadas en depósitos o museos, esperando el momento en que pudieran ser reconocidas como parte de un todo.

En este sentido, el reencuentro entre la cabeza y el cuerpo del Buda hallado en Ta Prohm es un acto profundamente simbólico. No solo es una reconstrucción física. Es también una metáfora de la recuperación de la memoria histórica camboyana, fragmentada durante años por conflictos, saqueos y silencios.

Según informan los responsables de la excavación, el equipo planea solicitar la autorización del Ministerio de Cultura y Bellas Artes de Camboya para restaurar y exhibir la estatua completa en el Museo Nacional. La imagen restaurada se convertiría en una de las piezas más emblemáticas del arte jemer y un testimonio de cómo la arqueología sigue escribiendo —y reescribiendo— la historia, pieza por pieza.

Cortesía de Muy Interesante



Dejanos un comentario: