En lo profundo de los sedimentos del Parque Nacional Djebel Chambi, en el oeste de Túnez, un equipo internacional de paleontólogos ha desenterrado los restos de un reptil que podría reescribir nuestra comprensión de los antiguos ecosistemas africanos. Se trata de Terastiodontosaurus marcelosanchezi, una nueva especie de lagarto gusano que, con más de 90 cm de largo, se convierte en la mayor anfisbena conocida en la historia hasta el momento, según un artículo publicado recientemente en el Zoological Journal of the Linnean Society.
Los anfisbenios, conocidos comúnmente como “lagartos gusano”, son criaturas fascinantes y misteriosas. Aunque hoy en día la mayoría de ellos son pequeños y habitan bajo tierra, Terastiodontosaurus marcelosanchezi rompe este molde con su tamaño descomunal y su singular estilo de vida, que lo colocaría más cerca de la superficie que de los túneles oscuros donde suelen habitar sus parientes modernos.
Un gigante en un mundo cálido
La época en que vivió este reptil, el Eoceno, estuvo marcada por temperaturas globales más altas que las actuales. Según los investigadores, este clima pudo haber favorecido el crecimiento de reptiles de gran tamaño, incluyendo a Terastiodontosaurus. De acuerdo a los autores del estudio, si los lagartos gusano podían crecer tanto como las serpientes, esta especie sería comparable a la Titanoboa en términos relativos.
Con un cráneo que superaba los 5 cm de largo y un cuerpo robusto, este lagarto gusano presentaba adaptaciones únicas para la caza en superficie. Entre sus características más impresionantes destacan sus potentes mandíbulas y su esmalte dental grueso, que le permitían triturar con facilidad las conchas de los caracoles, uno de los elementos principales de su dieta. Estas adaptaciones lo convierten en un depredador especializado dentro de su ecosistema.
Un descubrimiento excepcional
Los fósiles de Terastiodontosaurus marcelosanchezi fueron encontrados en la localidad de Chambi-1, un depósito fosilífero en el Parque Nacional Djebel Chambi. Este yacimiento, formado por sedimentos fluvio-lacustres, ha sido una fuente invaluable de hallazgos paleontológicos. Además de este reptil gigante, en el área se han desenterrado fósiles de peces, tortugas, cocodrilos, aves y una variedad de mamíferos, lo que sugiere un ecosistema rico y diverso.
El nombre de la especie rinde homenaje al paleontólogo Marcelo Sánchez-Villagra, director del Instituto de Paleontología de la Universidad de Zúrich, en reconocimiento a sus contribuciones a la biología evolutiva y paleontología.
Un anfisbenio fuera de lo común
Aunque los anfisbenios modernos son principalmente subterráneos y de tamaño reducido, Terastiodontosaurus desafía estas expectativas. Según el autor principal del estudio, Georgios Georgalis, del Instituto de Sistemas y Evolución de Animales de la Academia Polaca de Ciencias, sus características físicas indican que probablemente pasaba gran parte de su tiempo en la superficie, algo muy poco común en los lagartos gusano”.
De hecho, su tamaño y la robustez de su esqueleto habrían hecho poco práctico un estilo de vida completamente subterráneo. En su lugar, los investigadores creen que este reptil gigante utilizaba su fuerza y su adaptabilidad para cazar caracoles y otras presas pequeñas en la superficie, probablemente aprovechando áreas húmedas o cercanas a fuentes de agua.
El descubrimiento de Terastiodontosaurus no solo amplía el registro fósil de los anfisbenios, sino que también arroja luz sobre la evolución de los trogonófidos, una familia específica de estos reptiles a la que pertenece esta especie. Los trogonófidos modernos, que incluyen géneros como Trogonophis y Diplometopon, se caracterizan por su dentición acrodonta (dientes fusionados a la mandíbula), una particularidad que comparte con Terastiodontosaurus. Esta característica dental, junto con otras adaptaciones únicas, refuerza la posición de esta especie como un miembro clave en la historia evolutiva de los anfisbenios.
Además, el hallazgo representa solo la quinta especie extinta de anfisbenio nombrada en África, subrayando lo fragmentado que es el registro fósil del continente en comparación con otras regiones como Europa y América del Norte.
Implicaciones para la paleontología africana
El estudio de Terastiodontosaurus marcelosanchezi no solo resalta la riqueza del patrimonio paleontológico de África, sino que también abre nuevas preguntas sobre la biogeografía y la ecología de los reptiles durante el Eoceno. ¿Qué otros gigantes desconocidos podrían estar enterrados bajo los sedimentos del continente?
Para los paleontólogos, este descubrimiento es un recordatorio del papel fundamental que juegan los fósiles en la reconstrucción de los ecosistemas del pasado. Como concluyen los autores del estudio, Terastiodontosaurus marcelosanchezi representa una contribución sustancial al registro fósil de los anfisbenios africanos y subraya la importancia de continuar explorando los depósitos fósiles del continente.
En definitiva, este reptil gigante es más que un fósil: es una ventana a un mundo perdido donde los lagartos gusano reinaban en la superficie y desafiaban las expectativas de su tiempo.
Referencias:
- Georgios L Georgalis, Krister T Smith, Laurent Marivaux, Anthony Herrel, El Mabrouk Essid, Hayet Khayati Ammar, Wissem Marzougui, Rim Temani, Rodolphe Tabuce, The world’s largest worm lizard: a new giant trogonophid (Squamata: Amphisbaenia) with extreme dental adaptations from the Eocene of Chambi, Tunisia, Zoological Journal of the Linnean Society, Volume 202, Issue 3, November 2024, zlae133, doi: 10.1093/zoolinnean/zlae133
Cortesía de Muy Interesante
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